
En ese sentido, el Prelado afirmó que "la Iglesia Católica va a insistir siempre en que todo ser humano, desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural, aunque se encuentre gravemente enfermo, es una persona viva y que merece todo el cuidado y respeto".
El Obispo experto en bioética recordó que la muerte es parte de la experiencia humana y que nadie tiene el derecho de realizar una acción que "tienda a eliminar a otra".
"Que quede claro que para nosotros la alimentación y la hidratación es una acción totalmente proporcionada y ordinaria, y si alguien hubiese preguntado si estábamos en este caso obligados, por ejemplo, a una intervención quirúrgica, yo hubiera sido el primero en decir que no. Eso nos parece desproporcionado y extraordinario, pero aquí estamos hablando de un derecho básico que tiene toda persona, dada su dignidad intrínseca, a poder estar alimentada e hidratada", expresó.
Mons. Chomalí criticó que en occidente se abandone a los enfermos. "Tenemos que hacer todos ahí un mea culpa, y lo más probable es que el padre de Eluana se haya sentido solo, agobiado, sin apoyo económico, moral, ni social, y haya pensado que la única salida era la muerte de su hija", señaló.
El Prelado recordó que el Papa Benedicto XVI enseñó que el sufrimiento "es un misterio" y "el lugar privilegiado de la solidaridad". "Invito a que haya una gran corriente de solidaridad de todas las instancias públicas, privadas y organizaciones, para estar más cerca de estas personas", pidió Mons. Chomalí.
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