El médico no se puede convertir en una aplicación de la ley a través de las normas del código deontológico, pero el borrador del texto afirma que “no es conforme a la ética” que el médico impida “los derechos que la ley conceda a las mujeres” para abortar.La Organización Médica Colegial (OMC) que preside Juan José Rodríguez Sendín ha sometido a la aprobación de los Colegios de Médicos un Código Deontológico. A diferencia del vigente código ético de 1999, el borrador definitivo del nuevo código reconoce el aborto como derecho y afirma que el médico “no queda eximido de informar a la mujer” en la forma que prevé la Ley del Aborto que entró en vigor el 5 de julio de 2010.
El citado código tiene luces y sombras. Una de esas sombras es que el procedimiento se ha llevado de forma que la inmensa mayoría de colegiados no han sabido que se había puesto en marcha. Esto, sumado a que se ha hecho público recientemente, no da margen a posibles enmiendas de los colegiados ya que el término, según fuentes a las que ha tenido acceso este diario, se acabará el día 22 de junio. Entre los contenidos hay más afortunados y otros de más difícil entendimiento como el de ley-ética.
De entre los puntos controvertidos se encuentra el 55.3 que subraya que “no es conforme a la ética cualquier conducta destinada a cercenar o impedir los derechos que la ley conceda a las mujeres para interrumpir voluntariamente su embarazo”.
Esta afirmación plantea un conflicto ya que asegurar los derechos de los médicos respecto a su condición ética no tiene porqué ser contrario a la ley.
Confundir derecho y ética es un error de fondo. La razón es que en nuestra sociedad las leyes no nacen de una ética absoluta asumida sino que lo hacen de un convencionalismo que es la mayoría parlamentaria. Si esto fuera diferente estaríamos cambiando de ética a cada cambio de ley.
El citado artículo 55.3 afirma que si un médico impide “los derechos que la ley conceda a las mujeres para interrumpir voluntariamente su embarazo” como un incumplimiento ético. Sin embargo, no es así, si un caso se trata de un incumplimiento legal, que no debería formar parte del código deontológico porque ya está contemplado como una infracción en la ley. No se pueden transformar figuras penales en figuras éticas.
Al confundir principios legales con éticos, se está transformando al médico en juez de la ley y como las leyes son volubles, eso inaugura un terreno pantanoso para la práctica de la medicina.
Cabe reflexionar sobre el hecho de que hay comportamientos éticos que son universales, el de la violencia por ejemplo. Sin embargo, hay otros que forman parte del gran conflicto de nuestro tiempo como es por ejemplo el tema del aborto.
Hay que contemplar que el código ético de los médicos es un referente que debe soportar los siglos y no estar basado en fundamentos del derecho basados en convencionalismos de la época. Un ejemplo de pervivencia a lo largo de los años es el juramento hipocrático.
La contradicción interna
Además, tal y como está planteado el punto 55.3, entra en contradicción con otros que destacan por su acierto. Es lo que sucede con el punto 51.4, que afirma que “no todo lo que es técnicamente factible es éticamente aceptable” y añade con respecto a la figura del médico que “su conducta se orientará por criterios éticos”.
Este polémico punto también entra en contradicción con el 34.2 que afirma que “el médico objetor deberá comunicar al paciente de forma comprensible y razonada su objeción a la prestación que le solicita”.
Es evidente que los criterios éticos están entendidos como una forma de vida. Por lo tanto aunque se pueda abortar no tiene por qué producirse. Un médico tendrá la obligación pues de informar de las opciones que ofrece la normativa, y tendrá que responder ante la ley si no lo hiciera, no ante el código deontológico.
El borrador del texto no debería pretender que el médico se convierta en una aplicación de la ley a través de las normas del código deontológico.
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