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martes, 12 de octubre de 2010

El "menguele" de Guatemala y su mujer eran activistas de Planned Parenthood - ForumLibertas.com

Después de inocular sífilis a guatemaltecos engañados, colaboraron con esta "major" del aborto.

¿Qué tienen que ver los abortistas de la patronal española ACAI que organizan en un Hotel Sol Meliá en Sevilla el IX Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto (21 al 23 de octubre) con el doctor John Cutler que inoculó sífilis a casi 700 guatemaltecos para investigar con ellos sin su consentimiento en los años 40?
Respuesta: en ambos casos, son médicos ligados a la patronal internacional del aborto, la IPPF (International Planned Parenthood Fundation). La ACAI, liderada por Santiago Barambio, es la representante en España de la IPPF. En 1970, la vicepresidenta de Planned Parenthood en Dallas era Eliese Cutler, la esposa de John Cutler, y él era el "especialista" al que acudía la prensa de Pittsburgh -recomendado por Planned Parenthood- para asegurar que la píldora anticonceptiva era segura y que las familias con muchos hijos los cuidaban peor.
Más aún, incluso en los años 90 Cutler defendía los experimentos de sífilis de Tuskegee, con habitantes negros de clase baja, a los que no se les trataba la enfermedad para estudiar cómo evolucionaba. Eso fue hasta que en 1999 el presidente Bill Clinton pidió perdón oficialmente. Cutler murió en 2003 pero la prensa aún hablaba bien de él como un gran médico promotor de "la salud materna en países del Tercer Mundo". Con la petición de perdón de Obama, la vicepresidenta Hillary Clinton y la secretaria de Servicios Humanos de EEUU, Kathleen Sibelius (los tres reconocidos defensores del aborto), que admiten el horror de los experimentos de Cutler en Guatemala (y posteriormente en Tuskegee), ahora su nombre pasa a la lista negra de la medicina, con nombres como el del doctor nazi Menguele.
Los experimentos de Tuskegee, Alabama, a cargo del Gobierno de EEUU, tuvieron lugar desde 1932 hasta 1972, cuando la prensa lo destapó. John Cutler participó en el caso de Tuskegee en los años 60 "y continuó defendiéndolos décadas después de que acabasen en los años 90", especifica la investigadora Susan Reverby. Fue esta especialista en historia de las mujeres quien descubrió que de 1946 a 1948 el mismo John C. Cutler dirigió en Guatemala unas investigaciones en las que se inoculó sífilis sin su consentimiento a 696 personas (presos masculinos, prostitutas, mujeres enfermas mentales), de las cuales sólo 400 recibieron luego un tratamiento adecuado. Eran los primeros días de la penicilina, se quería investigar su capacidad para prevenir, no solo curar, la sífilis. Las dificultades en la transmisión y en replicar los resultados llevaron a abandonar la investigación... y a los enfermos.
La esposa de Cutler, Eliese, que siempre le había acompañado en sus viajes (por ejemplo, en su etapa promoviendo la anticoncepción en la India que se independizaba), colaboró en el experimento guatemalteco: hacía fotos a los inoculados de sífilis y llevaba el registro. Fue nombrada vicepresidenta local de Planned Parenthood en Dallas en 1970. Allí hablaba de la cultura latinoamericana, donde le preguntaban, con tristeza, porque ella no tenía hijos, y donde, decía, la Iglesia Católica dificultaba la expansión de su solución a todos los males: el control pobacional. 
Su esposo fue uno de los fundadores del Family Health Council de Pennsylvania Occidental en 1971, donde Planned Parenthood era miembro. Servía para transmitir discursos anticonceptivos en la prensa: aún no se podía hacer campaña directa a favor del aborto, porque no estaba despenalizado de forma general.
Como expertos en "población" y "tercer mundo", los Cutler eran asiduos en la prensa explicando las "maldades" de las familias numerosas, que, según ellos, cuidaban peor a sus hijos y no les aportaban estudios. Formaron parte de la campaña que en los años 60 y 70 difundió el concepto "hijo deseado": aquellos hijos no "planificados", se difundía, no eran "deseados", no serían amados y sufrirían. Por eso, al llegar la despenalización del aborto en 1973 con la sentencia "Roe vs. Wade", la Planned Parenthood pasó a defender directamente el aborto como "lo mejor" para un hijo "no deseado" (obviando la posibilidad de la adopción, y el hecho de que millones de bebés "no planificados" han sido luego muy amados y queridos).
En la prensa de Pittsburgh, en 1970, la señora Cutler repetía el mantra de que "ya no cabemos más" en el planeta. "Nuestro mundo de 3.600 millones de personas está lleno a rebosar, estamos como gelatina en un bote", afirmaba. Como por entonces ya daba frutos la "revolución verde" que multiplicaba la productividad de la agricultura en todo el mundo, ella se veía obligada a desdeñar los avances técnicos y agrícolas para poder seguir creando el "miedo poblacional". Repetía, básicamente, el bulo neomalthusiano que circulaba en la novela "Hagan sitio, hagan sitio", de Harry Harrison, de 1966: los hechos (hoy somos muchos más de 7.000 millones y mejora la producción de alimentos) han demostrado que los malthusianos que equivocaban y que el primer y mejor recurso es, siempre, el ser humano.

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