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sábado, 6 de marzo de 2010

Estados Unidos: Aborto y raza, un problema complicado - Por Carl Anderson

El 40% de los abortos se producen en mujeres negras
NEW HAVEN, miércoles 3 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Habiendo trabajado durante casi una década como miembro de la Comisión sobre Derechos Civiles de Estados Unidos, sé que hay algunos temas controvertidos en la sociedad estadounidense como aquellos que tocan a las relaciones raciales.
No obstante, un artículo aparecido este fin de semana en el New York Times – titulado To Court Blacks, Foes of Abortion Make Racial Case – es digno de consideración.
Si entrar en la controversia relativa a la bien documentada filosofía eugenésica de Margaret Sanger (fundadora de Planned Parenthood), o el debate sobre si los afroamericanos son o no actualmente objetivo de los proveedores del aborto, permanecen varios hechos preocupantes.
En primer lugar, como señala el New York Times, las mujeres negras registran el 40% de los abortos en Estados Unidos, aunque son sólo el 13% de la población.
Independientemente de la causa de este alto índice, el aborto es una tragedia especialmente a gran escala para los afroamericanos. No hay ganadores en el aborto. Están sólo los muertos y heridos. Y todos los implicados necesitan ser abrazados con compasión y amor.
A quienes en la comunidad negra están más en riesgo de aborto, se les deben ofrecer alternativas concretas. A quienes han experimentado un aborto, se les debe ofrecer el mensaje de curación y esperanza.
Mientras tratamos de construir un apoyo de compasión, deberíamos también recordar la última encíclica de Benedicto XVI Caridad en la Verdad. Y como parte de nuestra caridad debemos afrontar las falsedades que conducen a millones a aceptar las injusticias como necesidades sociales, y decidir permitir a la verdad guiar nuestra caridad, y permitir a nuestra caridad ser el portavoz de la verdad.
El mes pasado, Estados Unidos celebró el Mes de la Historia Negra. Lamentablemente, hay paralelos legales entre la horrible herencia en Estados Unidos de la denegación de los derechos de las personas negras –y su trato como menos que humanos- y el actual limbo de derechos legales de los no nacidos en este país.
En primer lugar, ambos, los no nacidos y la comunidad negra, han sido víctimas de terrible jurisprudencia. De hecho, las decisiones del Tribunal Supremo que facilitaron acceso sin restricción al aborto (Roe versus Wade) y establecieron el principio segregacionista de “separados pero iguales” (Plessy versus Ferguson) se basaron ambas en falsedades.
En Plessy versus Ferguson, la opinión mayoritaria afirmaba que la segregación podía de hecho permitir igual trato de los negros y blancos estadounidenses. En opinión del tribunal, los negros estadounidenses que vieron esta separación como “una etiqueta de inferior”, crearon su propia realidad, no la realidad asignada por la ley. El tribunal insistía en que cualquier apariencia de inferioridad era “no en razón de algo que se encontrara en la ley, sino solamente porque la raza de color elige poner esta construcción sobre ella”.
Pero como indicaba el juez John Marshal Harlan en su disentimiento sobre Plessy: “Todos saben que el estatuto en cuestión tuvo su origen en el propósito, no tanto de excluir a las personas blancas de los vagones de tren ocupados por negros, cuanto de excluir a la gente de color de los coches ocupados o asignados a las personas blancas”.
En Roe versus Wade también se permitió una ficción para convertirse en ley. En Roe, el tribunal arguyó que no podía decidir cuándo empieza la vida humana.
Todos sin embargo sabían entonces, y la ciencia sólo lo ha hecho cada vez más claro desde entonces, que el niño no nacido antes del nacimiento es precisamente eso, un niño.
Lo que es notable, tanto en Plessy como en Roe, es que la mayoría, en cada una de ellas, las consideraba necesarias para ignorar lo obvio, para legislar del modo que lo hicieron. En el mejor de los casos, apoyaron una mentira. Y tristemente, independientemente de las motivaciones de los jueces individuales, la comunidad negra objetivo de Plessy ha sido también afectada de modo desproporcionado por Roe.
