
El mensaje lamenta que la Corte avale "jurídicamente una ley inmoral que no sólo despenaliza el aborto, sino que lastima y vulnera los derechos primordiales del ser humano", y precisa que "ninguna corte puede contradecir la ley suprema de Dios que nos ordena: ¡No matarás!"
Asimismo, reitera la disposición de la Iglesia de "responder con acciones concretas frente a la cultura de la muerte que se ha impuesto en nuestra ciudad".
"La Iglesia Católica ha defendido y defenderá siempre el respeto a la vida desde su concepción hasta su fin natural. Defiende a cada niño concebido, pues su existencia es un don de Dios que estamos obligados a proteger", sostiene.
El Arzobispo de México también se refirió a "las mujeres que sufren la violencia, la marginación, el abandono, la ignorancia o se ven obligadas, por su pareja o familia, a ejecutar el terrible acto del aborto. Por esta razón, y para prevenir la tragedia del infanticidio, hago un llamado a los católicos a ofrecer ayuda inmediata a aquellos que se encuentran en esta difícil situación".
"Las complicaciones de índole material o de salud no debieran inducir nunca a ninguna madre a asesinar la vida concebida", precisa.
El Purpurado convocó "a todos los sacerdotes y religiosos de esta Iglesia que peregrina en la ciudad de México a atender de forma desinteresada, decidida y sacrificada a todo aquel que tenga en mente acabar con la vida del concebido. Les suplicamos, escuchen y orienten principalmente a las madres que experimentan en su vientre el milagro de la vida. De igual modo, hermanos en el ministerio sacerdotal, estén prestos y diligentes para administrar el sacramento de la Reconciliación y orientar a quienes por desgracia han participado del execrable crimen del aborto".
Además, dirigió unas palabras a los médicos y enfermeras, especialmente a los católicos, para que ejerzan su derecho a la objeción de conciencia y repudien el aborto, protegiendo "a toda costa la vida de los niños concebidos".
"Llamamos a las autoridades sanitarias a que, acatando la ley, respeten la conciencia de los médicos que se rehúsen a practicar estos espantosos asesinatos", indica el Arzobispo.
Finalmente, llama "a todas las familias a actuar con bondad y cariño para que toda mujer viva su embarazo con la mayor protección y cuidado de sus parejas, padres, parientes y amigos, porque no hay mayor dolor que ser rechazado o señalado por la propia familia o la sociedad".