En la India, las autoridades sanitarias y los médicos están preocupados por el aumento de la demanda de la píldora del día siguiente, sobre todo en las grandes ciudades. La anticoncepción de emergencia comenzó a dispensarse de forma libre en Nueva Delhi en 2005. Sin embargo, el incremento de la demanda comenzó a percibirse en 2007, cuando se lanzó una campaña que promocionaba el uso de la píldora en revistas femeninas y en programas de televisión para mujeres.
A juzgar por los resultados económicos, la publicidad tuvo un poderoso efecto sobre la población más joven del país. Según datos oficiales, Cipla, una importante compañía farmacéutica nacional que ofrece la píldora a un precio muy bajo (el equivalente de 1,6 dólares), ha vendido un promedio de 200.000 unidades al mes desde 2007. Lo mismo viene a decir un estudio de mercado realizado por AC Nielsen, que calculaba las ventas totales en 16.850 millones de dólares en el último año, lo que supone un aumento del 245% desde que comenzó su comercialización libre.
Rishma Dhillon Pai, ginecólogo y vicepresidente de la Federación de Sociedades de Ginecología y Obstetricia de la India, señaló que muchas jóvenes que acuden a su consulta de Bombay reconocen que utilizan la píldora “unas tres o cuatro veces al mes”, sin percatarse de las consecuencias que este uso frecuente puede tener en su organismo. El levonorgestrel, que actúa como principio activo, puede provocar náuseas, vómitos y debilidad. También puede producir importantes cambios hormonales en la mujer, y de hecho, los médicos de las grandes ciudades de la India han observado un incremento de tales trastornos en los últimos años.
Además, la facilidad con la que se puede obtener la píldora promueve la promiscuidad, y no es de extrañar que, como señala el Dr. Pai, se detecte un repunte de las enfermedades de transmisión sexual. A su juicio, la causa de todo ello está en la política que se ha seguido para promocionar este anticonceptivo: en lugar de restringir su uso, se ha vendido como un producto muy barato y accesible sin prescripción. Si no se informa sobre cómo actúa en el organismo, ni de sus efectos secundarios, la población tiende a pensar que su consumo es seguro.