La decisión mayoritaria en Roe podría no haber tenido un buen resultado bajo ninguna circunstancia, pero la actual controversia es otro ejemplo más de cómo las decisiones pobremente adjudicadas tienden a tener no intencionadas –y a menudo terribles- consecuencias más allá de aquellas fácilmente detectables.
Por supuesto, en los años 50, muchos expertos legales, profesores de derecho y políticos insistían en que la segregación permitida por Plessy fue “ley establecida”. Hoy, los “expertos” y políticos dicen lo mismo sobre la herencia de aborto de Roe.
Pero Plessy estaba descolgada de la realidad, y el coraje de hombres y mujeres valientes tales como Martin Luther King, Jr., y Rosa Parks desestabilizaron esta “ley establecida” y se ganaron el respeto del juicio de la historia.
Roe también está descolgada de la verdad que todos saben. Se necesitan muchos hombres y mujeres valientes que deseen ponerse de pie y exigir que una ley nacional sobre aborto nunca se establezca hasta que no esté en conformidad con la verdad.

Niegan 50 años de información que vincula aborto y cáncer de seno, denuncia experto

WASHINGTON D.C., 02 Mar. 10 (ACI) - El Dr. Gerard M. Nadal es un experto (Ph.D.) en microbiología celular que denuncia cómo algunos connotados oncólogos se niegan a presentar abiertamente información recopilada en unos 50 años –generada en ocasiones también por ellos mismos– en la que se vincula claramente el aborto como una causa del cáncer de seno; solo para seguir alentando esta práctica anti-vida como "un bien absoluto".
En el artículo titulado "Corregir políticamente el nexo entre el aborto y el cáncer de seno", el Dr. Nadal explica que "tan desesperados están los defensores del aborto para presentarlo como un bien absoluto, que la información clara y consistente que relaciona el aborto y el cáncer de seno se ha negado, incluso por parte de los mismos autores que la han descubierto, al presentar el documento sobre las políticas del National Cancer Institute (NCI) que niega la existencia de 50 años de información que relaciona claramente el aborto con el cáncer de seno".
El Dr. Nadal explica luego que al abortar, una mujer interrumpe violentamente los cambios celulares en los senos que se preparan para la lactancia; y deja en ellos una serie de formaciones lobulares que, de haberse seguido el proceso normal del embarazo-nacimiento-lactancia, no afectaría a la mujer generándole el riesgo de sufrir cáncer de seno. Este riego, además del aborto inducido, también lo producen los anticonceptivos orales, pues ambos generan un desbalance hormonal serio.
Sin embargo, explica el experto microbiólogo, "el aborto natural es una excepción, ya que la mayoría de mujeres que lo sufren nunca llegan a producir niveles elevados de estrógeno en estos embarazos".
"Decenas de estudios desde la década del 50’s han establecido nexos entre el aborto y el cáncer de seno, variando entre el doble de riesgos en adolescentes hasta un riesgo incalculablemente alto de cáncer de seno en mujeres que se han sometido a un aborto antes de los 18 años", prosigue.
Como ejemplo de la manipulación de los datos, Nadal refiere el caso de la Dra. Louis Brinton del National Cancer Institute quien en 2003 desechó la mencionada información; y en un estudio de 2009, realizado con las expertas Janet R. Daling y Jessica M. Dolle del famoso centro Fred Hutchinson Cancer Research Center, sí admitía los nexos entre el aborto y el cáncer de seno. Sin embargo eso no hizo que se cambiara el documento de las políticas del NCI del año pasado ni tampoco la información disponible en el sitio web de esta institución.
Nadal concluye su artículo alertando que "las mujeres están muriendo y siguen sufriendo cáncer de seno en cantidades alarmantes. Sin embargo los defensores del aborto se han comprometido en serias inconductas en los niveles más altos: informan la verdad en algunas publicaciones, luego desechan públicamente esos datos en un vano intento de acomodarlos a su agenda política, comprometiendo, como resultado, la vida de millones de mujeres".
