Una encuesta realizada por el Pew Forum on Religion and Public Life revela que, durante el 2009, el apoyo al aborto en Estados Unidos sigue cayendo: los que se manifiestan a favor del derecho al aborto han bajado del 54% al 47%; los que se declaran en contra crecieron del 40% al 44%; y los indecisos subieron del 6% al 9%. Se trata del mayor cambio de opinión registrado desde 1995, fecha en que se empezaron a hacer encuestas sobre las actitudes hacia el aborto.
Para Greg Smith, investigador principal del Pew Forum, estamos ante un cambio “bastante poco común”. “En 2007 y 2008, los partidarios del aborto superaban a sus oponentes por un margen de 14 puntos. Ahora la brecha está en 3 puntos. Se podría decir que las dos posturas están muy igualadas”.
La encuesta, realizada en agosto de 2009 con una muestra nacional de 4.013 personas mayores de 18 años y un margen de error del 2%, revela también el distinto interés que la población tiene hacia el aborto. Mientras que la mayoría de los “progresistas” ya no consideran el aborto como un tema prioritario, los “conservadores” cada vez están más empeñados en reducir la cifra de los 1,2 millones de abortos al año.
Otro dato relevante de la encuesta es que el apoyo al aborto ha caído entre los católicos de todas las tendencias políticas. En concreto, entre los católicos que van a misa semanalmente, la caída ha sido de 10 puntos. También ha descendido el apoyo al aborto en las demás confesiones: un 10% entre los judíos, un 10% entre los protestantes y un 12% entre los evangélicos que acuden de vez en cuando a una iglesia.
Nuevo clima de opinión
Los resultados de la encuesta del Pew Forum on Religion and Public Life están en sintonía con los últimos sondeos sobre las actitudes hacia el aborto. Aunque puedan variar algunos datos, todos coinciden en señalar la misma tendencia: la opinión pública estadounidense se está moviendo a favor de la postura pro-vida.
En mayo de 2009, la encuesta anual de Gallup sobre valores y creencias mostró que los contrarios al aborto son mayoría en Estados Unidos: el 51% se declara contrario al aborto o pro vida, y el 42% está a favor del aborto o pro elección. Este resultado contrasta con el del año pasado, en el que el 50% se declaraba pro-choice y el 44% pro vida (cfr. “Los estadounidenses pro vida son mayoría por primera vez desde 1995”, Aceprensa, 18 mayo 2009).
En octubre de 2008, una encuesta llevada a cabo por el Marist College Institute of Public Opinion tuvo el mérito de mostrar que incluso entre los que se declaran pro-choice hay muchos que son partidarios de restringir el aborto (cfr. “EE.UU.: mayoría partidaria de restringir el aborto”, Aceprensa, 22 octubre 2008).
Según este sondeo, el 44% de los estadounidenses se declara pro-vida, el 6% se muestra indeciso, y el 50% está a favor del aborto legal. Pero decantarse por esta última opción no significa necesariamente apoyar el aborto libre sin restricciones. De hecho, el 71% de los que se declaran pro-choice está a favor de introducir restricciones al aborto: el 43% lo restringiría a los tres primeros meses, y el 23% lo aceptaría sólo en casos de violación, incesto o peligro para la madre.
Un ambiguo terreno común
La última encuesta del Pew Forum on Religion and Public Life muestra también los cambios de actitudes con respecto a la idea que lanzó Obama sobre la necesidad de encontrar un “terreno común” para los pro vida y los partidarios del aborto. Mientras que entre los cristianos evangélicos el apoyo a esta idea ha caído 21 puntos desde 2006 (del 61% al 40%), entre los católicos ha subido 4 puntos (del 63% al 67%).
Aunque la idea del “terreno común” es por ahora bastante difusa –sobre todo, en boca del presidente Obama–, el fruto más granado de esta causa fue un proyecto de ley que presentó en el Congreso el grupo de parlamentarios demócratas que se llaman Democrats for Life (cfr. “La ayuda a la mujer embarazada, una causa común”, Aceprensa, 11 mayo 2009).
El objetivo principal de esta propuesta es facilitar ayuda económica y médica a la mujer que tiene dificultades con el embarazo. Con ello se pretende evitar los abortos practicados por problemas económicos. Para lograr esto, el proyecto articula una serie de medidas de apoyo a la mujer gestante tales como garantizar un seguro sanitario, reforzar los programas de nutrición, subvencionar centros de ayuda que ofrecen alternativas al aborto, facilitar la adopción, etc.
El enfoque positivo del proyecto motivó que la Conferencia Episcopal norteamericana mostrara su apoyo a la iniciativa. Convencidos de que la propuesta de ley ofrecía alternativas realistas a las mujeres embarazadas, los obispos manifestaron su firme compromiso de trabajar junto a cualquiera que apoye programas que puedan reducir el número de abortos.
El problema es que luego Obama ha utilizado la expresión “terreno común” con más ambigüedad que los Democrats for Life. Aunque sus discursos en este asunto suelen ser bastante conciliadores, la realidad es que a la hora de legislar da la impresión de que sólo tiene en cuenta los argumentos de los abortistas (cfr. “En el terreno común de Obama”, Aceprensa, 21 mayo 2009). Esto explicaría la fuerte oposición de las comunidades evangélicas a la idea del “terreno común”.