
El Papa recuerda que “educar nunca ha sido fácil, y hoy parece ser cada vez más difícil... Por eso, se habla de una gran ‘emergencia educativa’, debido a que a menudo nuestros esfuerzos por formar personas sólidas, capaces de colaborar con los demás y de dar un sentido a la propia vida terminan en fracasos”.
“De esta grave situación se le hecha la culpa tanto a las nuevas generaciones como a los adultos de hoy. Entre los padres y los profesores, y en general entre los educadores, existe la tentación de renunciar a la educación y sobre todo el riesgo de no comprender ni siquiera cuál es su papel o cuál es la misión que le corresponde. En realidad, existe una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien, y en último término, de la bondad de la vida”.
Frente al desaliento que podría invadir a los educadores el Papa los exhorta: “¡no temáis! Todas estas dificultades no son insuperables. Son más bien, por así decirlo, la otra cara de la medalla de ese don grande y precioso que es nuestra libertad, con las responsabilidades que lo acompañan. Los valores más grandes del pasado no pueden ser simplemente heredados; debemos hacerlos propios y renovarlos a través de una decisión personal, que a menudo es costosa”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario