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martes, 14 de septiembre de 2010

¿Por qué Disney odia a los padres? - Fuente: The Vigilant Citizen


Toy Story 3

Toy Story 3: En la película, Andy, es criado por una madre soltera


¿HAN ADVERTIDO QUE EN TODAS SUS PRODUCCIONES MATAN A PAPÁ Y A MAMÁ?

La semana pasada, con la lluvia azotando afuera, mi hija y yo nos preparamos para una tarde de nostalgia en la familia. La clase de situaciones que le dio éxito a las películas de Walt Disney.
El estilo que ha dado a Disney una posición especial en nuestra casa. Para nosotros, ese nombre sugiere un mundo de valores familiares y tradiciones pasadas. Un lugar donde, sin importar las adversidades que se enfrentan, el bien triunfará sobre el mal.
Las películas de Disney hablan a nuestro corazón y labran las vidas de nuestros niños con una sensación de seguridad, en un mundo incierto.
Y así fue; en ese día pasado por agua, transitamos, riendo y llorando, nuestro camino a través de una tripleta de los favoritos de Disney: el hermoso Bambi que desgarra el corazón, el gloriosamente regio Rey León y el eternamente encantador Buscando a Nemo.
Pero más tarde, me di cuenta de algo más que es común a las películas de Disney, además del buen encanto nostálgico por aquellos años infantiles: La ausencia de los padres.
Bambi, abandonado por su padre antes de nacer; la experiencia de la cacería y el subsecuente disparo a su madre. Una tragedia que aún me provoca sollozos incontrolables, cuatro décadas después de que la vi por primera vez con mi propia madre.
Eso no es todo. En el Rey León, Simba está implicado en la muerte de su padre y huye en un vano intento de escapar de su miseria.
Por su parte Nemo —el pez rebelde— es el único sobreviviente del ataque violento de una barracuda a su madre y a sus hermanos, transcurre gran parte de la historia distanciado de su padre.
El hecho de que estas tres películas giraban sobre la falta de los padres, me hizo dudar. ¿Es sólo una coincidencia?
Aparentemente no. Para Disney, la organización más afín a lo infantil, parece haber algún problema con los padres.
Desde su formación en los años veinte, la producción de Disney ha ofrecido un suministro constante de familias desquiciadas y destrozadas.
Jungle Book
Huérfano: Mowgli al cuidado de Baloo en la película de Disney El libro de la selva 2
Dumbo, como Bambi, todavía devasta al público como el elefante bebé, huérfano de padre, que es separado de su madre después de que ella es presa de una aparente psicosis.
Los mininos en Los Aristogatos —la favorita de mi infancia— carecen también de padre. Ni Ariel (La Sirenita) ni Bella (La Bella y la Bestia) tienen madre.
Incluso más recientemente, los aficionados de todo el mundo se han deleitado en el tramo final de Toy Story, cuando Andy —el personaje principal de la película—es criado por una madre soltera.
No hay que preocuparse, sin embargo, por la ausencia total de su padre; la influencia masculina clave para Andy, es un vaquero de madera.
Y no sólo la producción de dibujos animados de Disney que están sujetos a esta peculiaridad con respecto a los padres; lo mismo ocurre con sus programas de televisión en vivo y sus películas.
En el canal Disney TV, la popular Hannah Montana —interpretada por la precoz Miley Cyrus— aprende de su padre las reglas adolescentes  porque su madre está ausente sin aviso.
En la pantalla grande, Entrenando a Papá, es la crónica de una niña de diez años de edad, que busca a su padre perdido después de la prematura —aunque no del todo imprevisible— desaparición de su madre.
Y la nominada al Grammy Encantada muestra a Giselle, una princesa Disney arquetípica, adaptándose a las condiciones severas de Nueva York como una niña sin madre.
En este punto de mi investigación, yo estaba cada vez más preocupada por la ausencia de modelos de conducta de los padres en el mundo de Walt Disney. Y había más.
Algunos personajes de Disney, ni siquiera tiene la suerte de tener padres, y quedan huérfanos antes de completarse los créditos iniciales de la película.
Tarzán es un bebé abandonado en la selva tras el ataque despiadado de un leopardo a sus padres. Y ahí están (El zorro y el sabueso) y Arthur en La espada en la piedra, librados a su suerte sin padres.
Dumbo
Sin padre: Dumbo devasta a la audiencia cuando se separa de su madre en la exitosa cinta de 1941
Me pregunto, ¿es claro que la falta de los cuidados paternos en las producciones de Disney se utilizó como efecto dramático?
¿Esto fue así para darles a los protagonistas la oportunidad de enfrentarse a sus problemas personales sin la guía de un padre… o hay algo más que esto?
¿Podría la muerte de la madre de Walt Disney —y la culpa que le quedó a su hijo de por vida— ser el catalizador de la muerte de los padres en Disney?
En 1938, en la cúspide del éxito con el producto de su primera película de pantalla grande La Bella Durmiente, Walt compró a su madre, Flora, y a su padre, Elías, una casa de Los Ángeles como regalo por sus bodas de oro.
Pocos días después de mudarse, Flora se quejó de las temperaturas sofocantes procedente de la caldera de calefacción central, y su cariñoso hijo dispuso una rápida sustitución de la misma.
Días más tarde, Flora murió de asfixia como consecuencia de la mala instalación de la  nueva caldera.
La desubicada culpa de Walt Disney sobre la muerte de su madre, ¿puede haberlo llevado a borrar a los padres —madres en particular— de sus obras?
Y esa motivación, después de su muerte en 1966, ¿se puede haber convertido en un sello particular de Disney?
Ciertamente, esto explicaría la clase de cuentos populares y de hadas que Disney ha seleccionado para su adaptación, habiendo otros numerosos cuentos tradicionales donde aparecen padre y madre.
Para ejemplo de esa selección, consideremos los dibujos animados Cenicienta (sin madre),Blancanieves (sin padre ni madre, sino con una madrastra malvada) y El libro de la selva (con el huérfano Mowgli, criado por un oso y un tigre).
Pero quizás lo más audaz en este sentido fue la adquisición de la épica Peter Pan de J.M. Barrie, en la que no sólo ese muchacho era responsable de una isla de huérfanos (Los Niños Perdidos), sino que la vida social de los padres de Wendy constantemente dejaba a sus hijos al cuidado del perro de la familia.
Hay una tercera forma de explicar el descuido aparente de Disney por los padres.
¿Podría la empresa —y sus producciones— ser un fiel reflejo de nuestra disparatada sociedad y de la desintegración evidente del núcleo familiar tradicional?
¿O será al revés? ¿Podría Disney haber jugado su papel en la desaparición de los valores familiares, ya que nosotros —y nuestros niños— hemos caído en este sano entretenimiento durante décadas?
¿Hemos asimilado inconscientemente esta desaparición de las figuras paternas de sus películas?
Sólo por eso, Disney debe ser acusado de no honrar el más sagrado de los vínculos: el de la madre y el padre con sus hijos.
Ahora, eso difícilmente sea entretenimiento familiar, ¿verdad?



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