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lunes, 16 de junio de 2008

"Europa debe revisar sus políticas abortistas" - Por Mariano de Vedia, www.lanacion.com.ar

Monseñor Elio Sgreccia advirtió sobre el descenso de nacimientos
"Ahora que en Europa se va constatando que la disminución de la tasa de nacimientos impacta en la economía, es necesario revisar todas estas políticas abortistas y negativas del derecho a nacer." A los 80 años, monseñor Elio Sgreccia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida y principal voz de la Iglesia en la defensa de los derechos del niño por nacer y en los desafíos que plantea la bioética, sigue recorriendo el mundo para proclamar el respeto a la dignidad del ser humano desde el momento de la concepción. Durante su visita a la Argentina, donde recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Católica Argentina y participó del Congreso Internacional de Bioética, en Santa Fe, monseñor Sgreccia dialogó con LA NACION sobre los desafíos que hoy vive el mundo en el terreno de la bioética. Sgreccia sustenta la posición de la Iglesia no sólo en principios del derecho natural, sino también en la realidad marcada hoy por las reglas de la economía y las necesidades sociales. "Todo el mundo sabe hoy que el primer bien de la economía mundial es el capital humano", dijo. Y expresó, así, la necesidad de fortalecer ese capital humano para lograr el desarrollo de una sociedad. "Una revista científica publicó recientemente que en el mundo se practican 42 millones de abortos voluntarios por año. Es la población entera de una nación", advirtió.
-¿Qué desafíos presenta hoy el campo de la bioética? -Hay desafíos sintomáticos, como la utilización de los embriones humanos en la investigación, el uso de las células estaminales derivadas de los embriones y la tentativa de generalizar un presunto derecho al aborto y la eutanasia. Son problemáticas que surgen en Europa y se extienden a otros continentes, pero en el centro está la negación de la dignidad integral de la persona humana.
-¿Cuál es el mayor riesgo en el uso científico de los embriones? -El riesgo más preocupante es que se niega el acceso a la vida a cada ser humano concebido. El derecho a la vida es el derecho primero. Si no hay derecho a la vida no hay derecho a la libertad. Por el contrario, se instaura un dominio de los más fuertes sobre los débiles. La Iglesia no puede recibir pasivamente los más pequeños signos de una discriminación y devaluación de los hombres ni del más pequeño de los hombres, como el embrión.
-¿La voz de la Iglesia no es escuchada? ¿Por qué? -El mundo vive momentos de crisis. Parece que la voz de la Iglesia no es considerada por los Estados más grandes. La historia muestra que desafortunadamente ha sido reconocida demasiado tarde. Pero la importancia de la Iglesia no es obtener inmediatamente la victoria, sino proclamar la verdad del hombre a todos los hombres.
-¿Por qué en los foros y organismos internacionales prevalecen posiciones contrarias? -Muchos organismos internacionales reciben influencias de las políticas de los países fuertes y de los intereses económicos, que hacen prevalecer la difusión del bienestar material sobre el respeto de los valores espirituales. Esta influencia intenta, además, corromper ciertas corrientes y partes de las mismas comunidades cristianas.
-¿Los países de América latina tienen márgenes para apartarse de la línea que hoy predomina? -Hasta ahora América latina ha gozado de una gran dignidad, porque sus países han seguido la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto Internacional de Costa Rica), que proclama el respeto de la vida humana desde el momento de la concepción. Ahora las fuerzas norteamericanas y los intereses fuertes presionan sobre los gobiernos y parlamentos para que se reconozca el aborto y se viole este principio esencial que protege al más pequeño de los hombres. Es un desafío complicado, un asalto de una civilización instrumental y utilitarista que busca confundir los valores humanos.
-¿Le preocupa la clonación? -Es lo máximo de la instrumentalización. Ahora en Inglaterra se mezclan células humanas con óvulos de un animal para construir un ser a gusto, seleccionado.
-¿Cómo recibe la Iglesia a la mujer que se ve empujada al aborto porque lo ve como única salida? -Con palabras de gran comprensión por la debilidad moral, psicológica, social de la mujer. Pero el remedio de esta situación no es matar al hijo. En el momento en el que se suprime el hijo se destruye en la mujer una parte de su vida: la maternidad. Cuando una mujer se enfrenta a esta situación por un momento de violación o de debilidad moral se debe movilizar la sociedad para asegurarle la dignidad, el trabajo, la ayuda. No destruir el hijo.
-¿En qué medida los condicionamientos sociales pesan sobre esta decisión? -Se pueden salvar muchas vidas si se ayuda a la mujer que se encuentra en dificultades e intenta abortar. Muchas madres lo agradecen. Hay partidos radicales que impulsan a la mujer a sentirse autónomas y libres y a proclamar su derecho al aborto, como si fuera un derecho que exaltara la dignidad de la mujer. Es un derecho que ayuda a la mujer a destruir en sí misma el sentido natural de la madre.
-¿Los gobiernos son responsables? -Algunos son responsables. Un economista hebreo obtuvo el Premio Nobel por un trabajo acerca del capital humano y ha demostrado que una nación que no tiene cierto número de hijos y no tiene familias sanas es una nación con dificultades para alcanzar el progreso.

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