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martes, 12 de julio de 2011

¿Aprobaría el homosexualismo político que un gay quisiera hacerse heterosexual? - forumlibertas.com



La iniciativa del obispo de Alcalá de Henares de prestar ayuda a homosexuales que quieren dejar de serlo enciende a los grupos del lobby gay que quieren implantar su artificio ideológico en la sociedad al margen de la naturaleza humana.
Un nuevo episodio contra la Iglesia católica revela la posición ajena a la lógica natural que el homosexualismo político escoge para defender sus reivindicaciones. La polémica ha rodeado a monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Heneres, que ha tenido que sufrir ataques y críticas por ofrecer un espacio en internet donde ayudar, acompañar y apoyar a las personas homosexuales que quieren regresar a la heterosexualidad.
Reig Pla ha sufrido una seguidilla de ataques después de publicar la sección titulada ‘Homosexualidad y esperanza’ en la página web de la diócesis que gobierna y en la que ofrece recursos y documentos de ayuda para personas de condición homosexual. En la misma sección, el prelado exhortaba a las demás personas a expresar su cercanía y apoyo y las personas que vivieran esta realidad. La web pretende también ser un apoyo para laicos, religiosos, diáconos y sacerdotes, que están en posición de ayudar a las personas homosexuales.
El apartado tiene una introducción que manifiesta un “exquisito respeto por todas las personas” y en donde se señala que es posible revertir la homosexualidad y que los recursos y el material presentado pueden contribuir en esta tarea. ¿Por qué toda la polémica surgida en torno a esta iniciativa?
Un hombre alejado de su propia naturaleza
El homosexualismo político se esfuerza por construir en el imaginario de las personas un artificio ideológico ajeno a lo intrínsecamente humano. Estos grupos de presión trabajan para convertir en creíble una ingeniería social construida al margen de la propia esencia natural del hombre.
En este sentido, es evidente que, según el homosexualismo político, solamente se puede estimular la conversión de personas heterosexuales a homosexuales, pero no la contraria. Es decir, si una persona se siente poco a gusto con su heterosexualidad es aplaudido por buscar ayuda de amigos, psicólogos, médicos, etcétera, para pasar a tener relaciones con personas de su mismo sexo. ¿Es así al revés?
Sin embargo, cabe preguntarse en qué lugar está escrito que la homosexualidad sea la situación estable de la humanidad. Desde el punto de vista de la biología evolutiva la situación estable de la humanidad es la heterosexualidad y la inestable es la homosexual puesto que de lo contrario y a muy largo plazo la especie caminaría progresivamente a su exinción.
Por lo tanto, desde un punto de vista científico-materialista el estadio normal de la humanidad es la heterosexualidad, según la teoría evolutiva. Cabe poner el acento en que la afirmación es sobre el estadio normal de la humanidad, no de la persona, en el sentido de que es aquel en que la población puede reproducirse, lo cual es el fin de toda especie.
Por otro lado, si el heterosexual constituye el estadio estable, ¿por qué el homosexualismo político pretende que una persona solamente pueda cambiarse de heterosexual a homosexual y no viceversa? Es decir, el cambio de lo estable a lo inestable. Este hecho que pretenden estos grupos de presión homosexuales vulnera y es contrario a cualquier principio científico.
Hay que recordar que los procesos físicos y biológicos evolucionan de estadios inestables a estables, ¿y cuál es el estadio estable?, la heterosexualidad.
La ley que regula los cambios de estado es la segunda ley de la termodinámica que afirma que todos los procesos naturales son irreversibles y tienden a lo estable. El hombre no escapa a esta ley en su condición sexual.
¿Qué dice la Iglesia sobre la homosexualidad?
La enseñanza católica respecto de la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica; 2357, 2358 y 2359. En estos artículos la Iglesia enseña que:
Los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
La homosexualidad, como tendencia es “objetivamente desordenada”, que “constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba”.
Apoyado en la Sagrada Escritura la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, “no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” y por tanto “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” y “mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”, concluye la Iglesia.

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