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viernes, 21 de noviembre de 2008

Benedicto XVI: la importancia de respetar al niño, al cual se le debe reconocer aquella dignidad humana que posee plenamente ya en el vientre materno

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Ya los antiguos reconocían la importancia de respetar al niño, don y bien precioso para la sociedad, al cual se le debe reconocer aquella dignidad humana que ya posee plenamente aún antes de nacer desde el momento en que se encuentra en el vientre materno. Todo ser humano tiene un valor en sí mismo, porque ha sido creado a imagen de Dios, y en la medida en que es más débil a la mirada del ser humano, es más precioso a los ojos divinos. ¡Con qué amor deber ser acogido entonces un niño todavía no nacido y con patologías médicas!” Es la exhortación que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los participantes en la XXIII Conferencia Internacional promovida por el Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios: “La Pastoral en la cura de los niños enfermos”, recibidos en audiencia al final de los trabajos, el 15 de noviembre de 2008.
En su discurso el Papa recordó que los progresos de la medicina de los últimos cincuenta años “han llevado a una considerable reducción de la mortalidad infantil, aunque queda todavía mucho por hacer en esta perspectiva”, y por tanto “el cuidado del niño enfermo representa un tema que no puede no suscitar el atento interés de cuantos se dedican a la pastoral de la salud… el reto es desafiar la reaparición de muchas patologías que antes eran típicas de la infancia y favorecer en su conjunto el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento de un conveniente estado de salud para todos los niños”.
Frente al compromiso en esta amplia acción – que involucra a familias, médicos y agentes sociales y sanitarios – el Papa ha recordado que “al centro de toda intervención médica debe ser siempre alcanzar el verdadero bien del niño, considerado en su dignidad de sujeto humano con plenos derechos. Es necesario, por tanto, cuidar de él con amor, para ayudarlo a afrontar el sufrimiento y la enfermedad, también antes del nacimiento, en la medida adecuada a su situación”. En particular ha recordado la importancia de asegurar al niño enfermo la comunicación constante con los parientes, en primer lugar con los padres, reafirmando que “el aspecto sanitario y el humano no deben ser nunca disociados, y toda estructura asistencial y sanitaria, sobre todo si está animada por un espíritu cristiano genuino, tiene el deber de ofrecer lo mejor de competencia y humanidad. El enfermo, de modo especial el niño, comprende en particular el lenguaje de la ternura y del amor, expresado a través de un servicio atento, paciente y generoso, animado en los creyentes por el deseo de manifestar la misma predilección que Jesús tenía por los pequeños”.
Benedicto XVI dirigió un pensamiento especial a los pequeños huérfanos o abandonados a causa de la miseria y de la disgregación familiar; a los niños víctimas inocentes del SIDA, de la guerra y de los tantos conflictos armados en curso en diversas partes del mundo; a la infancia que muere a causa de la miseria, de la sequedad y del hambre, y prosiguió: “La Iglesia no se olvida de estos hijos suyos más pequeños, y si elogia las iniciativas de las naciones más ricas para mejorar las condiciones de su desarrollo, advierte con fuerza el deber de invitar a prestar una mayor atención a estos hermanos nuestros, para que gracias a nuestra solidaridad puedan mirar a la vida con confianza y esperanza”. Al final de su discurso, el Pontífice manifestó su esperanza de que “tantas condiciones de desequilibrio que todavía existen, puedan sanarse lo antes posible” y expresó su aprecio “por aquellos que dedican energías personales y recursos materiales” al servicio de los más pequeños, citando “con particular reconocimiento” el Hospital Bambino Gesù y a las numerosas asociaciones e instituciones socio-sanitarias católicas, que siguiendo el ejemplo de Jesucristo Buen Samaritano, y animadas por su caridad, sostiene y alivian humana, moral y espiritualmente a tantos niños que sufren, amados por Dios con singular predilección”.
Links: El texto completo del discurso del Santo Padre, en italiano
http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=1280

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