Foto: Clínica Dignitas
Cada vez más personas buscan asistencia para quitarse la vida. Y el gobierno local cree que no todos son pacientes terminales. El proyecto será sometido a debate público.
En los últimos años, Suiza se volvió el destino predilecto de los llamados “turistas suicidas”, pacientes con enfermedades terminales que buscan asistencia profesional para quitarse la vida. Sin embargo, el gobierno local anunció ayer planes para revertir esta tendencia mediante un proyecto de ley, que deberá ser sometido a debate público.
La idea del gobierno es introducir una regulación mucho más estricta para las clínicas que se dedican a proveer este servicio. Según la Ministra de Justicia suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, clínicas como “Dignitas” o “Exit” tendrán que aceptar esta nueva regulación o deberán cerrar sus puertas, informó hoy el diario británico The Times.
De ser aprobadas las reformas, los pacientes estarán obligados a presentar dos opiniones médicas que aseguren que su enfermedad es terminal, que su muerte se espera en pocos meses, y que tomaron la decisión de quitarse la vida de manera completamente conciente y en conocimiento de todas las alternativas disponibles.
A pesar de que las clínicas ya adherían a estos criterios, muchos críticos denunciaron que en el último tiempo éstos se habían vuelto cada vez más flexibles, ya que muchos no eran realmente terminales y otros sufrían de depresión clínica.
El objetivo del gobierno es hacer el proceso más lento para darles tiempo a los pacientes para reflexionar sobre su decisión. Widmer-Schlumpf no especificó cuánto será el periodo de espera, ya que será decidido en cada caso individual.
El problema es que estas clínicas dependen financieramente de aquellos pacientes que pasan relativamente rápido por el sistema. Ludwig Minelli, fundador de la clínica Dignitas, describió a la propuesta como “pasada de moda” o “anticuada”, y argumentó que el único resultado de restringir la actividad de las clínicas será el aumento de los suicidios violentos por cuenta propia.
En la base de esta iniciativa se encuentra el miedo del gobierno suizo de que la imagen “alegre” que intenta promover el país en el extranjero para fomentar el turismo sea destruido por los “turistas suicidas”. En el último año más de 400 personas recurrieron a estas clínicas para suicidarse, y la mitad de ellos eran extranjeros.
Fuente: Minutouno.com
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