Por Domingo Martínez Madrid
¿Recuerda? Hace poco más de tres meses una clínica de reproducción asistida de California ofrecía a futuros padres la posibilidad de escoger algunos rasgos físicos del bebé, como el sexo y el color del pelo o los ojos.
Los responsables de la entidad aluden a fines "cosméticos", lo que refleja una concepción instrumental de la vida humana, incompatible con los principios éticos más elementales. Seleccionar embriones de diseño para producir bebés "guapos" e "inteligentes" es una fórmula que se aproxima peligrosamente a la selección racial.
Es por ello un planteamiento inaceptable en términos morales que atenta contra la dignidad humana. No se trata de limitar avances científicos, ni de poner barreras a la investigación, sino de impedir que, en nombre de un supuesto progreso, se altere la naturaleza de un individuo en el momento de su concepción.
Cada ser humano es un fin en sí mismo que no puede ser utilizado como un instrumento al servicio de objetivos económicos, científicos o incluso de la satisfacción de sus progenitores. No es un debate artificial entre ciencia y religión o entre "progresistas" y "reaccionarios", sino una exigencia de los principios éticos que sustentan nuestra civilización, frente a quienes anteponen el beneficio particular a la dignidad moral de la persona en nombre de una falsa concepción del avance tecnológico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario