Por Almudena Fernández de Córdova.
El 27 de diciembre, en la III convocatoria en el Día de la Sagrada Familia, más de un millón de personas se dieron cita en Madrid. Este año la celebración dejó de ser exclusivamente española para convertirse en europea, bajo en lema: El futuro de Europa pasa por la Familia. Banderas de todos los países europeos se veían entre la multitud.
Mensaje del Santo Padre
Como el pasado año (NG 948), Su Santidad Benedicto XVI dirigió un mensaje especial desde Roma a los miles de fieles congregados en Madrid, llamando a la defensa de la familia, "basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer", que "es la mejor escuela donde se aprende a vivir aquellos valores que dignifican a la persona y hacen grandes a los pueblos".
La Misa presidida por el Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, fue concelebrada por el Cardenal Agostino Vallini, Cadenal-Vicario de Roma; el Cardenal Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia; el Cardenal Stanisław Ryłko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos; el Cardenal Paul Josef Cordes, Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum; el Cardenal Arzobispo de Barcelona, Mons. Luis María Martínez Sistach; el Cardenal Arzobispo Emérito de Valencia, Mons. Agustín García Gasco; el Cardenal Arzobispo Emérito de Sevilla, Mons. Carlos Amigo Vallejo; el Cardenal Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyon; el Cardenal Georg Sterzinsky, Arzobispo de Berlín; Mons. Michalik, Józef, Arzobispo de Przemyśl y Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca; Mons. Frans Wiertz, Obispo de Roermond y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Holandesa; Mons. Klaus Küng, Obispo de Sankt Pölten (Austria), encargado de Familia de la Conferencia Episcopal de ese país; el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Renzo Fratini y 42 arzobispos y obispos españoles y otros obispos de Portugal, Italia, Austria y Francia y 1.200 sacerdotes.
Tanto el Cardenal Antonelli, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, como el Cardenal Vallini, Vicario del Papa para Roma, en sus intervenciones previas a la Misa, insistieron en el verdadero concepto de familia compuesta por un hombre y una mujer, "frente a tantos presuntos modelos de familia". El Cardenal Antonelli reclamó, además, un "verdadero apoyo social, cultural, jurídico y económico” para la verdadera familia.
La homilía del Cardenal Rouco Varela
Lo más destacable de la intervención del cardenal Rouco fue la claridad con la que expuso la doctrina de la Iglesia en indisimulable confrontación con las pretensiones de la ideología laicista: “El modelo de la familia cristiana es el que responde fielmente a la voluntad de Dios y el que garantiza el bien de la familia, para sus miembros, para la sociedad y para la Iglesia”, frente a “ese otro lenguaje de los diversos modelos de familia, que parece adueñarse, avasallador y sin réplica alguna, de la mentalidad y de la cultura de nuestro tiempo”, dijo el cardenal.
Recordando la homilía de Juan Pablo II, el 2 de noviembre de 1982, en esa misma plaza de Madrid -la Plaza de Lima-, Rouco Varela repasó los grandes temas sobre el matrimonio y la familia, que no son exclusivos de la moral católica sino que forman parte de la ley natural. La indisolubilidad y la apertura a la vida, “todo acto conyugal debe permanecer abierto a la transmisión de vida” (…), “al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal”. El respeto a la vida en gestación: “Pero hay otro aspecto aún más grave y fundamental, que se refiere al amor conyugal como fuente de la vida: hablo del respeto absoluto a la vida humana, que ninguna persona o institución, privada o pública, puede ignorar. Por ello, quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo fundamento de la sociedad.” Y citando a Benedicto XVI, agregó: “En esta perspectiva, los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad”.
Divorcio, aborto, eutanasia
El Cardenal Arzobispo de Madrid continuó: “La actualidad del matrimonio y de la familia en los países europeos está marcada por la facilitación jurídica del divorcio hasta extremos impensables hasta hace poco tiempo y asimilables al repudio; por la aceptación creciente de la difuminación, cuando no de la eliminación, primero cultural y luego legal de la consideración del matrimonio como la unión irrevocable de un varón y una mujer en íntima comunidad de amor y de vida, abierta a la procreación de los hijos. (…) El derecho a la vida del niño, todavía en el vientre de su madre –del “nasciturus”–, se ve lamentablemente suplantado en la conciencia moral de un sector cada vez más importante de la sociedad, y en la legislación que la acompaña y la estimula, por un supuesto derecho al aborto en los primeros meses del embarazo. La vida de las personas con discapacidades varias, de los enfermos terminales y de los ancianos, se ve cada vez más en peligro. Un panorama a primera vista oscuro y desolador. Sólo a primera vista”.
Esperanza en las familias cristianas
“En el trasfondo alumbran los signos luminosos de la esperanza cristiana: ¡Aquí estáis vosotras, las queridas familias cristianas de España y de toda Europa, para dar testimonio de esa esperanza y corroborarla”, (…) “estáis abriendo de nuevo el surco para el verdadero porvenir de la Europa del presente y del futuro. Europa, sin vosotras, queridas familias cristianas, se quedaría prácticamente sin hijos o, lo que es lo mismo, sin el futuro de la vida”. (…) “El futuro de Europa, su futuro moral, espiritual e, incluso, biológico, pasa por la familia realizada en su primordial y plena verdad. ¡El futuro de Europa pasa por vosotras, queridas familias cristianas!”.
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