Para leer el artículo completo ingrese a: http://www.aciprensa.com/aborto/abortoycancerdeseno.htm 

Intelectual católico explica por qué la educación requiere restricciones

ROMA, 01 Mar. 10 (ACI) - Rocco Buttiglione es un prestigioso intelectual católico que en el año 2004 fue discriminado por su fe para un cargo en la Unión Europea. Ahora escribe un artículo en L’Osservatore Romano en el que explica que la educación de niños y jóvenes exige una serie de restricciones, así como la formación en la libertad para buscar la verdad, y una correcta ascesis que vaya de la mano con la experiencia de la autoridad.
En el texto titulado "Sin prohibiciones no hay libertad", el también miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales señala que en el centro del debate sobre la "emergencia educativa" debe tenerse en cuenta una cita del Papa Benedicto XVI en la que señala que "la educación bien lograda es la formación en el recto uso de la libertad".
Para explicar esto, Buttiglione advierte primeramente que una primera etapa en esta educación es extirpar de la mente un prejuicio corriente: "que para educar en la libertad basta con eliminar todo vínculo y abandonar a los jóvenes al simple desarrollo natural de sus pasiones". Esto, explica, es el "pròton psèudos (el ‘error originario’) de la pedagogía moderna.
Tras explicar que esta manera de ver las cosas ignora la tendencia al mal, a la concupiscencia introducida en el hombre por el pecado original que también hiere su voluntad, el intelectual señala que "la pedagogía emancipadora y permisiva de nuestro tiempo ha ignorado voluntariamente esta estructura antropológica del ser humano. La intención era realizar un hombre liberado y los resultados están demasiado lejos de las promesas iniciales".
Tras resaltar que "la libertad del hombre no es la libertad del instinto" y que solo a partir del "verdadero bien de la persona es posible seleccionar, ordenar y organizar las estructuras interiores de un ser humano inteligente y libre", Buttiglione asegura que para encontrar la libertad es necesario "subordinar el deseo inmediato al juicio de la razón. Debemos seleccionar entre los muchos deseos algunos que queremos realizar verdaderamente y concentrar en ellos la energía de la vida que se llama trabajo".
El intelectual advierte luego sobre una tendencia actual que busca colocar a la espontaneidad como un ídolo y explica la necesidad de adherirse "verdaderamente al bien para buscar la verdad".
Para lograr esto, prosigue, son necesarios dos factores fundamentales en el proceso educativo "que hoy son sistemáticamente ignorados": la ascesis y la experiencia de la autoridad.
La ascesis, explica Buttiglione, "es la capacidad de decir que no, de resistir a la violencia con la que el impulso exige ser satisfecho inmediatamente sin una reflexión que se pregunte sobre el hecho de que si eso corresponde a la verdad o al verdadero bien de la persona. El permisivismo contemporáneo ha difamado la ascesis identificándola con la ‘represión’. La ascesis implica ciertamente la fuerza de reprimir pero implica también la capacidad de dar a la energía proveniente del instinto una nueva forma, correspondiente a la verdad de la persona. Sin ascesis no hay educación de la persona".
Al hablar luego de la experiencia de la autoridad, el experto católico indica que ésta es "la presencia del valor en una persona que da testimonio de él, lo hace directa y fácilmente perceptible para los otros. La autoridad es la guía en el camino hacia la experiencia del valor. Sin ascesis y sin autoridad no hay experiencia educativa. La autoridad transmite la experiencia de los valores para que ésta pueda probarse en la vida del discípulo. El discípulo no repetirá servilmente esta experiencia así como se realiza en la vida del maestro sino que la confrontará con su experiencia propia y la filtrará a través de ella reviviéndola y haciéndola propia".
