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sábado, 10 de mayo de 2008

No se puede ser católico y apoyar a candidatos abortistas - VHI

Existe una muy difundida falta de conocimiento respecto de la postura que deben asumir los votantes católicos, y de hecho, cualquier votante, frente a candidatos abortistas, cualquiera que sea el puesto político que aspiran ocupar o mantener. Se trata de una falta de conocimiento acerca de la doctrina social de la Iglesia Católica (DSI) sobre la responsabilidad cívica de los católicos e, incluso, de cualquier ciudadano de cualquier país, ya que se trata de principios de la ley moral natural y universal.
Por otro lado, esta falta de información también manifiesta la displicencia con que muchos católicos se desentienden de los temas del aborto y de otros ataques contra la vida humana no nacida, como lo es la experimentación con embriones humanos. Para no caer en juicios del foro interno, debemos aclarar que es muy posible que esa displicencia se deba también a la gran ignorancia que padecen muchos católicos, no sólo respecto de la DSI, sino también de la realidad política y social en torno al aborto y otros ataques contra la vida de los niños por nacer.
En cuanto a la primera dimensión de este gravísimo problema, la DSI enseña con toda claridad que el derecho a la vida de los inocentes debe ser defendido más que ningún otro. El motivo de esta prioridad se debe a que, como también enseña la DSI, el derecho a la vida es el más fundamental de todos los derechos, la base y condición de todos ellos. La vida corporal no es el valor más elevado que existe. Evidentemente, la vida espiritual constituye un valor superior. Sin embargo, reiteramos, siguiendo a la DSI, que la base natural de esa vida espiritual es la vida corporal [1]. Para decirlo de forma más simple: si usted está muerto, ha perdido en esta vida todos sus derechos, excepto a que lo entierren dignamente.
Muchos objetan a esta enseñanza diciendo que no podemos basar nuestra elección en un solo tema. Ello es cierto. Pero no estamos hablando de exclusión, sino de prioridad. Hay una jerarquía de valores a la hora de considerar a quién elegir para que dirija los destinos de una nación: primero la vida, luego el matrimonio (entre un hombre y una mujer), después la familia, luego la justicia social, etc. En muchas ocasiones votar correctamente no es fácil. Pero el tener en cuenta esta jerarquía de valores ayuda mucho. También ayuda mucho el tener en cuenta que tenemos que votar por el candidato que más se acerque a los valores objetivos. Si dos candidatos son proaborto, evidentemente hay que votar por el menos proaborto.
En cuanto a la segunda dimensión de este gravísimo problema, hay que tener en cuenta los siguientes datos:
-- Los niños y las niñas que no han nacido, además de ser inocentes, son los seres más indefensos que existen. Hay otros segmentos de la población que sufren injusticia, y debemos defenderlos a ellos también. Pero al menos, esas otras personas cuentan, limitada pero realmente, con el apoyo de ciertas leyes y de ciertos medios de comunicación que los defienden. Pero las criaturas no nacidas ni siquiera cuentan con las leyes de muchos países para su protección. Es más, dichas leyes, en muchos casos, les son totalmente contrarias. Por ejemplo, en EEUU, el aborto a petición es legal hasta el noveno mes del embarazo. Además, los medios seculares de comunicación o son proaborto o son totalmente “neutrales” ante la tragedia del aborto. Sin embargo, esos mismos medios no despliegan esa cobarde “neutralidad” cuando se trata de otros temas, ciertamente importantes, como la pobreza y la injusticia social.
-- En ninguna guerra de la historia se ha matado a tantas personas inocentes como en la guerra del aborto. Usando de nuevo el caso de EEUU, tenemos que en ese país, cada año se practican más de un millón de abortos quirúrgicos. Esa aterradora cifra no incluye los millones más de abortos químicos que causan los anticonceptivos, como la píldora (incluyendo la píldora “del día siguiente”), el dispositivo intrauterino, los implantes (como el Norplant) y los inyectables (como la Depo-Provera). La cifra mundial anual oscila entre los 37 y los 53 millones de abortos quirúrgicos.
Algunas personas objetan a estos datos diciendo que es muy poco lo que un presidente puede hacer respecto del aborto. Las personas que piensan así se equivocan rotundamente. Sigamos con el caso de EEUU, para ilustrar nuestra respuesta a esta falaz objeción. El Presidente de EEUU no sólo puede hacer mucho para contrarrestar el abominable crimen del aborto en EEUU, sino también fuera de EEUU. Por falta de espacio nos limitamos a sólo algunas indicaciones:
-- El Presidente de EEUU tiene la capacidad de proponer o apoyar leyes provida. Por ejemplo, puede promover o firmar un proyecto de ley que haya sido aprobado en el Congreso, que contenga una enmienda a la Constitución que defienda incondicionalmente la vida desde la concepción en adelante.
-- El Presidente de EEUU tiene la capacidad de nombrar magistrados provida al Tribunal Supremo, quienes podrán anular las sentencias proaborto anteriormente dictaminadas por ese tribunal. Se sabe que las sentencias emitidas por este tribunal, el más alto de la nación, están por encima del resto de las leyes del país.
-- El Presidente de EEUU tiene la capacidad de mantener la actual ley de ese país que les prohíbe a las organizaciones internacionales recibir dinero de los contribuyentes, para practicar o promover el aborto fuera de EEUU, incluyendo los países de América Latina.
Evidentemente este gravísimo problema de católicos despistados que votan por candidatos abortistas o que, incluso, les dan impulso a sus campañas, necesita de soluciones urgentes, además de la siempre necesaria oración. La primera de esas soluciones es la prédica frecuente, con caridad y firmeza al mismo tiempo, desde el púlpito y desde cualquier otra instancia, por parte de ministros ordenados, de católicos consagrados y de católicos laicos, acerca del carácter abominable del aborto, de la misericordia de Dios hacia los que han caído en este grave pecado pero se han arrepentido y se han confesado, y de que ningún católico (ni ninguna otra persona) debe votar por candidatos proaborto.
Nota:
[1]. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre el aborto provocado, no. 11, 1974. Consúltela en el portal de VHI, http://www.vidahumana.org, en el siguiente enlace: http://www.vidahumana.org/vidafam/iglesia/aborto.html. Para consultar los demás documentos de la Iglesia sobre este tema, ingrese a la sección del portal de VHI, donde también se encuentra el documento citado y que se encuentra en: http://www.vidahumana.org/vidafam/iglesia/ensen_aborto_index.html.

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