Vivimos actualmente en
una sociedad contradictoria: mientras se levantan grandes manifestaciones cuando
se trata de defender a los animales (pingüinos, ballenas, focas, etc.) todos se
callan vergonzosamente ante la matanza de 50 millones de bebés al año por el
aborto en el mundo.
El aborto mata por año a más personas que los
fallecidos en la segunda guerra mundial. Mientras en la sociedad actual se
tiende a abolir la pena de muerte, en muchos lugares se legaliza el aborto. En
la Argentina se pretende legalizar su práctica con la conocida táctica usada en
otros países del "derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo".
Los pro
abortistas sostienen la primacía de los derechos de la madre sobre los del hijo,
incluso se lo propone como un "nuevo derecho de la mujer", a asesinar a su
propio hijo.
Muchos que se llaman paladines de los derechos humanos,
promueven el aborto, contradiciendo el primer y fundamental derecho a la vida.
Para ellos, el ser humano sólo tiene derechos fuera del vientre materno. Postura
criminal, violenta e injusta, en cuanto se destruye deliberadamente, a sangre
fría, una vida humana. Pero, la biología enseña que el embrión no es parte del
cuerpo de la madre, y por lo tanto, ésta no tiene derecho a
eliminarlo.
El Catecismo enseña que: "La vida humana debe ser respetada y
protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer
momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de
persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la
vida" (2270) La Iglesia siempre ha afirmado la malicia moral de todo aborto
provocado, "crimen abominable" (Concilio Vaticano II, GS, 51), y sanciona con
pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana: "Quien procura el
aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae" (Código de
Derecho Canónico, 1398). Con esto la Iglesia manifiesta la gravedad del crimen
cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte
(Catecismo, 2272).
Matar un embrión nunca es lícito, independientemente
de cómo haya sido gestado ese ser humano. "Puesto que debe ser tratado como una
persona desde la concepción, el embrión deberá ser defendido en su integridad,
cuidado y atendido médicamente en la medida de los posible, como todo otro ser
humano" (Catecismo, 2274).
El término aborto deriva de "ab-ortus", que
etimológicamente significa "privar de nacimiento". El aborto directo o
voluntario es la interrupción de la vida del embrión o feto dentro del seno
materno o su expulsión prematura, para producirle la muerte. Es decir, el
objetivo buscado es la eliminación del ser humano en gestación, y por lo tanto,
es siempre y en todos los casos un homicidio, pues se trata de matar un ser
humano vivo, aunque se encuentre en gestación, privándole del derecho que tiene
todo ser humano a la vida.
Las técnicas abortivas se clasifican según el
momento del desarrollo del bebé en que actúan: a) Métodos que actúan antes de la
implantación del embrión y que actúan impidiendo la implantación o anidación del
embrión en el endometrio, y b) Métodos que actúan después de la implantación del
embrión: el embrión ya implantado es eliminado mediante distintas técnicas
químicas o quirúrgicas.
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