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lunes, 26 de octubre de 2009

Argentina: El homicidio prenatal y los nuevos abortistas (II) - VHI


Por Dr. Oscar BottaPediatra y Especialista en Salud Pública - Presidente y Fundador Acción por la Vida y la Familia, accionporlavidaylafamilia@infovia.com.ar , Organización afiliada a VHI en Argentina
Pareciera que la sociedad extiende la matrícula a un profesional de la muerte. Si hay que considerar al médico como guardián por excelencia de la vida humana, debemos reconocer que la “sociedad del desarrollo” se encuentra al borde de una  peligrosa revolución. Todas las personas tienen derecho a una información completa y verdadera en lo que atañe a su salud, más aun cuando de su ausencia se pueden derivar perjuicios en otras personas. La forma más inmediata de faltar a la verdad es la mentira y esta a su vez una de las formas más claras de manipulación. Dentro de este concepto, integrar por ejemplo, la moderna “planificación familiar” con los  “servicios de salud” o programas de salud, constituye una forma de eliminar cualquier tipo de sospecha de la población general. Se les habla de “educación” pero como un modo de alcanzar índices más bajos de natalidad y no como un derecho cultural de la población.
En el caso de los fármacos anticonceptivos, está sobradamente probado que son todos abortivos y matan al nuevo ser humano que se inicia, son comercializadas por los nuevos abortistas: los laboratorios. Y ni hablar de la píldora del día después. Se ha recurrido frecuentemente al uso de eufemismos, dando lugar a un equívoco de la terminología farmacológica y clínica. La píldora del día después (PDD) es un compuesto químico sintético derivado de la 19-nortestosterona, la cual deriva de la hormona masculina testosterona. Este origen hace que tenga una acción dual, es por un lado similar a la hormona femenina progesterona y por otro lado tiene efectos masculinizantes que antagonizan la acción de las hormonas femeninas. Es por este mecanismo un potente abortivo.
Cuando estudiamos el camino seguido en la promoción de los anticonceptivos hormonales y mecánicos, podemos observar como la ocultación de datos y las omisiones premeditadas son un factor constante en dicho proceso. En este supuesto del término anticonceptivo, nos hallamos ante sustancias que si adoptamos la tradicional definición del término “medicamento”, no puede ser incluida en esta categoría. Es como hacen hoy día algunos estafadores que venden productos denominados afrodisíacos, pero que causan problemas a la salud. Pero la ANMAT no investiga por qué estos productos están catalogados como “productos suntuarios o de tocador. La mentira, base del movimiento anticonceptivo-abortivo, es pretender que el hombre y la mujer sean los árbitros de cuándo debe comenzar una nueva vida humana y si debe comenzar. Las investigaciones recientes  hechas en biología molecular de los efectos de los mal llamados anticonceptivos han aclarado y confirmado que impiden la implantación, alterando las moléculas de adhesión a las células, llamadas integrinas, receptores químicos cruciales para la receptividad uterina del ser humano recientemente concebido.
Hace unos años atrás los laboratorios productores de anticonceptivos, los nuevos abortistas, pedían una ley para reactivar su sector apoyando de esta manera la ley de “salud reproductiva” a un mes de ser sancionada, ley que no tiene nada de salud y menos de reproducción. Adujeron para eso que ese proyecto de ley acompañado de lo que ellos mal llaman campañas de prevención, reduciría el  aborto, cuando en realidad lo incrementa de una forma alarmante. Pero lo más importante para ellos era la reactivación del sector tanto en la producción como en el consumo.
La plaga de este holocausto prenatal es mucho más devastadora que lo que la mayoría de nosotros piensa. Ya se ha demostrado que la anticoncepción no sólo es una práctica egoísta que conduce al aborto porque cambia la mentalidad en la mujer y en el hombre, sino que son fármacos y dispositivos homicidas hasta tal punto que son más letales que los métodos quirúrgicos para asesinar a los niños o niñas no nacidos.
Ahora, de la adecuada información al paciente o a la usuaria nadie habla. Los potentes esteroides que contienen los mal llamados anticonceptivos afectan a todos los órganos vitales de la consumidora de una manera u otra. Si ésta concibe y no aborta químicamente, todos los órganos del niño o niña por nacer, son también afectados, especialmente en los tres primeros meses del embarazo, que es cuando ocurre la diferenciación u organogénesis.  

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