Es más beneficioso para una sociedad la inversión que un matrimonio hace en sus hijos proporcionándoles una formación adecuada que lo que puede gastar un colectivo en pasárselo bien.
Un mito extendido es el que difunde la idea de que los homosexuales tienen rentas altas y que consumen más que otros colectivos. Además, esa misma argumentación sostiene que, gracias a eso, el colectivo gay es un sector a tener en cuenta en la incentivación de la economía. El discurso oficial habla de que al tener más dinero hacen más gasto.
Sin embargo, lo cierto es que la homosexualidad no se distribuye en función de la renta sino que es variable y aleatoria hasta que no se demuestre lo contrario y se reparte por todos los grupos sociales.
Cabe matizar que los gays son un colectivo que integra tanto personas con un potencial económico alto como con un potencial económico bajo. Ese hecho los coloca por igual en la franja de rentas altas y bajas.
El mito sostiene que los gays son consumistas y que además se gastan mucho dinero en viajes, menaje, ropa, hostelería, etcétera; es decir, el grupo que representa el ocio. A algunos tipos de negocios les va mejor el gasto homosexual ya que un amplio sector de los homosexuales son dados a gastar su dinero en cosméticos, sector sexual, locales de ambiente, etcétera. Es decir, todo lo que significa una práctica hedonista.
La distorsión de la realidad que sostiene esta argumentación es falsa ya que las familias u otros colectivos que no invierten su dinero en ocio sí que lo gastan, pero en otros sectores como la alimentación, la educación, etcétera.
Se trata de un error conceptual ya que la economía no se sostiene por un determinado grupo de sectores comerciales sino que todos en sí aportan sostenibilidad y solvencia a la economía de un país.
De hecho, los gastos de los homosexuales no contribuyen a generar riqueza, sino a mover la que existe. Es preferible para una sociedad el gasto de un matrimonio que tiene hijos y les proporciona un alto nivel de estudios que gente que se gasta su dinero en pasarlo bien.
Es evidente quién está depositando en la sociedad un capital social y humano.
Los gays, la renta y la vejez
Cabe huir del tópico forjado a través del tiempo y de algunas ideologías imperantes que otorgan importancia a la renta de los gays. Otra pregunta que cabe hacerse es, ¿dónde están los gays de más de 65 años?
Este sector gay no aparece en ningún reportaje sino son casos paródicos. ¿Dónde van a parar los homosexuales que han vivido con esa perspectiva epicúrea que cuando el motor sexual se agota?
Las necesidades sexuales específicas de los homosexuales tiene tan centralizado al colectivo que cuando salen de esa dinámica ni si quiera la misma comunidad se ocupa de ellos.
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