Los Veintisiete acuerdan garantizar entre otras cuestiones la prohibición del aborto en Irlanda a cambio de un nuevo referéndum que dé luz verde al Tratado de Lisboa.
“Vinimos en busca de garantías legales y las conseguimos”. Así se expresaba el pasado viernes, 19 de junio, el primer ministro irlandés, Brian Cowen, al término de la cumbre de dos días de la Unión Europea (UE) celebrada en Bruselas. Cowen se refería al acuerdo sellado con los Veintisiete que, entre otras cuestiones, garantiza “el derecho a la vida, la educación y la familia” en Irlanda.
De esta manera, la UE cumple el compromiso asumido el pasado 11 de diciembre de 2008 de que la UE respetará la prohibición del aborto en ese país a cambio de que Irlanda celebre un segundo referéndum para desbloquear el Tratado de Lisboa.
Al mismo tiempo, con su decisión, la UE reconoce que la prohibición de abortar que Irlanda comparte con Malta es compatible con el acervo comunitario y con los fundamentos jurídicos de la Unión Europea, o sea, que esa prohibición estará contemplada dentro del marco legal comunitario.
Había sido ratificado por todos los países de la UE a excepción de Irlanda y la República Checa. La consulta se saldó con el rechazo del 53,4% de la población, frente a un 46,6% que respaldaron la propuesta. La participación fue del 51%.
Ahora, tras el acuerdo sellado, todas las encuestas indican que esta vez los irlandeses se inclinarán mayoritariamente a favor de ratificar el tratado, que necesita de la aprobación de los 27 estados miembros para entrar en vigor.
“Derecho a la vida”
“Se ha despejado el camino para que los irlandeses puedan votar sí”, aclaró el primer ministro irlandés, quien también dijo que la próxima semana anunciará la convocatoria del nuevo referéndum “a primeros de octubre”.
Las garantías ratificadas por la UE “dejan absolutamente claro que Irlanda tiene el control de sus impuestos” y que “la tradicional política de neutralidad militar no se ve afectada por el tratado”, añadió Cowen.
Asimismo, “tampoco la protección constitucional sobre el derecho a la vida, la educación y la familia” se verán afectadas, afirmó el primer ministro irlandés.
La garantía de todas estas cuestiones era prioritaria para los ciudadanos irlandeses, que tenían serias dudas de cómo podría afectar a sus vidas el nuevo tratado.
La solución a estas dudas se alcanzó después de un intenso debate entre Cowen y el primer ministro británico, Gordon Brown, que temía que un exceso de concesiones a Irlanda diera alas a los conservadores sobre la ratificación del Tratado de Lisboa en el Reino Unido, ya que si llegan al poder antes de que entre en vigor han prometido a su vez someterlo a referéndum.
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