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lunes, 31 de enero de 2011

“Montones” de víctimas de la abortista “Casa del Horror” hablan de abortos forzados, de lesiones para toda la vida - notifam.net


FILADELFIA, Pennsylvania, 28 de enero 2011 (Notifam) – “Montones” de víctimas del abortista Kermit Gosnell, de Filadelfia, están presentándose después de su arresto la semana pasada, dice la Fiscal de Distrito de Pennsylvania. Muchas mujeres están detallando las horribles atrocidades en los medios de comunicación, con algunas de ellas acusando que él inclusive las obligó a abortar a sus hijos.
Una mujer, Robyn Reid, le dijo a ABC News que ella había planeado escabullirse cuando su abuela llevó a la entonces embarazada de tres meses, que tenía 15 años de edad, a la clínica de Gosnell, el 31 de enero de 1998. “Cuando dije no, el doctor se trastornó y terminó quitándome la ropa y golpeándome, mis piernas estaban atadas al estribo”, dijo ella.
“Yo estaba completamente vestida. En realidad él procuró quitarme la ropa y atarme a la cama médica”, siguió diciendo ella. “Simplemente recuerdo mi último pensamiento… apreciando la luz y pensando ‘no te duermas’”.
En medio de la lucha de 30 minutos, ella dice que el abortista le aseguró que “ésta es la misma atención médica que le daría a mi propia hija”.
Reid dijo que las drogas que Gosnell le dio a ella eran tan fuertes que la postraron durante 12 horas, y que ella fuera llevada dormida a su casa por su madre y su tía. “¿Daría usted a alguien eso pequeño que me dejó postrada durante 12 horas? ¿Qué hubiera pasado si yo hubiese muerto?”, preguntó ella.
Gosnell, de 69 años, fue arrestado el miércoles pasado por ocho casos [count] de asesinato, lo cual incluyó cargos por asesinar a siete bebés que habían nacido vivos y un caso [count] por la muerte de una refugiada nepalés de 41 años de edad, Karnamaya Mongar, a causa de un aborto chapucero.
Su arresto fue consecuencia de la publicación de un Informe del Gran Jurado, cargado de fotos, de 281 páginas, que detalló las prácticas escalofriantes de Gosnell, incluyendo el asesinato de lo que los trabajadores de la clínica testificaron fueron “cientos” de niños recién nacidos vivos, que respiraban, quebrando su médula espinal o cortando su cuello.
“Yo dije ‘no quiero hacer esto’ y él me golpeó. Ataron mis manos y brazos y me dieron más medicación”, contó a The Associated Press  Davida Johnson, quien fue a ver a Gosnell en el 2001.
En unos pocos meses, la entonces joven de 21 años de edad comenzó a sufrir dolores ginecológicos, y supo entonces que había contraído una enfermedad venérea. Dijo que ahora sufre una enfermedad permanente no identificada, y que desde entonces ha padecido cuatro abortos involuntarios.
Comentando el horrible tratamiento que Gosnell aplicaba a los bebés, Johnson preguntó: “¿Qué le hizo al mío? ¿Lo apuñaló en el cuello? Porque yo estaba fuera de todo ello. No sé lo que le hizo a mi bebé”.
Gosnell ha enfrentado 46 demandas civiles en el pasado, le informó la oficina del Fiscal de Distrito de Pennsylvania a ABC News, y se están presentando más y más víctimas. “Los teléfonos están sonando sin descanso. Hay un número grande mujeres”, dijo Christine Wechsler, la Fiscal de Distrito.
LaToya Ransome le dijo a CNN que su aborto en julio de 2007, efectuado por Gosnell, la dejó discapacitada. “Fueron los instrumentos que él utilizó… para hacer el aborto”, dijo ella. “No estaban esterilizados, lo cual me provocó una infección llamada endocarditis”.
Dijo que “el 31 de agosto de 2007 tuve una cirugía a corazón abierto”. En octubre de 2007 estaba discapacitada, lo que significaba que yo no podía hacer nada por mí misma, cuidar de mi hijo, cuidar de mí misma, alimentarme, vestirme, no podía hacer nada de eso”.
“Él está loco y es negligente. No tenía… ningún tipo de sentimientos de lo que hace a esas mujeres y a esos bebés”, agregó.
