Si desea recibir nuestro boletín semanal y novedades por correo electrónico, envíenos un correo a familias-por-la-familia@speedy.com.ar con la palabra "SUSCRIBE" en el asunto del mensaje.

jueves, 6 de diciembre de 2007

LOS NORTEAMERICANOS Y EL DIVORCIO - Por Jesús Legrand

Les preocupa más el impacto ambiental que el deterioro espiritual y social

Un paseo informativo por el mundo de la mano de la cibernética me propuso un anclaje en el relativismo más cruel; en ese materialismo más genuino que tiene en los Estados Unidos de Norteamérica su centro mundial.
Allí están preocupados por el incremento de divorcios en ese país, que saltó del 5 al 15 por ciento en los últimos treinta años.
Esa preocupación norteamericana por la desintegración familiar me llenó de satisfacción, como debe llenarlo a cualquier cristiano bien parido: “¡Al fin!”, expresé. “¡Alabado sea Dios!”, agradecí.
Pensé que la desigualdad de valores entre mi cultura y la de aquellos nacidos en el norte del continente tendía a desaparecer; que teníamos los mismos gustos, que amábamos la misma conformación familiar… que, lentamente, habían caído en la cuenta dónde estaba lo mejor.
Pero lo mío era un error. Un error que duró sólo un abrir y cerrar de ojos. Duró lo que dura un castillo de naipes: A medida que avanzaba en la lectura informativa la realidad enquistada en la vida de los norteamericanos le daba duro a mi error.
La preocupación de ellos por el aumento de los divorcios en el mundo está afirmado en un estudio publicado por una universidad norteamericana según el cual el divorcio tiene un impacto negativo en el medio ambiente.
El humano, por sí, como hermano, como hijo de un mismo Dios, no les interesa. Menos le preocupa la desintegración familiar ni la consecuencia que ella tiene sobre los componentes de esa familia, sus herederos y mucho menos el impacto que tiene sobre la sociedad. Lo que ese estudio descubre es que los componentes del matrimonio desintegrado crean nuevas parejas y consecuentemente nuevas viviendas y eso implica un mayor consumo de energía.
El estudio de la Universidad del Estado de Michigan, en el norte del país, advierte que “el divorcio generalmente provoca el traslado de uno de los ex cónyuges y la creación de un nuevo hogar, por lo que hay un aumento de los terrenos y materiales dedicados a la vivienda”.
Las tasas de divorcio más elevadas "condujeron a un aumento del número de hogares" y eso supone más derroche energético, constataron los investigadores.
El estudio, de claro corte economicista, lejos de enfocar los aspectos sociales y espirituales del divorcio, como factor que rompe uno de los sacramentos de la Ley de Dios y por lo tanto deteriora Su Plan, amplía aspectos de esa agresión al medio ambiente: “En el 2005, los hogares de divorciados estadounidenses gastaron un 56% más de electricidad y agua por persona que los hogares de casados, y utilizaron un 61% más de recursos energéticos por persona que antes de su separación”.
Aunque lo más grave que el divorcio conlleva a los separados y a su familia no lo analiza el estudio de la universidad de Michigan, los analistas advierten que si los hogares de divorciados funcionaran con una eficiencia similar a la de los hogares de casados, en EEUU se habrían podido ahorrar "más de 73.000 millones de kilovatios/hora de electricidad y 2,3 billones de litros de agua", añade el estudio publicado en los Anales de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense.
Debido a un mayor consumo per-cápita, una persona en un hogar de divorciado también puede generar más residuos (sólidos, líquidos y gaseosos, como los gases de efecto invernadero) que contribuyen a las transformaciones del medio ambiente mundial, como el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, indicó el estudio.

No hay comentarios.:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...