“Muchos conflictos familiares se evitarían con cursos de orientación familiar”
La presidenta de IFFD, la belga Marina Robben, es madre de siete hijos. Es economista y actualmente trabaja con su marido en un banco. Explica que la formación que ha recibido a lo largo de su vida a través de los cursos de orientación familiar les ha servido enormemente, tanto para crecer en su vida conyugal, como para educar y comprender mejor a sus hijos. Asegura que “la orientación familiar es básica para prevenir conflictos”.
— Los cursos de orientación familiar van encaminados a prevenir conflictos en lugar de a solucionarlos…
— Sí. Nuestra misión consiste en la prevención proporcionando herramientas que permitan a las familias desarrollarse en plenitud. Como consecuencia, ayudan a prevenir crisis matrimoniales y conflictos entre padres e hijos. También son útiles para afrontar las adversidades cuando surjan en el seno de la familia porque cada problema es una oportunidad para crecer más. No solucionamos directamente problemas ni realizamos terapias, pero tenemos contacto con gabinetes asesores para derivar casos graves de familias rotas o en crisis.
— ¿Cuáles son los objetivos de IFFD?
— Ser un apoyo firme y una ayuda eficiente para los padres en su tarea educativa, formar expertos en familia y coordinar los centros de orientación familiar en todo el mundo para intercambiar experiencias. También fomentamos la actuación coordinada y permanente en defensa del matrimonio y de la familia en foros nacionales e internacionales; y promovemos el estudio e investigación en ciencias de la familia.
— ¿Por qué es necesaria la orientación familiar?
— Por su capacidad para enriquecer las actitudes educativas y de toma de decisiones de los padres respecto de sus hijos; también porque contribuye a perfeccionar las relaciones conyugales y porque promueve la revitalización de la familia y la preparación de todos sus miembros para ser ciudadanos libres y responsables. Estoy convencida de que la orientación familiar tendrá un especial papel en el siglo XXI.
— Los programas de IFFD están configurados en función de las diversas fases evolutivas de los niños.
— Exactamente, son ocho cursos en total: primeros pasos, primeras letras, primeras decisiones, pre-adolescentes, adolescentes, un programa para jóvenes, amor matrimonial y hasta un curso para abuelos activos. Se trata de dar orientaciones a los padres y a las familias para que no vivan en el analfabetismo emocional.
— ¿Es cierto que el método del caso que utilizan en sus cursos proviene de la escuela de negocios de Harvard?
— Este tipo de metodología comenzó en la escuela de negocios de Harvard y se ha extendido a todos los países. Consiste en crear pequeños grupos, encabezados por matrimonios expertos, que hagan reflexionar a los participantes sobre sus relaciones con los hijos y entre sí, dándoles la información adecuada. Una vez recibida y estudiada dicha información, se trabaja en casos prácticos acerca de las diferentes problemáticas de la familia. Los padres tienen la oportunidad de hablar entre ellos de lo que les preocupa en la educación de los hijos y se apoyan unos a otros.
— ¿Qué metas se han propuesto tras este congreso?
— Impulsar el cumplimiento de la Declaración de Roma aprobada por IFFD hace dos años y dirigida a la Secretaría General de la ONU, en la que se pide la más amplia protección ante todas las formas de discriminación de la familia, conforme a los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En segundo lugar, trasmitir experiencias sobre el modo de liderar y dirigir la orientación familiar en cada país; además, preparar los contenidos del próximo congreso de la IFFD, previsto para 2010 y fortalecer los lazos entre los líderes de la orientación familiar.
— ¿Qué es para usted la familia?
— Un lugar en el que cada uno es amado sin condiciones.
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