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sábado, 2 de mayo de 2009

Mary Ann Glendon renuncia a su premio en Notre Dame

Sí a Obama, presidente USA, en una graduación universitaria; no a doctorar sus ideas abortistas
Es conocida la polémica decisión (ver aquí, aquí o aquí) del Rev. John I. Jenkins, C.S.C., rector de la Universidad católica de Notre Dame, de conceder al presidente Barack Obama el doctorado "honoris causa" en leyes, coincidiendo con la invitación a pronunciar, el próximo 17 de mayo, el discurso del "inauguration day" (graduación) de este año.
Desde muchos horizontes (sobre todo antiguos alumnos de Notre Dame, y gran parte del episcopado católico estadounidense) se han levantado voces de protesta y cartas al rector Rev. John I. Jenkins para reconsiderar y revocar esa invitación. En especial, destaca la Cardinal Newman Society, que ha recogido -hasta el día de hoy, y se dice pronto- 340.558 cartas de ese tenor, a través de la página web Notre Dame Scandal.
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Son dos cosas bien distintas las que hasta ahora -de modo inocente o culpable- se han mezclado en este asunto. Hasta quedar más bien diáfanas, con la carta que Mary Ann Glendon -profesora de Derecho en Harvard y anterior embajadora ante la Santa Sede- ha escrito al rector de Notre Dame, renunciando a recibir ese mismo día el gran honor y decoro que implica la "Laetare Medal". Se diría que ha querido hacer honor a la inscripción que figura en esa medalla, que dice "Magna est veritas et prevalebit".
Una cosa es que el presidente de la Estados Unidos, sea quien sea, haga la política que haga y piense lo que piense, pronuncie el discurso de graduación en una Universidad. Eso es un honor objetivo que conviene gestionar de modo conveniente en cada caso concreto.
Otra cosa es conceder un doctorado "honoris causa", precisamente en derecho, a una persona que mantiene con palabras y hechos un modo de entender qué es la vida humana que contradice los principios institucionales de la Notre Dame University.
Esto es lo que honra a Mary Ann Glendon: como pone de manifiesto en su carta, estaba de acuerdo en recibir la Laetare Medal al tiempo que el presidente Obama pronunciaba el discurso de graduación en Notre Dame. Pero no está dispuesta a participar en una ceremonia en la que se concede el doctorado honoris causa a una persona de las ideas y acciones contra la vida como el presidente Obama.
Imagino que -a fin de cuentas- ne le agrade además verse utilizada como presunto elemento de equilibrio por parte el rector, para ese "diálogo" imposible, incluso simbólicamente, con su participación en una ceremonia académica.
Obama no sería nunca contratado como profesor de derecho en la correspondiente facultad de Notre Dame, en la medida en que tuviera que hacer referencia al aborto, entre otras cosas. O quizá Notre Dame dejaría de ser una Universidad Católica.
Por eso -renunciando al merecido galardón de la Laetare Medal- dice en su carta al rector Rev. John I. Jenkins, C.S.C.:
“I could not help but be dismayed by the news that Notre Dame also planned to award the president an honorary degree.”
(Considera M.A. Glendon con razón que la decisión de doctorar honoris causa a Obama es una violación del principio de la Conferencia Episcopal USA, que explícitamente pide no honrar a personas que desafían los principios fundamentales de la Iglesia, porque así podría sugerirse una falsa idea de apoyo a las acciones de tales personas).
[A commencement], sigue diciendo, “is not the right place, nor is a brief acceptance speech the right vehicle, for engagement with the very serious problems raised by Notre Dame’s decision . . . to honor a prominent and uncompromising opponent of the Church’s position on issues involving fundamental principles of justice.”
M.A. Glendon razona bien que en un breve discursito de agradeciemiento por la medalla, no puede "dialogar" con las ideas abortistas del presidente Obama, doctoradas cuando menos implícitamente en Notre Dame.
Es por igual muy de agradecer el tono claro y razonado de la distinción entre una cosa (que una Universidad Católica otorgue un doctorado honoris causa a un jurista con poder ejecutivo, promotor del aborto de modo neto y sistemático) y la otra (que un presidente de los USA pronuncie el discurso de graduación en una universidad americana), hasta ahora muy astutamente confundidas y manejadas por parte de los clubs de fans de Obama, y quizá por su propia oficina de comunicación personal.

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