Se han publicado en Argentina manuales de
Educación Sexual Integral para la adolescencia que son buenisimos. La prueba es
que a sectores antivida y antifamilia no le gustan nada.
Se trata de una colección de 3 libros de Educacion sexual
integral, pero en valores, con 100 % de respeto a las convicciones morales de la
persona.
El libro 1 es propio del alumno de secundaria, el libro 2 es
para el profesor, y el libro 3 es para el papa o la mama que quiera formarse un
poco en como abordar la educacion afectivosexual de sus hijos.
Cada uno de estos libros se podria conseguir por separado. En
especial recomendamos el numero 3 por su brevedad y bajo costo. Responda a este
mail - sinsida@gmail.com - y les informaran.
Pues bien, ante la carga critica de algunos ( CQC anda al
acecho ), uno de los principales autores ha redactado lo que sigue, para quien
quiera juzgar con objetividad, y ciencia.
http://www.educarhoy.org/690/educacion-sexual-integral-datos-cientificos-frente-a-sesgo-ideologico/
Se están realizando críticas
sectarias y sin sustento científico al manual Educación Sexual Integral para
la adolescencia elaborado por tres investigadores de la Universidad de
Navarra y publicado por Ediciones Logos (www.librerialogos.com). La formación
académica nacional e internacional y el grado de especialización de los autores
de dicho material didáctico son probados y accesibles, ya que sus curriculum
vitae son públicos y se pueden consultar en www.educarhoy.org. Queda por saber el grado
de preparación y especialización sobre educación de la sexualidad de quienes
critican esta publicación desde perspectivas claramente
ideologizadas.
El fundamentalismo ideológico
carente de argumentación científica de quienes realizan esta crítica es
sorprendente en una sociedad madura y democrática, y más aún en un medio de
comunicación que aspire a ofrecer una información de calidad a los ciudadanos.
Una cosa es que los críticos tengan unas profundas convicciones personales a
favor del aborto y otra afirmar que todo el que no esté de acuerdo con sus
postulados sea un ser aberrante, acientífico y falto de
profesionalidad.
Las críticas imputan a los autores del manual
Educación Sexual Integral para la adolescencia (www.educarhoy.org) conclusiones falsas y
califican de “aberrantes” afirmaciones que no se encuentran en el manual, como
que “se desaconseja hablar a los estudiantes de secundaria sobre el uso del
preservativo”. También cita como textuales frases alteradas, por ejemplo que
“asistimos al aumento de la transmisión homosexual del sida” cuando en el
original dice “asistimos al aumento de la transmisión heterosexual del
sida y de otras infecciones de transmisión sexual (ITS)”. Estas frases no son
opiniones de los autores del manual sino datos de los CDC y de
ONUSIDA.
Lejos de estas manipulaciones, el manual criticado
explica las limitaciones de considerar el preservativo como la única medida de
prevención eficaz frente a los embarazos imprevistos, el sida y otras ITS. La
ciencia dice sobre el preservativo: 1) es un anticonceptivo que tiene una
eficacia práctica media del 85% (OMS); 2) reduce pero no elimina el riesgo de
infección de VIH, siendo su eficiencia del 80%, según The Cochrane
Library; 3) no ofrece una protección adecuada frente a
ITS frecuentes, como el herpes genital, la sífilis
y el virus del papiloma humano porque, incluso si se
utiliza un preservativo, se puede contraer la ITS por contacto con áreas de piel
infectadas que no son recubiertas por el condón, según explica el
Diario de Salud de la
Mujer 2007 de la Oficina de Salud de la Mujer del Departamento de
Salud de EEUU; 4) si se presenta el preservativo como totalmente eficaz pueden
inducir a los jóvenes a asumir un riesgo mayor del que inicialmente estaban
expuestos, fenómeno que en medicina preventiva se conoce como “compensación de
riesgo” y que se encuentra descrito en la literatura científica (Cassell MM
et al, 2006). A la luz de estas evidencias, el director de Centro de
Control de Enfermedades Infecciosas (CDC) en su informe para al Congreso de EEUU
sostiene que “es insuficiente la recomendación del uso del preservativo como
estrategia primaria de prevención”.
