Florida cambiará su constitución y el voto pro-familia en California ha vencido a famosos, prensa y políticos gays.
Pese a los millones invertidos en defender el matrimonio homosexual por parte de Angelina Jollie, Brad Pitt, George Lucas y mil famosos más, parece que los ciudadanos de a pie han ganado: el matrimonio en California será, por su Constitución, sólo de hombre y mujer.
Las televisiones de California emitieron un anuncio de mormones barbudos armados con rifles que entraban en la casa de un inocente matrimonio de lesbianas y rompen su licencia matrimonial. Era una forma, nada sutil, de insistir en que votar por el matrimonio “sólo hetero” era fanatismo religioso y violencia.
La alcaldía de San Diego votó (seis contra dos) que la ciudad se oponía oficialmente a la Proposición 8 de matrimonio “sólo hetero”. La empresa Pacific Gas & Electric donó 250.000 dólares para luchar contra la Proposición 8. Todos los obispos episcopalianos de California, afines al homosexualismo político, predicaron contra la Proposición 8.
Apple donó 100.000 dólares contra la Proposición 8. Google hizo un anuncio público: la empresa estaba corporativamente contra la proposición 8. Los famosos de California, y casi todo Hollywood, hicieron campaña contra la proposición.
Y sin embargo, la Proposición 8, ha ganado, financiada solo con el bolsillo de contribuyentes de a pie, sin apoyo de famosos, y coordinada por una enorme alianza interreligiosa. Ha sido la victoria de la gente de la calle, de las familias normales, contra el “establishment” político, de la gran empresa y de los medios de comunicación.
Hay que recordar que en el 2000 los californianos votaron ya a favor de que el Estado se abstuviese de reconocer como matrimonio cualquier unión que no fuese de un hombre con una mujer. Pero la expresión popular fue anulada en mayo de 2008, saboteada (así lo sintió la gente) por el Tribunal Supremo de California.
Para el votante de a pie, jueces activistas y lobbistas gays habían impuesto su criterio desoyendo al ciudadano. Así que, en pocos meses, iniciaron la Proposición 8 para cambiar la constitución de California y especificar que el matrimonio será sólo de hombre y mujer. Una gran victoria para la sociedad civil y una derrota colosal para el lobby gay, que veía en California su paraíso legal y social.
Con el 86% de las urnas californianas ya abiertas, la proposición 8 contaba con un apoyo del 52% de los votantes. Las urnas que quedan, de zonas más rurales o lejanas, confirmarán el resultado.
También Arizona y la populosa Florida han votado a favor de definir el matrimonio como unión hombre-mujer. Aunque Florida ha votado por Obama, el 62% de los votantes ha aprobado esta definición, por lo que se supera el 60% que pide la ley para modificar la constitución del Estado.
De hecho, todos y cada uno de los condados de Florida (excepto uno, el condado Monroe, núcleo gay en los lujosos Cayos de Florida), han votado a favor de blindar el matrimonio en la Constitución. Hay que decir que según las encuestas (y los medios) nunca se esperó que hubiera más de un 59% de votos a favor... una vez más, la realidad, con su 62%, superó a las previsiones, quizá retocadas por el ideario de los medios.
Arizona repetía intento: en 2006 ya lo había intentado, pero no lo consiguió por algunos detalles en la forma en que estaba redactado. Cambiando algunas palabras por fin los ciudadanos han definido de forma definitiva en su Constitución el matrimonio como la unión de dos sexos.
Así, Arizona, Florida y California se suman a otros 27 estados que desde el 2004 han votado medidas para definir el matrimonio, exclusivamente, como unión hombre-mujer. Se ha tratado de una reacción popular, casi siempre mediante referendos ciudadanos, para proteger las legislaciones estatales del activismo de jueces políticamente pro-homosexualistas, como fueron los del Tribunal Supremo de Massachusetts que en 2004 indignaron a las familias norteamericanas.
Tres años después del aprobarse el matrimonio homosexual en España y Canadá, en Estados Unidos aparece más lejano que nunca, incluso en California. Ha sido la acción popular y comunitaria y, como demuestra el caso de Florida, ha sido en muchos casos la misma gente que ha votado a Obama.
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