Por Patrick B. Craine
OTTAWA, Ontario – 18 de enero 2011 (Notifam) – La infertilidad ha alcanzado niveles epidémicos en los países occidentales. En 2002, el Centro para el Control de Enfermedades en los Estados Unidos de América, halló que 7.3 millones de mujeres sufren de infertilidad en el país, siendo el 12% de edad reproductiva entre la población. Muchas de estas millones de mujeres son prontamente llevadas a los médicos especializados en la fertilización in-vitro. De este modo, ellas quedan robadas de las alegrías de la procreación natural. Y en ocasiones, por años, cargan con el dolor del esfuerzo continuo y sin éxito de concebir un hijo.
Los señores Pierre y Heidi Desrochers de la región de Ottawa en Canadá son una de esas parejas. Se casaron en 2005 y en octubre de 2007, se les dijo que Heidi sufría de una endometriosis avanzada, unas trompas de Falopio bloqueadas, y la posibilidad de una enfermedad policística ovárica. Se les dijo que sus oportunidades de concebir y parir un hijo eran escasas.
En diciembre de 2007, la pareja fue referida al Centro de Fertilidad de Ottawa, que se especializa en las tecnologías de reproducción asistida. El médico les dijo que la fertilización in-vitro era su única opción.
“Realmente fue muy difícil para nosotros creer que se podía llegar a dicha conclusión, luego de solamente realizar una cirugía y sin llevar a cabo otras pruebas,” dijo Heidi. “Nosotros todavía no comprendíamos la causa de mi infertilidad.”
Estando en contra de la fertilización in-vitro debido a su fe católica, ellos no estaban seguros a dónde podían acudir en busca de ayuda. “Nosotros no teníamos ninguna otra opción en ese momento,” dijo ella. “Básicamente, nos sentíamos abandonados por nuestros médicos, y estábamos verdaderamente sufriendo por no poder tener un hijo. Era un dolor emocional profundo.”
Encontrándose en medio de su lucha, los esposos Desrochers fueron introducidos a una nueva ciencia reproductiva, la Tecnología Napro, la cual es un método de fertilidad natural enfocado en la salud de la mujer, basado en treinta años de investigación en el ciclo de la fertilidad de la mujer, y que fue desarrollado por el doctor Thomas W. Hilgers de la Escuela de Medicina de la Universidad de Creighton.
Los esposos Desrochers comenzaron a consultar con un médico especializado en la Tecnología Napro en el Centro para la Familia Marguerite Bourgeoys localizado en Toronto. Luego fueron enviados al Estado de Nebraska en los Estados Unidos de América, para que se llevara a cabo la debida cirugía por parte del doctor Hilgers. Este médico ha sido el pionero en el desarrollo de las técnicas de microcirugía especializada con las que se sanan los sistemas reproductivos de las mujeres.
Pasado sólo un mes luego de la cirugía, Pierre y Heidi concibieron su “bebé milagro”, Daniel Raymond Joseph Desrochers, quien nació el 11 de agosto de 2009.
“Yo estaba llena de alegría y tan agradecida a Dios por esta tremenda bendición y regalo. Yo también estaba muy sorprendida que esto había pasado tan rápidamente luego de mi cirugía,” dijo Heidi. “La Tecnología Napro requiere de cierto esfuerzo y paciencia, y no siempre es fácil, pero al final, ¡vale la pena!
La Tecnología Napro: exitosa, natural, económica, y moral
Aunque es ampliamente ignorada en los círculos de la medicina, la Tecnología Napro ha sido aclamada por ser de bajo costo y por ofrecer una solución moralmente aceptable. A su vez, la misma ha mostrado consistentemente que brinda mejores resultados para la madre y el hijo, en comparación con la reproducción asistida. Son menos los abortos espontáneos, y no está presente un alto riesgo de embarazos múltiples.
Un estudio realizado en 2004 por el Instituto Papa Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana del doctor Hilgers, localizado en la ciudad de Omaha en el Estado de Nebraska, determinó que la Tecnología Napro tiene un 81% de éxito en el logro de embarazos, dependiendo de la condición. Por otro lado, la tasa de éxito en el logro de embarazos por el método de la fertilización in-vitro es desde el 21% hasta el 27%.
Además de la infertilidad, el método ha sido efectivo en el tratamiento del aborto espontáneo, los ciclos irregulares, la cistitis ovárica, el síndrome premenstrual, la depresión post-parto, y muchas otras condiciones de salud de la mujer.
La doctora Julia Cataudella, una consultora en la medicina y especialista en la Tecnología Napro en Centro para la Familia Marguerite Bourgeoys, le dijo a Lifesitenews/Notifam, que la idea detrás de la Tecnología Napro es la identificación y tratamiento de los problemas que yacen en la fisiología de la mujer.
“La infertilidad es vista como un síntoma de una enfermedad. Es una señal que algo no está bien,” ella explicó. “Así que, si uno puede identificar qué es lo que no anda bien, y corregirlo, entonces la concepción ocurre naturalmente, porque ya uno conoce los momentos fértiles y optimiza las condiciones para la fertilidad. La producción del muco cervical podría requerir de una mejoría, por ejemplo.
La doctora Cataudella señaló que la Tecnología Napro descansa en el conocimiento de las fases del ciclo de la mujer, y no a modo general, sino en el ciclo de la mujer individual. “Ese ciclo refleja la comunicación entre los ovarios y el cerebro, por lo que es bastante delicado y complejo. Solamente se logra con el reconocimiento de la fertilidad,” dijo ella.
La mujer mantiene un seguimiento gráfico de su ciclo, usando el Modelo Creighton para el Sistema de Cuidado de la Fertilidad, que consiste de un análisis estandarizado mediante el uso de marcadores biológicos, tales como el muco cervical y el desangramiento menstrual. Además de identificar los periodos fértiles de la mujer con precisión, la gráfica le permite a ella y a su médico poder observar el ritmo de su cuerpo y de identificar anormalidades que necesitan tratamiento. Según comenta la doctora Cataudella, a menudo el tratamiento es administrado en ciertos puntos específicos del ciclo – al momento de la fertilidad, o justo después de la ovulación, por ejemplo. El momento correcto para la administración del tratamiento, a veces es crucial para lograr la efectividad de dicho tratamiento.
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