.- El Presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), Dr. José María Simón Castellví, dio a conocer una serie de argumentos científicos con los que se confirma el carácter profético de la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI.
En un artículo publicado en L'Osservatore Romano y titulado "La Humanae Vitae: Una profecía científica", el médico español da cuenta de la reciente publicación de la FIAMC de un documento oficial para conmemorar el 40 aniversario de esta importante encíclica, en el que se "demuestra irrefutablemente que la píldora denominada anovulatoria más usada en el mundo industrializado, la producida con bajas dosis de las hormonas estrógeno y progesterona, funciona en muchos casos con un efecto anti-implantatorio; es decir abortivo, porque expulsa un pequeño embrión humano".
Simón Castellví señala también que "este efecto anti-implantatorio es admitido en la literatura científica. Se habla sin pudor de una tasa de pérdida embrional. Pero, curiosamente, esta información no llega al gran público".
Asimismo precisa que "otro aspecto interesante tiene que ver con los efectos ecológicos devastadores de las toneladas de hormonas arrojadas al medio ambiente cada año. Tenemos datos suficientes para afirmar que uno de los motivos que generan la infertilidad masculina en occidente (con siempre menos espermatozoides en el hombre) es la contaminación ambiental provocada por los productos de la 'píldora'".
Al referirse a este tema, el Presidente de la FIAMC indica que este "efecto antiecológico exige una explicación de parte de los fabricantes" y recuerda que "la misma Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (International Agency for Research on Cancer), con sede en Lyon, agencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su comunicado de prensa del 29 de julio de 2005, ya había constatado los efectos cancerígenos de los preparados orales de combinados de estrógenos y progesterona y los había clasificado en el grupo como un agente cancerígeno…"
Luego de explicar que son los "métodos naturales de regulación de la fertilidad los que son eficaces y respetan la naturaleza de la persona", el médico afirma que "al celebrar los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre se puede decir que los métodos anticonceptivos violan al menos cinco importantes derechos: el derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho a la información (su difusión ocurre en desmedro de la información sobre los métodos naturales) y el derecho a la igualdad entre los sexos (el peso de los anticonceptivos recae casi siempre sobre la mujer)".
Tras destacar la importancia de las relaciones sexuales dentro del matrimonio para la unión y el crecimiento en el amor de los cónyuges, el Presidente de la FIAMC señala que "la doctrina de la Humanae Vitae es poco seguida, entre los varios motivos, porque en su tiempo muchos médicos no la aceptaron".
"La pregunta opuesta –prosigue– puede ayudarnos a ver cuán profético fue Pablo VI. ¿Si hubiese aceptado la 'píldora', hoy habríamos podido prescribir conciencia algunos productos que sabemos son anti-implantatorios? El prestigio del médico está en ofrecer con autoridad a los cónyuges alternativas a la anticoncepción. La relación entre médico y paciente es tan fuerte que difícilmente se rompe, incluso si entre ellos parece un teólogo disidente. Para tal fin es necesario formar e informar más y mejor a los médicos sobre la fertilidad".
Finalmente, Simón Castellví considera que "nosotros los médicos católicos continuaremos desarrollando nuestra profesión. Sin embargo, dada la situación actual –con progresos muy lentos, muchas reticencias y millones de personas involucradas– me atrevo a pedirle respetuosamente a la Iglesia (a la Santa Sede) que cree una comisión especial para la Humanae Vitae".
El documento de la FIAMC sobre la Humanae Vitae "es un texto muy técnico, extenso, de cien páginas, con 300 citas bibliográficas, en su mayoría de revistas médicas especializadas. El documento ha visto la luz luego de muchos meses de investigación y de intenso trabajo de recolección de datos. Es justo recordar al curador, el médico suizo Rudolf Ehmann, quien ha dedicado a la redacción la misma cantidad de meses que dura un embarazo", explicó Simón Castellví.
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