Por Chuck Colson
15 de noviembre 2010 (Notifam) – Según el diario británico The Guardian, el gobierno chino “ha estado considerando alternativas para flexibilizar” su infame política de “un solo hijo”.
Mientras que la realidad económica está obligando a los chinos a repensar esa política desastrosa y cruel, muchos estadounidenses parecen estar adoptando en forma voluntaria una política de un solo hijo para ellos mismos. Al menos esa es la conclusión de un reciente artículo publicado en el Weekly Standard.
A primera vista, esto no parece ser un problema: la tasa de fertilidad promedio en Estados Unidos es de 2,06 nacimientos por mujer.
Si bien es ligeramente inferior a lo que los demógrafos llaman el “nivel de reemplazo”, es mayor que la de China y muy superior al de Japón o la de la mayoría de los países europeos.
Pero la diferencia es casi en su totalidad el resultado de altos niveles de inmigración hispana. En 1980, antes de la ola de inmigración hispana, la tasa de fertilidad en Estados Unidos era la misma que la de la China actual y tendiendo hacia la baja.
Posiblemente no continúe este aplazamiento. Como los inmigrantes hispanos y sus hijos se vuelven más asimilados a la cultura estadounidense, entonces ellos tendrán menos hijos.
En ausencia de un cambio en las actitudes culturales, Estados Unidos se enfrentará finalmente a la realidad demográfica que están enfrentando Japón, Europa Occidental y – más temprano que tarde – China. Estas sociedades tendrán menos trabajadores para sostener a un número cada vez mayor de ancianos.
En el caso de China, la realidad será aún peor, ya que “puede ser el primer país importante que envejezca antes que se enriquezca”.
Son culturales los motivos de esta posible tendencia a la baja en Estados Unidos: tal como señala el autor Jonathan Last, la declinación en la fertilidad coincidió con la llegada de los anticonceptivos y la revolución sexual que la hicieron posible. Agreguemos el aborto a petición, y nos sorprendería si las tasas de natalidad no estuviesen en peligro.
Además hay un énfasis creciente en el empleo y en la carrera. Los estadounidenses postergan el casamiento, y el resultado inevitable de posponer el matrimonio es la disminución de la fertilidad.
Ahora, para una generación que creció con el horizonte del dogma del control de la natalidad esto suena como una buena noticia. Pero como muchos países se están dando cuenta, la “escasez de nacimientos” es la materia prima del estancamiento económico y de la pérdida de la vitalidad cultural.
Por supuesto, hay excepciones a esta tendencia: Hay una fuerte relación entre la fertilidad y el compromiso religioso. Considerando que dos tercios de los estadounidenses que no asisten a la iglesia piensan que dos o menos niños es el tamaño ideal de la familia, el 41 por ciento de los que asisten semanalmente a la iglesia piensan que tres o más [hijos] es lo ideal.
Como afirma Last: “Cuando hoy te encuentras con parejas con más de tres niños, lo más probable es que están haciendo una declaración cultural y teológica”.
Bueno, no pienso que ellos están haciendo tanto como una declaración, ya que están dando testimonio de lo que creen respecto a de las intenciones de Dios para la familia, es decir, lo que la Biblia dice. Ellos están explicitando simplemente una cosmovisión cristiana.
Por otro lado, la cosmovisión del control de la natalidad población no sólo es moralmente problemática, es literalmente infructuosa y en instancia es una auto-negación, no importa cómo se adopta, si en forma voluntaria o de otra manera.
Desde BreakPoint, 12 de noviembre de 2010, Copyright 2010, Prison Fellowship Ministries.
Versión original en inglés en http://www.lifesitenews.com/ldn/2010/nov/10111504.html
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