Facilitar ayuda económica y médica a la mujer que tiene dificultades con el embarazo puede ser una causa común para los pro-vida y los partidarios del aborto. Así lo ha entendido en EE.UU. el grupo de parlamentarios demócratas que se llaman Democrats for Life, que han presentado en el Congreso una propuesta de ley en este sentido.
La propuesta pretende evitar los abortos practicados por problemas económicos, un motivo que podría ser más frecuente en la actual crisis.
El proyecto pretende que un seguro sanitario no pueda negar cobertura a una mujer gestante por considerar el embarazo como una “afección preexistente”. También prevé subvenciones a centros de ayuda que ofrecen alternativas al aborto; favorecer que los colleges y universidades proporcionen apoyo a las estudiantes embarazadas y a las madres estudiantes; así como reforzar el programa WIC (un programa especial de nutrición suplementaria para mujeres embarazadas, lactantes o en periodo de posparto y niños de 1 a 5 años), y facilitar la adopción. Además, la propuesta permitiría a los estados dar cobertura a los niños no nacidos y a sus madres en virtud del Children’s Health Insurance Program, que proporciona atención prenatal para mujeres embarazadas especialmente necesitadas, y mejorar los servicios para las mujeres embarazadas con riesgo de sufrir violencia doméstica.
Esta iniciativa, presentada en el Congreso, ha conseguido poner de acuerdo tanto a los pro-life como a los pro-choice. Para los representantes abortistas se trata de una medida que favorece realmente la elección de las mujeres, mientras que para los del otro bando es una iniciativa a favor de la vida.
El presidente del Comité de actividades pro-vida de la Conferencia Episcopal norteamericana, el cardenal Justin Rigali, remitió una carta a todos los miembros del Congreso para manifestar su apoyo a la nueva propuesta de ley. En la misiva, el obispo mostraba su alegría por haber encontrado un “terreno común” con personas con las que hay discrepancias en otras materias de carácter moral. Con esta iniciativa, “ninguna mujer debería tener que abortar porque siente que no tiene otra elección, o porque no hay alternativas disponibles o porque no la conoce”, afirmó el cardenal. Además, manifestó el firme compromiso de los obispos de trabajar junto a cualquiera que apoye programas que puedan reducir el número de abortos.
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