“La ley llamada de Matrimonio Igualitario está dando lugar a combinaciones extravagantes, y bastantes antiigualitarias”, resaltó el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer al comienzo de su homilía.El prelado comentó: “Nos hemos enterado, por los medios de prensa, de que en Rosario se ha inscripto el nacimiento de dos mellizas como hijas de dos mujeres unidas por esta nueva forma de unión. Las niñas han recibido el apellido de ambas, porque tendrán dos mamás” y agregó “¿y quién es el papá? Estas niñas no lo sabrán nunca, posiblemente. ¿No existe un derecho de conocer la identidad biológica de cada uno? ¿No podrán reclamarlo ellas más adelante?”.
Monseñor Aguer también afirmó: “Otro caso: un señor que se viste de mujer, que se ha puesto nombre de mujer y que recientemente ha recibido el documento donde figura así, también unido en matrimonio igualitario con otro hombre, como es una persona muy conocida en la farándula, ha anunciado que va a ser mamá”.
“Cuando nazcan los niños, pues las informaciones también hablan de mellizos, será probablemente anotado con el apellido de estos dos consortes del matrimonio igualitario, pero este niño o estos niños no sabrán nunca quién es su mamá biológica”, recalcó el pastor platense.
El arzobispo recordó también que se viene persiguiendo a dos jóvenes vinculados a un importante medio de prensa, y se los obliga a investigar su identidad biológica aun cuando son felices ignorándola. “Pero en los casos provocados por el matrimonio igualitario la identidad biológica no importa”, dijo
Monseñor Aguer atribuye estas incoherencias a la aprobación en la Argentina de “leyes contrarias a la realidad natural, como si la naturaleza humana no existiera y esta situación lamentablemente, va siendo aceptada con pasividad por mucha gente”.
El prelado llamó a: “No aceptar pasivamente que se altere el nombre de las realidades. Cada cosa tiene su nombre y no debemos caer en una situación de tolerancia beata, por la cual todo es igual”.“Tenemos que reconocer que se encuentra en ejecución en la Argentina un proyecto de cambio cultural para la imposición de nuevos paradigmas en los cuales no cuenta la naturaleza humana” remarcó el pastor, y puntualizó: “Ya he criticado varias veces los diseños curriculares de varias materias en el sistema de educación pública en los cuales se esfuma la realidad de la naturaleza. Es como si el ser humano fuera una pura existencia abierta que se modela él mismo a capricho y que hace de su cuerpo también lo que le da la gana”.
Llamando a la reflexión, monseñor Aguer preguntó: “¿Qué es esto de donación de óvulos, de compra de óvulos o de espermatozoides o de alquiler de vientres? ¿Cuántos niños quedan en el camino; quiero decir, cuántos embriones se pierden en estos procedimientos?”
Para el arzobispo el principal problema es “el intento de negar que existe una naturaleza humana para imponer la persuasión, de que el hombre se construye a sí mismo”, ya que “esta idea no reconoce ni admite la existencia de un Creador, un Creador sapientísimo y bondadoso que ha hecho del ser humano la más maravillosa de sus creaturas”.
El prelado platense instó a “resistir la imposición de estos paradigmas, y para eso es muy importante comentar estas cosas, reivindicar el sentido común y decir, cuando se publican hechos como los comentados, que son verdaderos disparates”.
Para concluir, monseñor Aguer afirmó: “¡Desgraciadamente los disparates existen, pero que no nos obliguen a reconocer que son cosas normales!”.
Monseñor Aguer también afirmó: “Otro caso: un señor que se viste de mujer, que se ha puesto nombre de mujer y que recientemente ha recibido el documento donde figura así, también unido en matrimonio igualitario con otro hombre, como es una persona muy conocida en la farándula, ha anunciado que va a ser mamá”.
“Cuando nazcan los niños, pues las informaciones también hablan de mellizos, será probablemente anotado con el apellido de estos dos consortes del matrimonio igualitario, pero este niño o estos niños no sabrán nunca quién es su mamá biológica”, recalcó el pastor platense.
El arzobispo recordó también que se viene persiguiendo a dos jóvenes vinculados a un importante medio de prensa, y se los obliga a investigar su identidad biológica aun cuando son felices ignorándola. “Pero en los casos provocados por el matrimonio igualitario la identidad biológica no importa”, dijo
Monseñor Aguer atribuye estas incoherencias a la aprobación en la Argentina de “leyes contrarias a la realidad natural, como si la naturaleza humana no existiera y esta situación lamentablemente, va siendo aceptada con pasividad por mucha gente”.
El prelado llamó a: “No aceptar pasivamente que se altere el nombre de las realidades. Cada cosa tiene su nombre y no debemos caer en una situación de tolerancia beata, por la cual todo es igual”.“Tenemos que reconocer que se encuentra en ejecución en la Argentina un proyecto de cambio cultural para la imposición de nuevos paradigmas en los cuales no cuenta la naturaleza humana” remarcó el pastor, y puntualizó: “Ya he criticado varias veces los diseños curriculares de varias materias en el sistema de educación pública en los cuales se esfuma la realidad de la naturaleza. Es como si el ser humano fuera una pura existencia abierta que se modela él mismo a capricho y que hace de su cuerpo también lo que le da la gana”.
Llamando a la reflexión, monseñor Aguer preguntó: “¿Qué es esto de donación de óvulos, de compra de óvulos o de espermatozoides o de alquiler de vientres? ¿Cuántos niños quedan en el camino; quiero decir, cuántos embriones se pierden en estos procedimientos?”
Para el arzobispo el principal problema es “el intento de negar que existe una naturaleza humana para imponer la persuasión, de que el hombre se construye a sí mismo”, ya que “esta idea no reconoce ni admite la existencia de un Creador, un Creador sapientísimo y bondadoso que ha hecho del ser humano la más maravillosa de sus creaturas”.
El prelado platense instó a “resistir la imposición de estos paradigmas, y para eso es muy importante comentar estas cosas, reivindicar el sentido común y decir, cuando se publican hechos como los comentados, que son verdaderos disparates”.
Para concluir, monseñor Aguer afirmó: “¡Desgraciadamente los disparates existen, pero que no nos obliguen a reconocer que son cosas normales!”.
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