Hasta la fecha, no hay ningún país
que haya logrado frenar la epidemia del sida con políticas centradas
exclusivamente en la promoción del uso del preservativo. Por el contrario, los
únicos países con una epidemia generalizada que de momento han logrado frenar el
avance del sida han basado sus campañas haciendo hincapié en los componentes A y
B de la estrategia “ABC”. Han promovido cambios de conducta dirigidos a fomentar
de modo prioritario la abstinencia entre los adolescentes y jóvenes, y la
monogamia mutua entre los adultos sexualmente activos y presentan los
preservativos como lo que son: un modo de reducir el riesgo pero que nunca puede
eliminar totalmente un riesgo. Esta estrategia de prevención fue consensuada por
más de 150 expertos de diferentes países, culturas y creencias y publicada en la
revista The Lancet en el año 2004 (Halperin et al,
2004).
Estos son datos científicos y sería interesante que los críticos del manual
Educación Sexual
Integral para la adolescencia (www.educarhoy.org) presentaran datos
científicos en vez de centrarse en descalificaciones e insultos
sectarios.
¿Se puede afirmar, sin ser
malintencionado o ignorante, que incluir estas enseñanzas en un manual de
Educación Sexual Integral están alejadas del conocimiento científico? ¿No tienen
nuestros jóvenes el derecho a tener una información completa para poder tomar
sus decisiones en verdadera libertad? El manual Educación Sexual Integral
para la adolescencia no oculta conocimientos a los jóvenes sino que les
capacita mejor para tomar sus decisiones y les ofrece un estilo de vida sexual
más saludable y acorde las evidencias científicas
disponibles.
Son numerosos los artículos
científicos publicados sobre las consecuencias negativas de la actividad sexual
en la adolescencia (www.heritage.org).
Según los datos de OMS, en 2008 aproximadamente el 40% de los casos de
infecciones nuevas por VIH afectaban a la población de 15 a 24 años. Precisamente las
conocidas consecuencias negativas de la actividad sexual en la adolescencia,
como el incremento de la incidencia de ITS en los jóvenes menores de 24 años o
del número de embarazos en menores, son las que motivan desde hace años que en
numerosos países, y ahora en Argentina, se introduzca la educación sexual en las
escuelas.
Pero para mejorar la educación
sexual en los jóvenes y lograr que sea realmente
integral se debe facilitar la “integración de los elementos somáticos,
emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual por medios que sean
positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y
el amor”, según la definición de salud sexual dada por la OMS en 1974. Por tanto, la
educación sexual no debe centrarse en la promoción del uso del preservativo y
del relativismo respecto a las conductas sexuales, ya que enseñar a amar no es
igual que enseñar a hacer el coito. En este sentido, desde hace años se están
implementando cada vez más programas de educación sexual centrados en la
abstinencia con unos resultados esperanzadores, como el reciente estudio de
John B. Jemmott publicado en
Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, en febrero de
2010.
Otro aspecto
destacado en la actualidad es la importancia de contar con los padres a la hora
de incidir en la educación sexual de los adolescentes. Puede servir como ejemplo
los recursos disponibles en www.4parents.gov y la guía
¡Padres,
hablen ya!
(www.4parents.gov/psu_spanish_final.pdf) elaborada por
el Departamento de Salud de EEUU. Estos recursos son parte de una campaña nacional de
educación pública que tiene como finalidad dar a los padres la información y las
habilidades necesarias para ayudar a sus hijos a tomar decisiones saludables,
entre ellas, la decisión de esperar hasta el matrimonio para tener sexo. Padres y madres,
tanto de colegios públicos como privados, deberán elegir qué tipo de educación
sexual prefieren para sus hijos. En este sentido, la existencia de materiales
didácticos con diferentes enfoques de la sexualidad facilita a los padres
ejercer su derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse
a sus hijos, señalado en el artículo 26.3 de la Declaración Universal de los
Derecho Humanos.
Todas las afirmaciones presentes en
el manual Educación Sexual Integral para la adolescencia se fundamentan
en la medicina basada en evidencias y están contrastadas con las publicaciones
científicas de los últimos años (www.educarhoy.org). Intentar descalificar
el trabajo de investigación y las enseñanzas del manual por las creencias de sus
autores o por que trabajen en una Universidad de reconocido prestigio
internacional y de firmes raíces cristianas es señal de intolerancia y
fundamentalismo ideológico. Si se rehúye el debate científico y la búsqueda de
la verdad solo quedan los prejuicios y creencias personales. Quedarse anclado en
esa postura no educa a nuestros jóvenes ni les ofrece un futuro
mejor.
Ignacio Gómara y Jokin de
Irala.
Departamento de Medicina Preventiva
y Salud Pública de la
Universidad de Navarra.
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