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domingo, 15 de febrero de 2009

Argentina, Buenos Aires: Médicos católicos recuerdan el magisterio de la Iglesia sobre la eutanasia - Notivida Nº 576

Requerida por los medios de comunicación la opinión del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires, acerca de la muerte de la joven italiana Eluana Englaro, la entidad reiteró la doctrina de la Iglesia expresada por Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium Vitae.
Recordemos que asesinatos como el de Eluana se pueden practicar legalmente en la provincia de Río Negro. La Ley 4.264 le permite a los parientes de un paciente “en estadio terminal” que “no esté consciente o en pleno uso de sus facultades mentales” pedir la suspensión de la hidratación y alimentación.
A continuación la Declaración del Consorcio de Médicos Católicos:
La eutanasia es síntoma de la cultura de la muerte
1) “Cada vez más fuerte la tentación de la eutanasia, esto es, adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin ‘dulcemente’ a la propia vida o a la de otros. En realidad, lo que podría parecer lógico y humano, al considerarlo en profundidad se presenta absurdo e inhumano. Estamos aquí ante uno de los síntomas más alarmantes de la ‘cultura de la muerte’, que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista que presenta el creciente número de personas ancianas y debilitadas como algo demasiado gravoso e insoportable”. (Evangelium vitae, n. 64)
La eutanasia es un crimen
2) “De acuerdo con el Magisterio de mis Predecesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confirmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cuanto eliminación deliberada y moralmente inaceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal. Semejante práctica conlleva, según las circunstancias, la malicia propia del suicidio o del homicidio”. (Evangelium vitae, n. 65)
La eutanasia y totalitarismo
“Se llega además al colmo del arbitrio y de la injusticia cuando algunos, médicos o legisladores, se arrogan el poder de decidir sobre quién debe vivir o morir (…) Cuando el hombre usurpa este poder, dominado por una lógica de necedad y de egoísmo, lo usa fatalmente para la injusticia y la muerte. De este modo, la vida del más débil queda en manos del más fuerte; se pierde el sentido de la justicia en la sociedad y se mina en su misma raíz la confianza recíproca, fundamento de toda relación auténtica entre las personas. (Evangelium vitae, n. 66).
Recordamos además, las Respuestas de la Congregación para la Doctrina de la Fe (14 de Septiembre de 2007), en las que claramente se dice que un paciente en "estado vegetativo permanente" es una persona, con su dignidad humana fundamental, por lo cual se le deben los cuidados ordinarios y proporcionados que incluyen la suministración de agua y alimentos, incluso por vías artificiales.
En ocasiones las familias y el personal sanitario se verán sometidos a presiones para terminar con estados irreversibles críticos y dolorosos, que causan un fuerte impacto afectivo, sobre todo en lo más los allegados al enfermo, y que exigen el ejercicio heroico de las virtudes cristianas. Por eso llamamos a recuperar la convicción de la soberanía exclusiva de Dios sobre el comienzo y el final de la vida humana, y la confianza en su especial ayuda en las situaciones críticas de la vida.
La eutanasia es la perversión de la piedad
3) “La eutanasia, aunque no esté motivada por el rechazo egoísta de hacerse cargo de la existencia del que sufre, debe considerarse como una falsa piedad, más aún, como una preocupante ‘perversión’ de la misma. En efecto, la verdadera ‘compasión’ hace solidarios con el dolor de los demás, y no elimina a la persona cuyo sufrimiento no se puede soportar. El gesto de la eutanasia aparece aún más perverso si es realizado por quienes -como los familiares- deberían asistir con paciencia y amor a su allegado, o por cuantos -como los médicos-, por su profesión específica, deberían cuidar al enfermo incluso en las condiciones terminales más penosas. La opción de la eutanasia es más grave cuando se configura como un homicidio que otros practican en una persona que no la pidió de ningún modo y que nunca dio su consentimiento”.
Dr. Alejandro Nolazco, Presidente
Dr. Ernesto Beruti, Vicepresidente
Dr. Antonio Catalan Pellet, Secretario

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