Buttiglione denuncia luego que "la sociedad permisiva ofrece al joven muchas modalidades de satisfacción inmediata del propio instinto pero de este modo hace más difícil la formación de una personalidad libre, capaz de establecer una relación adecuada con la verdad y de hacer tal relación la guía de la propia construcción social. La educación ‘tradicional’ invitaba a luchar por controlar las propias pasiones, a buscar la verdad, a orientar las pasiones según la verdad y hacia la verdad".
Con la promoción social de la "obediencia" a las propias pasiones, explica el experto católico, se impide "que se forme una personalidad responsable y libre, para crear una masa libremente manipulable por parte de quien detenta el poder. Éste es el problema de la educación de nuestro tiempo".
"El punto de llegada de buena parte de las modernas tendencias ‘deconstruccionistas’ es la deconstrucción del yo y la abolición de la personalidad consciente. Para reconstruir la educación es necesario volver a comenzar a partir de testimonios autorizados –¿no deberían ser los primeros en esto los padres y los educadores?– que sean capaces de indicar sin ambigüedad el recorrido de una ascesis que permita ser capaces de la verdad, que permita avanzar en el camino de su búsqueda", concluye.

El absurdo destino de los embriones congelados

Entrevista con el profesor de Derecho Brian Scarnecchia
ROMA, lunes 1 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió a los técnicos de la fertilidad que dejaran de crearlos. Donum Vitae, publicada en 1997 por la Congregación para la Doctrina de la Fe, habló del “absurdo destino” al que habían sido condenados. El programa Baby Snowflake, lanzado en 1997, facilitó su adopción o "rescate".
Hoy existen alrededor de 400.000 pequeños embriones humanos creados a través de la fecundación in vitro, con sus vidas suspendidas en recipientes de nitrógeno líquido, a las que el difunto presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el doctor Jerôme Lejeune, llamaba "latas de concentración".
Dado que la petición de la Iglesia católica de no crear este dilema bioético fue desatendida por muchas compañías biofarmacéuticas, el Vaticano se ve ahora obligado a hacer un juicio moral sobre cientos de miles de vidas congeladas.
Brian Scarnecchia, presidente del International Solidarity and Human Rights Institute y profesor de Derecho de la Ave Maria Law School, impartió recientemente una conferencia sobre este cada vez más complejo asunto, en el Consejo Pontificio “Justicia y paz”.
En esta entrevista con ZENIT, el profesor explicó las complejas cuestiones morales implicadas en el debate sobre el destino de los embriones congelados.
- ¿Cómo llegó a ser invitado a hablar sobre embriones congelados en el Vaticano?
Scarnecchia: Estuve aquí en el Foro de Roma, un congreso de organizaciones no gubernamentales católicas patrocinado por la Secretaría de Estado del Vaticano y varios dicasterios. Ellos tenían previsto un plan de estudios que incluía conferencias sobre economía, desarrollo, derechos humanos y bioética. Yo iba a presentar dos conferencias para el Foro de Roma sobre los derechos humanos fundamentales.
La secretaria del Foro de Roma, la doctora Fermina Alvarez, me pidió que presentara una conferencia en el Consejo Pontificio “Justicia y Paz”, ubicado en el Palazzo San Calisto, y también invitó a quedarse a diferentes personas que trabajan con Congregaciones y Pontificios Consejos del Vaticano reunidas en ese palacio. Así que cuando me di cuenta de que estaría hablando principalmente a personas que ya trabajan con la Santa Sede, quise investigar y obtener información sobre un tema en el que hay cuestiones doctrinales aún en consideración.
- ¿Está todo aún sujeto a debate, dado que la cuestión todavía no ha sido cerrada por la Congregación para la Doctrina de la Fe?
Scarnecchia: No, ciertamente no – desde cuando la Donum Vitae fue presentada en 1987, se condenó la congelación de embriones humanos, se condenó la fertilización in vitro, y la maternidad subrogada fue declarada ilícita y condenada. Puede pensarse que aquello habría resuelto el problema, pero, naturalmente, no se abordaban todas las cuestiones.
