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jueves, 9 de julio de 2009

Dos filósofos debaten sobre los vientres de alquiler - Aceprensa (nota completa clic aquí)

Ruwen Ogien y Sylviane Agacinsky, dos filósofos franceses que han publicado libros sobre cuestiones bioéticas, discuten en un debate organizado por Le Monde (20-06-09) sobre las madres de alquiler.
A la luz de la revisión por la que debe pasar la Ley francesa de Bioética en 2010, parece previsible que el legislador tome en cuenta las recomendaciones del Consejo de Estado, que en mayo pasado se pronunciaba por “no legalizar la gestación a través de terceros” en “interés del niño y de la madre de alquiler”.
Sylviane Agacinski es la autora de Corps en miettes (“Cuerpos en pedazos”, Flammarion), donde cuestiona el uso del cuerpo humano como mercancía. Ruwen Ogien, por su parte, en La Vie, la Mort, l'Etat (“La vida, la muerte, el Estado”, Grasset), se alza contra las intromisiones del Estado en la vida privada de las mujeres que deciden gestar un hijo ajeno. .
Ruwen Ogien estima que “el Estado no debe imponer por la fuerza ninguna concepción moral particular. Como protege y defiende el pluralismo religioso, debe proteger y defender también, con todos los medios de los que dispone, el pluralismo moral, esto es, el derecho de cada uno a vivir según sus profundas convicciones morales, en la medida en que éstas no perjudiquen a los demás.”
“Ciertos países democráticos como Bélgica, Grecia, Reino Unido o los Países Bajos toleran o regulan la práctica de la gestación mediante terceros. Otros no. Existe un criterio que permite decidir si tal o cual sistema penal es más o menos liberal. Mientras más liberal es un sistema de normas penales, menos ‘crímenes sin víctimas’ contiene.“ Según Ogien, “hoy en día, la gestación a través de terceros podría clasificarse perfectamente en la categoría de ‘crímenes sin víctimas’. En efecto, resultaría injusto penalizar un acuerdo entre personas que, en principio, consienten en él, y que no tiene visos de causar ningún daño a otros y, sobre todo, al niño por nacer.”
Sylviane Agacinski contesta que “la visión puramente liberal implica dejar que la gente viva como quiera, libremente. Pero es necesario distinguir entre los ‘derechos de’ y los ‘derechos a’, es decir, entre las libertades individuales que significan estar autorizado para (derecho de ir y venir, de expresarse, de vivir su vida sexual, de tener hijos, etc.; en una palabra: derecho de hacer cosas sin que nadie me lo impida), y los ‘derechos a’, que implican una exigencia y crean un deber frente a los otros.”
“Por ejemplo, el derecho a la vida nos obliga a alimentar a nuestros hijos y a todos los que dependan de nosotros, e incluso a ayudar, en la medida de nuestras posibilidades, a cualquiera que se encuentre en peligro. Luego existen ciertas obligaciones que tenemos hacia los demás, tanto como ellos las tienen hacia nosotros. Esta clase de derechos apela a la asistencia de los demás y a la del Estado a través de sus instituciones. Ahora bien: es evidente, según una visión liberal, que mi vida personal ha de ser libre, pero sin que deba por tanto exigir ninguna asistencia para llevarla adelante (en cosas como encontrar un pareja sexual o tener descendencia). Dicho de otra forma, la libertad no implica ningún derecho a tener hijos, y resulta muy paradójico incluir en una visión liberal bien entendida un derecho a la asistencia que excede los tratamientos terapéuticos.”

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