El obispo de San Luis, monseñor Jorge Luis Lona, reiteró que “el aborto no es una decisión sobre el ‘propio cuerpo’, sino una decisión mortífera sobre el cuerpo de otro ser humano”, al criticar la postura de la jueza Carmen Argibay, miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quien en un seminario sobre derechos sexuales y reproductivos, organizado por la autodenominada Asociación “Católicas por el Derecho a Decidir” (ONG proabortista y feminista), impulsó la despenalización del aborto, como derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.
Tras subrayar que “no caben dudas sobre el rechazo de la Iglesia ante el aborto, como ‘derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo’”, reiteró la preocupación de los obispos por “la existencia de proyectos de ley que pretenden legalizar el horrendo crimen del aborto”.
“El aborto voluntariamente procurado es un crimen, porque nadie –ni mujer ni varón- puede tener derecho a darle muerte al niño aun no nacido, el ser humano más inocente que se pueda imaginar, y tan indefenso que ni siquiera puede llorar implorando por su vida, como recuerda Juan Pablo II”, subrayó, citando el mismo texto mediante el cual en 2003 llamaba a objetar la candidatura de la magistrada para el máximo tribunal, tras manifestarse entonces “atea militante” y proclive a despenalizar el aborto.
El prelado sanluiseño señaló que “los avances de la ciencia moderna han superado cualquier duda al respecto. Desde que en la concepción se unen el óvulo y el espermatozoide, queda constituido el patrimonio genético que define la identidad personal del nuevo ser humano”, y recordó que “la Constitución Nacional afirma el derecho del niño a la vida desde el momento de su concepción”.
“A partir de este fundamento natural y jurídico ¿cómo puede comprenderse la opinión públicamente manifestada por la doctora Carmen Argibay, favorable al aborto porque corresponde al ‘derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo’?”, interpeló.
Asimismo, reflexionó que “sólo puede comprenderse como una posición personal, que interpreta la misión para la cual ha sido propuesta -integrar la Suprema Corte de Justicia de la Nación- como un mandato moral para modificar la letra o el sentido de la Constitución Nacional, haciendo posible la legalización del aborto en la Argentina”.
“La definición de la doctora Argibay ha sido clara y abierta. Y es igualmente clara y abierta la repuesta de la Iglesia católica manifestada por los Obispos argentinos, que en plena comunión con el Papa siguen afirmando: ‘el aborto no es un derecho humano, sino un horrendo crimen que niega todos los derechos humanos de la víctima inocente’”, aseveró entonces y reitera ahora.
Por último, monseñor Lona estimó que “es la hora de los laicos, de los católicos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad dispuestos a defender el primero de los derechos humanos: el derecho a la vida”.
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