Por ejemplo, la Donum Vitae se dirigía principalmente a la llegada de un ser humano a través de una concepción que no ha sido el fruto de un acto de amor conyugal entre un esposo y una esposa, sino que se ha producido in vitro, es decir, en una placa de Petri de vidrio. Este procedimiento ha sido claramente condenado, como también la congelación de embriones “extra" o "sobrantes".
Sin embargo, se han creado miles de embriones congelados, y la pregunta que parte de muchas personas bienintencionadas es si una mujer, distinta de la madre, puede llevar un embrión congelado trasplantado en su seno sin convertirse en una madre subrogada.
Algunos especialistas en bioética fieles al magisterio, y que no son teólogos disidentes en absoluto, que estaban preocupados por el destino de estos embriones congelados, argumentaron que el rescate o la adopción de un embrión congelado no es maternidad subrogada. Una subrogación, según este argumento, sería el caso de alguien que, por amor o por dinero, toma un embrión en su vientre con la intención de dárselo a otro - "Lo estoy haciendo por mi hermana, yo estoy haciendo por mi hija, yo lo hago por 20.000 dólares". Una mujer no se convierte en una madre sustituta, argumentaron, si ella no tenía la intención de dar al niño después del nacimiento, sino de adoptarlo.
Anecdóticamente, hablé con una monja, que dijo que si se aprobaba la transferencia heteróloga de embriones, estaría tentada de fundar una nueva orden de religiosas dedicada al rescate de estos embriones congelados.
Este enfoque fue criticado porque colapsaría los motivos en el acto moral. Bioéticos críticos con la adopción de embriones se opusieron y dijeron que más importante que la motivación personal, es el acto moral, el "qué", que ellos entienden que es el acto de quedar embarazada de un niño de otra persona.
Estos expertos en bioética argumentaron que si la transferencia de un embrión congelado en el vientre de una mujer era subrogación en sí, sería intrínsecamente malo y no podría hacerse bajo ningún buen motivo, ni siquiera para salvar la vida del embrión congelado.
- ¿Ha habido alguna resolución sobre ese debate en la Iglesia?
Scarnecchia: Bien, ese debate continuó durante 20 años, entre 1987-2008. Entonces la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó la Dignitas Personae. En su párrafo 19, ofrecía una resolución de este debate. Mi charla volvía donde Dignitas Personae lo había dejado y sobre lo que no contemplaba aún.
El párrafo 19 dice que quienes son genéticamente extrañas al embrión, quienes a través de la transferencia heteróloga de embriones, quedan embarazadas con un niño que genéticamente no es suyo, han participado en actos similares a la fecundación in vitro heteróloga y / o alquiler de vientres, y por tanto no era un acto lícito. Así que no es lícito adoptar un embrión para aumentar el tamaño de su familia.
En los Estados Unidos, existe el Programa Baby Snowflake, promovido por el National Right to Life como una alternativa a la investigación destructiva de estos embriones. Ciertamente, este era un movimiento bien intencionado. En ese momento, entre la Donum Vitae y la Dignitas Personae, los católicos podían, en buena conciencia, después de sopesar ambos lados del debate, adoptar un embrión congelado. Tras la publicación de Dignitas Personae esta ya no parece ser una opción que un católico pueda realizar de buena fe.
Algunos especialistas en bioética que se opusieron a la transferencia heteróloga de embriones dijeron que sería equivalente a un adulterio tecnológico, que el que una mujer quedara embarazada con el hijo de otra pareja violaría el bien unitivo del matrimonio.
- ¿Qué cuestiones han quedado sin resolver en esos dos documentos?
Scarnecchia: Ciertos casos de “rescate” altruista de embriones congelados.
En el párrafo 19, se afirma que, a pesar de la noble intención de salvar su vida, rescatar a los embriones congelados no sería muy diferente a la fecundación in vitro heteróloga (que combina los gametos de los cónyuges) y la subrogación.
