SEÚL, martes, 5 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- El Comité de Bioética de la Conferencia Episcopal coreana mostró su oposición a la decisión del Comité Nacional de Bioética (CNB), anunciada el pasado 29 de abril, de autorizar la investigación con embriones humanos en un hospital local.
Su presidente, el obispo de Cheongju, monseñor Gabriel Chang Bong-hun, reaccionó inmediatamente al anuncio del CNB con un comunicado del que informa la agencia de noticias UCANews.
El comunicado señala que la Iglesia está muy preocupa da por esta investigación porque supone manipular y destruir embriones, cada uno de los cuales es una vida humana.
El obispo destacó que la Iglesia es consciente del dolor de las personas que sufren por enfermedades incurables y recordó que la Iglesia apoya la investigación con células madre adultas.
En Corea del Sur se han desarrollado diversas investigaciones con células madre adultas en el Instituto de Terapia Celular y Genética del Centro Médico Católico, afiliado a la Escuela de Medicina de la Universidad Católica de Corea, algunas de ellas financiadas por el propio gobierno.
Actualmente, en el país está permitida la investigación con embriones con fines terapéuticos y con unas determinadas condiciones establecidas por el CNB.
De momento, sin embargo, la decisión del Comité Nacional de Bioética está pendiente de una aprobación final del Ministerio de Salud, Bienestar y Asuntos de Familia.
Desde que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, levantó las restricciones del anterior gobierno a la investigación con embriones el pasado 9 de marzo, los medios de comunicación y los científicos de Corea del Sur han presionado con fuerza al gobierno para que permita estas investigaciones en el país.
A la vez, Corea del Sur tiene muy vivo el recuerdo de los problemas éticos de investigaciones como la que falsamente se presentó al mundo como la primera clonación de un embrión humano, en el año 2005.
Ya entonces, los obispos de Corea del Sur publicaron el documento "El embrión humano es una vida. Todos fuimos embriones", en respuesta a aquella investigación del profesor Hwang Woo-suuk, de la Universidad Nacional de Seúl.
Entre otras cosas, pedían que la clonación y la investigación con embriones fueran condenadas y evitadas porque explotan al ser humano reduciéndolo a un mero medio y no respetan su dignidad humana.
También recordaban que el hombre no puede ser sometido a una ciencia sin límites y que la ciencia debe estar al servicio de la vida humana y del bien de toda la humanidad.
El mismo Papa Benedicto XVI alertó, al recibir al embajador de Corea del Sur en 2007, de la tentación de que la investigación científica pisotee la dignidad fundamental del ser humano, como sucede con los experimentos con embriones humanos que después son destruidos.
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