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viernes, 20 de agosto de 2010

El fenómeno del aborto - Por Prof. Mario D. Correa D'amico

Al ser humano le gusta vivir y disfrutar de la vida sabiendo que la tiene, sin embargo en múltiples casos impide su desarrollo o la destruye. La vida, resiste a todo concepto del hombre pues es anterior a él. Está exenta de toda moral, ideología o dogmatismo, no está sujeta a política alguna ni pende de ninguna concepción humana. La vida necesita simplemente de su reconocimiento y educación. Con una buena educación que ponga límites y responsabilidad al acto sexual, la concepción y generación de la vida no correría ningún peligro pues antes de la relación misma, cada joven y cada adulto, sabría qué hacer para salvar una vida y no abortarla. Por eso, es importante una educación sexual, para la prevención. El mejor método para impedir el aborto es la educación y aunque esta sea menos rentable para muchos es la más costosa para todos pues significa esfuerzo y dedicación día a día de padres y del Estado que jamás deben resignar por intereses materiales, pues la educación implica principios, valores y respeto a la vida misma. La educación es el soporte más importante de toda civilización.
Hoy estás presente y estás en el mundo, sabes que es la muerte, pero ¿cuánto conoces de la vida? 
Lo que vio una enfermera... En septiembre de 1993, Brenda Pratt Schaffer, una enfermera recibida con trece años de experiencia, fue asignada por su agencia de enfermeras a una clínica de abortos. Como ella misma se consideraba a favor de una "decisión propia'' (a favor de elegir el aborto), no pensó que iba a tener algún problema en su trabajo. Pero estaba muy equivocada. Explicó que "estuve junto al doctor mientras hacía un aborto después de un nacimiento parcial en una mujer que tenía seis meses de embarazo. El corazón del bebé se veía claramente en la pantalla del ultrasonido. El doctor sacó el cuerpo y los brazos del bebé, todo menos su pequeña cabeza. El bebé se movía. Sus pequeños dedos se juntaban, daba de patadas. El doctor tomó unas tijeras y las encajó en la cabeza del bebé, sus manos se desplomaron inmediatamente con una reacción de sorpresa, como lo hace un bebé cuando cree que caerá. Entonces el doctor abrió las tijeras y metió un tubo de succión en el hoyo de su cabeza y le sacó el cerebro. Nunca regresé a esa clínica. Pero hasta hoy todavía me persigue el recuerdo de la cara de ese bebé. Era la cara más perfecta y angelical que jamás había visto'' (Fuente: La cruz de California, agosto de 1998, p. 12). 
La Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Consejo de Población, el Pathfinder International y otras organizaciones proabortistas se han confabulado para promover el aborto a nivel mundial por medio de la eufemísticamente llamada "anticoncepción de emergencia''. La "anticoncepción de emergencia'' consiste en el suministro de píldoras anticonceptivas o en la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU) poco después de un acto sexual con el objeto de impedir el embarazo. En realidad, este método no constituye un acto anticonceptivo, sino un aborto, por cuanto lo que se impide es la implantación del óvulo fecundado, es decir, del nuevo ser humano, en el útero su madre.
En la segunda guerra mundial (1945), murieron según las estadísticas sumatorias de Europa, Asia y África, 50.000.000 de personas. En paralelo, examinamos como ejemplo, ¿Cuántos abortos se suceden en el mundo cada año? Según el Instituto de Alan Guttmacher aproximadamente 22 millones de abortos legales se reportaron en 1987. Se estima que entre 4 y 9 millones no fueron reportados, para un posible total de 26 a 31 millones de abortos legales. Si le agregamos a esa cifra 10 a 22 millones de abortos clandestinos tenemos un total en el mundo entero de 36 a 53 millones de abortos cada año. A partir de 1946 al presente, se han producido entonces 3.345.000.000 de abortos, lo que representa hoy la mitad de la población mundial. No quisiera creer que en el silencio de estos verdaderos inocentes estamos -sin querer admitir- frente a la tercera guerra mundial.
Si a partir de la educación, no se protege la vida humana, por ella misma, la responsabilidad pone de manifiesto a sus mismos actores.
Nuestra Cámara de Diputados de San Juan tuvo en conocimiento según Orden del Día del pasado 26 de julio un anteproyecto de ley de Protección a la Vida del Concebido, para su tratamiento que hasta la fecha no ha sido considerado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

brillante Nota. Felicitaciones

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