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martes, 19 de mayo de 2009

Hazaña de amor paternal - Por Sarah Zetune, www.yoinfluyo.com

La historia de Dick Hoyt y su hijo Rick han conmovido al mundo entero, no por haber corrido cientos de maratones juntos, sino porque lo han hecho a pesar de la discapacidad que sufre Rick, Síndrome de Down. Un claro ejemplo de que el amor paternal lo puede todo.
La historia comenzó hace 44 años, cuando debido a que su cordón umbilical se enredó alrededor de su cuello, a Rick le faltó oxígeno al nacer, lo cual le originó daño y parálisis cerebral.
Gracias a sus padres, que ignoraron el diagnóstico de los médicos que indicaron que se mantendría en un estado vegetal persistente, y a los ingenieros de la Universidad Tufts, que reconocieron que su sentido del humor indicaba inteligencia, a la edad de 12, Rick fue capaz de aprender a usar una computadora especial para comunicarse, usando movimientos de su cabeza.
Las primeras palabras que él logró escribir fueron “¡Vamos Bruins!”, fue entonces que la familia comprendió que era un fanático de los deportes.
En ese momento, Dick, Teniente Coronel retirado de la Fuerza Armada de los Estados Unidos de 66 años, decidió fomentar esa afición por los deportes en su hijo y comenzaron a participar en pruebas físicas de alto rendimiento.
Su primera competición fue en 1977 en una carrera de cinco millas. El resto es historia. Dick lleva a su hijo a cuestas, empuja su silla de ruedas, pedalea, corre, o nada atado a una cuerda de la cual pende su hijo; no obstante, ellos compiten de tú a tú con los mejores profesionales del mundo.
Así, juntos corrieron, juntos compitieron en maratones, juntos compitieron en triatlones. Rick no podría competir sin su papá, Dick no podía competir sin su hijo. Dick es el cuerpo, Rick es el corazón, juntos tienen un poder.
En una sociedad actual, donde el hedonismo y el egoísmo se han convertido en sinónimos de bienestar y progreso, Dick Hoyt es todo un ejemplo de cómo el sacrificio puede llegar a conllevar la más plena felicidad.
Su proeza no está en haber superado el Ironman, sino en su tesón, superación y amor como padre.

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