Mi charla fue sobre la situación de una madre que se arrepiente del pecado de la fertilización in vitro y quiere recuperar o rescatar a sus propios embriones congelados. Cuando se me pidió que asesorara sobre esta cuestión en un caso legal, Evans v. UK, pendiente ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos desde 2006, mi respuesta fue que la madre genética podría rescatar a sus propios embriones congelados, sin convertirse en una subrogación y, así, los miembros católicos del Parlamento Europeo podrían abogar por este resultado, en buena fe. No olvidemos, que ya en los años 90, el doctor Jerôme Lejeune, testificó ante tribunal que la madre genética tiene el deber de adoptar medidas razonables para salvar a su "niños pequeños" congelados en las “latas de concentración”.
Creo que el principio que subraya la objeción de la Donum Vitae contra la fertilización in vitro es el carácter relacional de la persona humana y, en particular, el don de sí que los esposos se prometen mutuamente y que tienen el deber de cumplir.
Esta entrega mutua de los padres tiene tres fases. En primer lugar, la mutua entrega está concedida y garantizada en la fase genética cuando los cónyuges, con alegría y libremente, se entregan el uno al otro en un acto de intimidad conyugal, que se continúa a través de la concepción natural: Todo niño tiene derecho a ser concebido junto al corazón de su madre, a raíz de un acto libre de mutua entrega de los cónyuges. La segunda fase de la entrega de los padres se produce entre la concepción y el nacimiento. Puede ser denominada la fase de gestación: Todo niño tiene derecho a ser criado en el seno de su madre. Y fase final es la de la formación: Cada niño, después del nacimiento, tiene derecho a ser criado por sus padres hasta su madurez.
En mi libro de próxima publicación, Bioética, Derecho y Pensamiento Social Católico (Scarecrow Press, 2010), se argumenta que cuando la madre genética toma a su embrión congelado de nuevo en su seno, a través de la transferencia homóloga del embrión, ese acto afirma el derecho del niño a la paternidad gestacional junto al corazón de su madre. Por otra parte, si un extraño genético hace eso, el niño sufre una segunda violación de sus derechos a través de la transferencia heteróloga de embriones, que la Dignitas Personae deja en claro que es análoga a la fecundación in vitro heteróloga y la subrogación.
Otros expertos en bioética sostienen por el contrario que si cada concepción debe ser el resultado de un acto conyugal entre marido y mujer, como la Donum Vitae afirma, entonces cada embarazo también debe surgir de un acto de unión conyugal entre los esposos. Por lo tanto, si la madre genética se queda embarazada a través de actos técnicos, ellos argumentan que esta transferencia del embrión homóloga supondría una segunda violación de los derechos del embrión, y que la madre, paradójicamente, se convertiría en una madre subrogada de su propio hijo. Me parece que si, por analogía, un embarazo ectópico tubárico se podría resolver con éxito transfiriendo al embrión, desde su lugar de implantación en las trompas de Falopio de su madre al útero de su madre, pocos objetarían que el niño ha sufrido una violación de sus derechos, porque su vida se salvara a través de un embarazo uterino iniciado por terceros a través de un acto de transferencia embrionaria homóloga.
Esto, la licitud de la transferencia homóloga del embrión, sigue abierto y constituye una laguna importante que la Congregación para la Doctrina de la Fe tiene que abordar y resolver de una manera u otra.

Por qué importa el matrimonio - Por el padre John Flynn, L. C.

Una fundación considera insostenibles las consecuencias del divorcio
ROMA, domingo 28 de febrero de 2010 (ZENIT.org). – Con motivo del día de San Valentín, tanto los obispos de Estados Unidos como los de Inglaterra y Gales organizaron una semana de actividades para llamar la atención sobre la importancia del matrimonio y la vida familiar.
En este tiempo, un think tank inglés, Relationships Foundation, publicaba dos informes sobre el matrimonio. El 9 de febrero se publicaba “Counting the Cost of Family Failure” (Evaluar el coste de las rupturas familiares) y, al día siguiente, “Why Does Marriage Matter?” (¿Por qué importa el matrimonio?).
