El mensaje conclusivo de la 97 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), celebrada la semana anterior en el Seminario Mayor San Fidel, en Padre Las Casas, fue dado a conocer este martes 28 de abril, en conferencia de prensa por monseñor Alejandro Goic, obispo de Rancagua y presidente de la CECh, junto a monseñor Santiago Silva, obispo auxiliar de Valparaíso y secretario general.
Los pastores expresan que en su Asamblea, en un clima de intensidad y alegría pascual, reflexionaron sobre el mandato de anunciar el Evangelio fortaleciendo el compromiso de llevar a cabo en cada una de las diócesis la Misión Continental que brotó de la Conferencia de Aparecida.
Convencidos de que todos los sectores de la sociedad pueden ser iluminados con la luz de la fe, los pastores afirman que la novedad del Evangelio es que Cristo vino al mundo como el Señor de la vida a inaugurar y anunciar el Reino de la vida, para que todos "tengan vida y vida en abundancia". "A esta vida quiere servir la Iglesia, acompañando a los hijos e hijas de Chile en sus gozos y alegrías, pero también en sus dolores y aflicciones", afirmaron.
Al destacar el valor sagrado de la vida humana desde su fecundación hasta su muerte natural, los obispos subrayan que "nada ni nadie puede usurpar la vocación que el Dios creador y redentor dio a cada vida humana: llegar a participar de su amor, su felicidad y su paz".
En ese sentido, les preocupa que en el contexto de las elecciones sea planteado un tema de tanta gravedad como el falsamente llamado "aborto terapéutico".
Citando la encíclica de Juan Pablo II Evangelium Vitae, recuerdan que la Iglesia, discípula del Evangelio de la Vida, se opone a toda intervención que busque la eliminación de la vida en gestación, y lo hace también por el testimonio concreto de creyentes e instituciones de Iglesia que acompañan en su drama a mujeres que han sido inducidas a esta práctica deshumanizante. Y subrayan que un cristiano debe ser un artesano y testigo de la cultura de la vida y está llamado a defender y privilegiar siempre la vida sin exclusión.
Para vivir la actual crisis en clave cristiana, los obispos manifiestan una preocupación especial por la vida de los pobres y también por la realidad que vive la inmensa mayoría de la clase media. Añaden que la crisis financiera mundial se origina en el "extravío de los valores éticos y la consecuente vida moral" y, con el papa Benedicto XVI, invitan a "denunciar esa idolatría que se opone al Dios verdadero y que falsifica la imagen de Dios a través de otro dios, el dios dinero".
Invitan a las comunidades a actuar solidariamente, y a los chilenos todos a cuidar responsablemente las fuentes de trabajo: "Apelamos a la creatividad y a la responsabilidad social del Estado, de los empresarios y de los mismos trabajadores, para no perder f uentes de trabajo y promover nuevos puestos laborales".
Frente a la próxima conmemoración del Bicentenario de Chile que estará precedida por las elecciones presidenciales y parlamentarias, los pastores buscan ir al reencuentro del "alma de Chile" y para ello invitan a cultivar el diálogo, ofreciendo el testimonio de la esperanza.
"Nuestra patria no puede renunciar a los grandes valores sobre los cuales se ha construido: la centralidad de la familia, fundada en el matrimonio; la dignidad de toda vida humana; la solidaridad con los pobres; el derecho y deber de los padres de educar a sus hijos; la libertad religiosa, y otros valores que la Iglesia declara irrenunciables", añaden. Y a los cristianos que actúan en política les exhortan a ofrecer el testimonio de su fe", expresan.
En su reciente Asamblea, los obispos también reflexiona ron sobre otros temas de la realidad nacional, como el "cuidado del medio ambiente y el aporte que pueden y deben hacer los cristianos".
Además, tuvieron muy presente la situación de las comunidades indígenas, "la identidad y cultura de los pueblos originarios, sus tierras y sus derechos, que deben ser salvaguardados en un marco de diálogo y rechazo a la violencia. Su vocación mayoritaria es de auténtica paz".
Del mismo modo, expusieron su preocupación pastoral ante los "errores y las fragilidades de todos nosotros y algunas situaciones moralmente inaceptables por parte de sacerdotes y que dejan tanto dolor en sus víctimas, así como en la comunidad nacional. Nos duelen profundamente. Las reprobamos, ya que se apartan claramente de nuestra vocación y misión a la que, gracias a Dios, sirve de modo abnegado la inmensa mayoría de sacerdotes de nuestra Iglesia".
El mensaje episcopal concluye pidiendo a la Virgen del Carmen que les acompañe en hacer fecundo en la patria el Evangelio de la vida, para llegar a ser una tierra de hermanos.
Puede leerse el texto completo en http://www.iglesia.cl
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