La tensión que se vive en Ecuador entre la Iglesia y el gobierno de Rafael Correa hizo necesario que la Conferencia Episcopal volviera a expedirse sobre la obligación de la Iglesia “de iluminar la realidad con la Palabra de Dios para que los católicos y personas de buena voluntad, después de informarse bien, emitan su voto en conciencia, libre y deliberadamente” en el referendum convocado para aprobar o rechazar el proyecto de nueva Constitución, (vid. NG 909 y sus referencias). Mientras continúan las provocaciones encabezadas por el mismo presidente Correa, la nueva declaración pone de manifiesto la unidad del episcopado ecuatoriano y su decisión de no callar sobre los principios no negociables enunciados por Su Santidad Benedicto XVI.
Firmada por todos los Obispos de Ecuador, el 14 de agosto la Conferencia Episcopal de ese país dio a conocer otra declaración en la que ratifica el pronunciamiento del 28 de julio pasado.
“Recordamos que si hacemos esta declaración -afirman los obispos- es porque 'compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas' (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2032)”.
Tras expresar su apoyo a los criterios enunciados que han sido “expuestos a la opinión pública en forma clara y exacta por nuestros representantes, especialmente por Monseñor Antonio Arregui”, Presidente de la Conferencia Episcopal. Concluyen diciendo:
“En cumplimiento de nuestra misión, continuaremos con las orientaciones pastorales sobre los puntos referidos el pasado 28 de julio. Trataremos de iluminar la realidad con la Palabra de Dios para que los católicos y personas de buena voluntad, después de informarse bien, emitan su voto en conciencia, libre y deliberadamente”.