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lunes, 14 de febrero de 2011

Envejecimiento de la población - Editorial Diario de Cuyo

La política de desaliento demográfico muestra una Argentina empequeñecida y degradada según el Censo 2010.

El Censo Nacional 2010 reveló un mayor envejecimiento del capital humano del país. Parecería que está teniendo éxito la política de control o desaliento demográfico mediante la promoción de la anticoncepción, el descrédito del matrimonio entre hombre y mujer y la ausencia de programas de fortalecimiento de la familia que externamente se alienta.
Juan Bautista Alberdi, uno de los forjadores de la Argentina moderna, en su libro "Bases" señala la importancia de la consigna de "gobernar es poblar". El abandono de este principio, que colocó a nuestra patria entre las primeras del mundo, por ideologías foráneas coloniales disfrazadas de derechos sexuales, saludes reproductivas y paternidades responsables, hoy ya muestran su resultado: una Argentina empequeñecida y degradada.
Una de las primeras y más alarmantes verificaciones es que en los últimos diez años, nuestro país no llegó a la tasa de reposición poblacional de 2,1 anual, dando como resultado un mayor envejecimiento de sus habitantes. Ese coeficiente es lo que los demógrafos estiman como mínimo necesario para que una comunidad reemplace sus defunciones con nacimientos de modo que, sin crecer, siempre exista la misma cantidad de población. Pero cuando esto no sucede, como revela el censo, puede haber la misma población por mayor sobrevida pero no por nacimientos, lo que redunda en un claro envejecimiento poblacional.
Esta realidad torna inviable cualquier sistema previsional dado que no hay ni puede haber el número necesario de activos aportantes para sostener a los que están en situación pasiva, colocando además al país en la lista de naciones que no interesan a las inversiones, dado la pequeñez consecuente de su mercado interno. De este modo, la Argentina queda relegada al papel de simple proveedora de materias primas, con poca o nula población que asegure que el superávit de sus exportaciones se destine a atender el endeudamiento externo y que la carencia crónica de nueva población se supla con la incorporación de inmigración de baja calificación o nula capacitación que asegure producción barata.
En 1853 el PBI argentino era superior al de Brasil, Paraguay, Perú y México juntos. Esto lo lograron dos próceres: Sarmiento, con su consigna "hay que hacer de la patria una gran escuela", y Alberdi a través del lema: "gobernar es poblar". Cuando las políticas de Estado dejan de lado esos dos conceptos, la ignorancia y la disminución de la población siembran desazón, además de alejar un futuro promisorio y esperanzador.

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