En el primer documento, la fundación pone en 41.700 millones de libras (64.490 millones de dólares) el coste anual de las relaciones rotas. Esto equivale a 1.350 libras (2.088 dólares) por cada contribuyente del Reino Unido. Es necesario que los responsables políticos tengan en cuenta esta pesada carga económica y adopten las medidas apropiadas para asegurar que las relaciones sean más estables, urgía el informe.
“Es una verdad impopular que las decisiones tienen consecuencias y costes, y que estos no siempre son soportados por quien toma la decisión”, comentaba el informe.
La fundación precisaba también que la marcha de las familias es clave para la vida social y la transmisión de conocimientos y habilidades. El informe ponía en 73.000 millones de libras (112.000 millones de dólares) al año la suma aportada por las familias a través de su apoyo a los miembros familiares y los cuidados sociales que proporcionan.
El informe observaba que las rupturas familiares implican costes que no son simplemente económicos. Hacía referencia a estudios que muestran una mayor incidencia de problemas de salud entre los adultos divorciados y sus hijos.
Además, los traumas emocionales, la soledad y la ruptura de las relaciones tienen un impacto que no es ni mucho menos insignificante. La educación de los hijos también sufre puesto que el progenitor divorciado tiene menos tiempos para ayudarles en sus deberes y para animarles a aprender.
“Los delegados de la Conferencia Anual de la Asociación de Maestros y Profesores de 2008 afirmaron que las vidas caóticas en el hogar y la pobreza vuelven a los niños incapaces de aprender”, observaba el informe.
La fundación admitía que no hay solución fácil o a corto plazo para el problema de la inestabilidad en la vida familiar, pero la carga de la desintegración familiar es insostenible para la sociedad, concluía.
Cara y cruz
El segundo informe de la Relationships Foundation consideraba el otro lado de la moneda y examinaba las ventajas del matrimonio. En “Why Does Marriage Matter?” se explicaba que, aunque casi cualquier relación tiene sus beneficios, las ventajas son mayores para las parejas casadas.
El informe observaba que algunos sostienen que estos asuntos deberían ser una mera decisión privada entre dos personas y, por lo tanto, no conciernen a las autoridades públicas. “Pero el matrimonio no sólo afecta a los dos adultos que dan su consentimiento, sino también a cualquier niño implicado, a las familias en sentido amplio y a la sociedad como conjunto”, afirmaba el documento.
“Al apoyar el matrimonio, la política está reconociendo en primer lugar que es beneficioso ver las relaciones como instituciones públicas, no sólo como elecciones privadas”, continuaba la fundación.
De ahí que se deba rechazar como algo que no es más que un mito que las relaciones privadas deberían gozar de las mismas protecciones legales y sociales que apoyan al matrimonio, sostenía el documento.
El informe reunía la investigación de numerosos estudios para respaldar la afirmación de que el matrimonio es beneficioso para las familias y la sociedad en general. Entre los beneficios para la pareja están los siguientes:
-- Los hombres casados ganan entre un 10% y un 40% más que los solteros con educación e historial laboral similar;
-- Las parejas casadas en promedio crean más riqueza que otras parejas similares solteras o cohabitando, incluso aquellos con rentas similares;
-- El matrimonio está asociado con una reducción sustancialmente significativa de la depresión;
-- El estado matrimonial afecta al avance del Alzheimer en edad avanzada;
-- Las personas casadas es más probable que sobrevivan al cáncer;
-- Las personas casadas tienen un menor riesgo de suicidio que los individuos no casados, un efecto protector que se ha mantenido en los últimos 25 años.
-- El matrimonio hace a la gente más sana y más feliz, y las personas casadas viven más.
