La ministra de Sanidad propone colocar etiquetas con la inscripción ‘+18’ en las cervezas para combatir el consumo entre adolescentes, pero no ve riesgo en que practiquen sexo a los 14 años.
La ministra de Sanidad, Leire Pajín, se acaba de descolgar con otra de sus ocurrencias: el Gobierno quiere combatir el consumo de alcohol entre los más jóvenes y Pajín propone colocar una etiquetas con la inscripción ‘+18’ o con la frase ‘Permitido a partir de los 18 años’ en las botellas y latas de cerveza.
El Ejecutivo de Zapatero considera que se bebe mucho y a edades muy tempranas, a los 13 años de media, una edad en la que los adolescentes no tienen percepción del riesgo y abusan del alcohol los fines de semana.
Es por ello que la iniciativa que ha anunciado la ministra forma parte de una campaña que el Ministerio lanzará después del verano. La campaña “no es un spot publicitario, sino una acción de sensibilización”, afirma Pajín.
Sin embargo, contrasta esta decisión de la ministra con el hecho de que los botellódromos estén a la orden del día en toda España, incluso fomentados o construidos por las propias administraciones. Sirva como ejemplo que la Junta de Andalucía se gastó en 2009 la cantidad de 73.000 euros en montar uno en Huétor Tájar (Granada), para que los jóvenes de la zona puedan beber alcohol los fines de semana.
¿Por qué solo la cerveza?
Desde otra perspectiva, la idea de Pajín no ha sentado nada bien en el sector de la cerveza, que critica que la iniciativa se lance sólo en dirección hacia quienes beben cerveza. La Asociación de Cerveceros de España aseguró el pasado martes, 14 de junio, que la mayoría de empresas asociadas a este organismo ya colocan en los envases los avisos destinados a menores.
Jacobo Olalla, director general de la asociación, se mostró molesto porque la campaña se haya centrado sólo en la bebida alcohólica con menos graduación, de 4º a 5º, juntamente con la sidra, y “no es la que más consumen los menores”, que tienden más al botellón con bebidas espirituosas de más graduación.
De hecho, según datos del sector y del Ministerio de Medio Ambiente, el consumo de cerveza en España es uno de los más moderados de la Unión Europea.
Inmaduros para beber pero no para el sexo
Por otra parte, no deja de sorprender que la ministra Pajín se preocupe tanto por el riesgo que corren los menores si beben cerveza y lo haga tan poco por los menores que tienen luz verde absoluta para mantener relaciones sexuales incluso con adultos ya maduros.
Hay que recordar que la emancipación sexual es a los 14 años, pero no pueden tomarse una cerveza hasta los 18. Aquí hay algo que no encaja y cabe preguntarse, por ejemplo, qué puede tener consecuencias más graves para la vida de un chico y una chica de 16 años, tener 10 relaciones sexuales en un mes, o beberse 10 cervezas en el mismo tiempo.
Así, hay una actitud muy restrictiva con el alcohol, que además es imposible hacerla cumplir, si nos atenemos a la realidad de la calle, botellón incluido. Pero, al mismo tiempo, hay una tendencia al fomento de la promiscuidad sexual bajo el argumento de que es imposible evitar tener sexo.
Parece evidente que existe una gran contradicción, que responde a mecanismos profundos de la cultura del deseo de quienes nos gobiernan y de buena parte de nuestra sociedad.
Es decir, en teoría, si algo es muy difícil de frenar no se legisla, porque hay que ir asumiendo los fenómenos sociales. Esto es todo un principio por parte del Gobierno, pero este principio deberían aplicarlo a todo, o quizás más bien a ninguno de los dos casos.
Lo que no puede ser es que se aplique al sexo y no se haga lo mismo con el alcohol, o al revés. De esta manera, beber cerveza es un riesgo para un chico de 17 años, pero mantener relaciones sexuales en una fase en que la persona no ha desarrollado su madurez ni física ni psíquica no lo es.
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