Nicole Gaither, de 38 años de edad, le dijo a ABC News que ella experimentó un dolor intensísimo y que sólo podía sentarse con dificultad después que en el año 2001 Gosnell abortó su bebé de cinco meses de gestación. Supo después que el abortista había dejado dentro de ella partes de su bebé. Cuando ella volvió, él extrajo los restos sin aplicarle anestesia. Luego él dijo: “Levántese, usted no tiene tanto dolor”.
“Yo simplemente estaba recostada en la mesa y llorando, sólo le pedía al Señor que pusiera fin a todo esto”, dijo ella.
El Informe del Gran Jurado llevó al cierre del Departamento de Salud de Pennsylvania y de otras agencias gubernamentales del Estado por desviar la mirada ante las prácticas de Gosnell, a pesar que conocían denuncias y demandas contra el abortista.
Según el Gran Jurado, el Estado dejó de inspeccionar las instalaciones abortistas en 1995, bajo la administración del ex gobernador de Pennsylvania, Tom Ridge, un católico pro-aborto. Las inspecciones fueron retomadas en el año 2010 por el entonces gobernador Ed Rendell.
“El Departamento de Salud de Pennsylvania decidió abruptamente, por razones políticas, dejar de inspeccionar las clínicas de aborto”, dijo el Gran Jurado. “Con el cambio de administración del gobernador [Robert] Casey al gobernador Ridge, los funcionarios concluyeron que las inspecciones serían como ‘poner una barrera a las mujeres’ que desean abortar… Inclusive los salones de manicura en Pennsylvania son controlados más estrictamente para seguridad de los clientes”.
El informe también involucró a la Federación Nacional del Aborto, que dejó de denunciar a Gosnell a las autoridades, después de constatar numerosas violaciones durante una evaluación como parte de una solicitud suya para ser miembro de la Federación y que fue rechazada.
Las autoridades sólo descubrieron la horrible operatoria de treinta años de Gosnell cuando allanaron sus instalaciones por una droga médica.
Hoy, la organización de activistas pro-vida Operation Rescue resaltó que la clínica para abortos de Gosnell es simplemente una de las pocas “casas del horror” que deben ser cerradas, cuando distribuyeron un informe exponiendo la conexión de Gosnell con la Clínica Delta, de Baton Rouge (Louisiana).
El informe, dice el grupo, revela una “trama de muerte” entre Gosnell, la cómplice Eileen O’Neill y el propietario de la Clínica Delta, Leroy Brinkley, quien también es dueño de la clínica abortista Atlantic Women’s Services, en Wilmington, Delaware. Gosnell estuvo empleado en ésta última un día por semana, y O’Neill, quien pretendía ser una médica graduada, fue empleada tanto por Gosnell como por Brinkley. Fue arrestada la semana pasada junto con Gosnell.
El informe también involucra de Nuevo a la Federación Nacional del Aborto, que afirma que las instalaciones de Louisiana y Delaware de Brinkley son miembros prominentes.
Un grupo de abogados ha amenazado plantear una demanda contra el Departamento de Salud y los hospitales de Louisiana si no ordenan inmediatamente el cierre de la Delta Clinic por violaciones que reflejan las condiciones escuálidas encontradas en la clínica abortista de Gosnell en Filadelfia.
“Ciertamente, la clínica de Gosnell no es la única ‘casa del horror’ que está operante. Él es simplemente uno de los pocos que han sido capturados”, dijo Troy Newman, presidente de Operación Rescate. “Las condiciones y prácticas horribles existen en la mayoría de las clínicas abortistas, y de hecho todavía tenemos que encontrar una que cumpla con las todas leyes”.
Agregó que “sin embargo, podemos tener esperanza en el hecho que las condiciones políticas que han ignorado y dado cobertura a los abusos del aborto están cambiando, y el arresto en Filadelfia de la banda criminal de Gosnell son un testimonio de ello”. “Pero todavía hay un camino muy largo para recorrer, tal como muestra el informe”.

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