El matrimonio también beneficia a los hijos:
-- Los bebés nacidos de padres casados tienen un índice menor de mortalidad infantil. De media, el riesgo de mortalidad infantil aumenta entre un 25%-30% si la madre forma parte de una pareja de hecho, y un 45%-68% si la madre es soltera;
-- Los padres casados pasan más tiempo con sus hijos, les proporcionan más recursos materiales, trabajan más cerca de la madre de sus hijos, y están más comprometidos, emocional y moralmente, en contribuir al futuro de sus hijos;
-- El 70% de los niños nacidos en 1997 de padres casados pueden aspirar a pasar toda su infancia con ambos padres naturales, en comparación con el 35% de los hijos de parejas de hecho;
-- Teniendo en cuenta factores como la raza, la educación de la madre, la calidad del barrio, y las capacidades cognitivas, los niños criados en hogares con un solo progenitor tienen el doble de riesgo de acabar en prisión al llegar a los treinta;
-- Los niños que viven con madres, solteras, padrastros, o novios de su madre es más probable que sean víctimas de abusos, y los niños que viven en hogares sólo con su madre tienen un índice más alto de muertes por lesiones intencionadas;
-- Los niños cuyos padres se casan y permanecen casados tienen más posibilidades de tener ellos mismos matrimonios estables y esperar hasta estar casados para convertirse en padres.
Las parejas de hecho que suelen presentarse hoy como una alternativa aceptable al matrimonio, simplemente no traen consigo las mismas ventajas que el matrimonio, concluía el informe.
Vivir juntos
El informe explicaba que las parejas de hecho, de media, tienen un nivel inferior de satisfacción en su relación, más conflictos, más violencia y un menor nivel de compromiso. En general, la falta de ventajas de las parejas de hecho respecto a los matrimonios viene del hecho de que las personas que eligen vivir juntas suelen comprometerse menos en una relación de por vida.
El informe comentaba que algunos opinan que la relación entre familias sólidas y las ventajas que dimanan de ellas se debe a un efecto de selección, es decir que sólo las personas “matrimoniables” se comprometen con el matrimonio y todas las ventajas se deben al tipo de persona que lo elige.
El informe respondía que este argumento no es válido. En primer lugar, ignora el resultado positivo de tomar una decisión clara y un compromiso, que tiene lugar cuando la gente se casa.
En segundo lugar, el aumento de nacimientos fuera del matrimonio es resultado de un cambio dramático de las últimas décadas, que tiene naturaleza social y no es el resultado de una especie de cambio genético que hace que las personas sean menos “matrimoniables”.
Parejas
Estos dos informes no son más que la última entrega de todo un aluvión de documentación que prueba lo importante que es el matrimonio para la sociedad. El pasado octubre, otra organización del Reino Unido especializada en relaciones, One Plus One, publicaba un informe titulado: “When Couples Part: Understanding the Consequences for Adults and Children” (Cuando se rompen las Parejas: Comprender las Consecuencias para Adultos e Hijos).
Tras una revisión de los datos que proporcionan muchos estudios de investigación, el informe concluía que, aunque la evidencia del impacto de las rupturas matrimoniales es muy compleja, “la conclusión predominante es su asociación con las desventajas de adultos y niños”.
Este nexo sigue siendo fuerte a pesar del hecho de que el divorcio y la separación estén extendidos en la sociedad de hoy puesto que la investigación muestra que los impactos negativos no han diminuido con el paso del tiempo, añadía el informe.
“De ahí la urgente necesidad de aumentar el reconocimiento político por promover que la familia funcione y sea estable”, concluía.
Niños
Benedicto XVI hablaba recientemente de los beneficios del matrimonio al dirigirse, el 8 de febrero, a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la familia. Haciendo referencia a la necesidad de proteger a los niños el Papa comentaba: “Pues bien, precisamente la familia, basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, es la mayor ayuda que se puede dar a los niños”.
“Estos quieren ser amados por una madre y un padre que se aman, y necesitan vivir, crecer y vivir junto con ambos padres, porque las figuras materna y paterna son complementarias en la educación de los hijos y en la construcción de su personalidad y de su identidad”, añadía.
“Por lo tanto, es importante que se haga todo lo posible para ayudarles a crecer en una familia unida y estable”, recomendaba el Papa.
Sea desde una perspectiva sociológica o religiosa, parece tener sentido el respaldar y proteger el matrimonio.
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