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lunes, 20 de octubre de 2008

Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado - (Artículo completo clic aquí)

Análisis del proyecto de declaración sobre la Juventud
El próximo 31 de octubre los Jefes de Estado Iberoamericanos, reunidos en El Salvador, con ocasión de la XVIII Cumbre Iberoamericana, bajo el tema “Juventud y Desarrollo”, firmarán la Declaración de San Salvador. Intermedia Consulting ha hecho un análisis del proyecto de Declaración, un documento con generosas vaguedades y remisiones a otros planes y programas. Es de temer que no va a ser fácil saber a qué se comprometen los dignatarios.

Por Julien Nagore

La declaración comienza con un “Acordamos” que recoge 30 propuestas. Las 28 primeras son un tejido de intenciones formuladas en el tono de los documentos que nunca tendrán cumplimiento. Es un catálogo voluntarista redactado en infinitivo, en el que se propone a los máximos representantes de los Estados “desarrollar”, “impulsar” “promover”, “fortalecer”, “reforzar”, “garantizar” etc. La declaración pretende abarcar todo y rezuma generosidad en sus intenciones, pues les impulsa tanto a que “promuevan en la juventud iberoamericana los valores de la solidaridad, justicia, tolerancia e igualdad, así como la participación responsable y activa de la juventud como actores sociales fundamentales del desarrollo, aprovechando las ventajas de la globalización” (decl. 2), como a fortalecer la educación, el empleo juvenil, la salud, a luchar contra la violencia, e incluso a favorecer su acceso a recursos hídricos (decl. 21) y a incrementar la producción de alimentos (decl. 22).

Esta generosidad universal conduce al protagonismo exclusivo del Estado. La redacción del primer punto es sintomática del papel atribuido a la esfera pública en toda esta construcción: “Reconocer el papel central del Estado en el establecimiento de políticas públicas destinadas a mejorar la calidad de vida de las y los jóvenes” (decl. 1). Su papel subsidiario en ayuda de las familias y de la sociedad civil está olvidado.

En definitiva, estamos frente a una repetición de aquel “en favor del pueblo, pero sin el pueblo”, tan contrario al verdadero ideal democrático.

Un sistema confuso de “muñecas rusas”

Las declaraciones 29 y 30 del documento son particularmente significativas.

La declaración 29 aprueba el “Plan de San Salvador para la Juventud y el Desarrollo”. En este programa de acción, se declara aprobar nueve programas suplementarios, cuya lista consignamos en una nota, para no caer en la metodología que estamos criticando (1). El primero que aprueban es el “Plan Iberoamericano de Cooperación e Integración de la Juventud 2009-2015”. Este plan se describe en un documento de 30 págs (disponible en: http://www.lajuventud.org/pdf/PlanIbdeJuval050608.pdf) que, a su vez, es un verdadero catálogo de intenciones, difícil de desbrozar.

Reafirma, por ejemplo, los objetivos del documento de la Organización de Naciones Unidas denominado “objetivos de desarrollo del Milenio” (ODM, aprobado en 2000), y propone además como un deber a la comunidad Iberoamericana la aprobación de nuevos programas y planes: el Programa Iberoamericano de Recursos de Cooperación en Juventud (PIRCJ, pág. 12) el Programa Iberoamericano de Formación en materia de Juventud (PIFJ, pág. 13), el Observatorio Iberoamericano de Juventud (id.), un Foro Iberoamericano anual, así como fortalecer prioritariamente los propios organismos que preparan estos planes y programas, es decir la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ).

Es por consiguiente un método comparable a esas muñeca rusas que se abren por medio y llevan dentro otra más pequeña, que a su vez... y así hasta cuatro o cinco.

¿Qué mandatario podrá saber en estas circunstancias los compromisos que está asumiendo realmente? Si un documento remite a otro y este a su vez a otros dos y cada uno de ellos a más planes y programas, algunos todavía no elaborados, se acaba cayendo en una burocracia perjudicial e inútil.

No hay en este proyecto compromisos específicos sino vagas declaraciones de intenciones que permiten cualquier manipulación ulterior.

La familia es una aspiración de los jóvenes

A pesar de declarar en varias partes su voluntad de apoyar el entorno de los jóvenes, y de pretender su desarrollo, la realidad sociológica de la familia está ausente de esta Declaración.

Se puede discutir una opción ideológica pero no se puede ocultar un hecho tan masivamente corroborado como es la aspiración de los jóvenes a una vida familiar y al reforzamiento de los lazos que esta conlleva. Las encuestas sociológicas han mostrado que la familia es una aspiración de todas las clases en El Salvador (2).

La última encuesta sobre Juventud y estilos de vida realizada en El Salvador confirma con creces esta realidad (3). El informe, que ha sido elaborado a partir de una muestra representativa de más de 3.000 jóvenes iberoamericanos de 13 a 19 años, demuestra que los padres deben ser el eje de las políticas de salud y promoción juvenil: ocho de cada diez adolescentes señalan que sus padres son la clave para su salud integral, la transmisión de la cultura y los valores. El informe revela que la familia es el primer espacio de protección y socialización, y que no existen síntomas de un conflicto intergeneracional. Según los jóvenes encuestados, sus progenitores fomentan valores ligados al respeto a los mayores en un 84,8% y a la solidaridad en un 82%. Además, les gustaría que fuesen su fuente de información sobre estilos de vida, amor y sexualidad, aunque habitualmente acuden a sus amigos.

Los autores de este informe realizan propuestas concretas para afrontar los problemas de los jóvenes y destacan la necesidad de políticas públicas que aseguren la capacidad de intervención de la familia.

Nos parece urgente, por tanto, que los jefes de Estado impulsen políticas que, de forma subsidiaria y apoyando a la familia, respondan a las aspiraciones reales de los muchachos y muchachas salvadoreños, fortaleciendo la transmisión de la cultura.

Resulta, por tanto, engañoso afirmar el deseo de favorecer la expresión de la voluntad de los jóvenes denunciando la presión ejercida sobre ellos por el mundo adulto, y rechazar al mismo tiempo, sin ni siquiera considerarla, la aspiración mayoritaria de los jóvenes.

Salud juvenil, sexualidad y población

El “Plan Iberoamericano de Cooperación e Integración de la Juventud 2009-2015”, que se propone aprobar en la Cumbre de San Salvador, comporta recomendaciones en cuanto a su ejecución (n. 6: Ejecución del plan, pág. 30). Subraya la importancia de tres temas: educación, empleo y salud juvenil. El documento comporta una estrategia de implementación con la promesa de elaborar un nuevo “Programa Operativo Regional” (POR), de carácter anual, en el que se consignarán prioridades, organismos e instituciones colaboradoras y financiación, entre otros particulares.

Si nos referimos al punto relativo a la salud, el documento determina tres líneas específicas de trabajo en salud juvenil: la violencia como primera causa externa de mortalidad juvenil, la rápida expansión del VIH/sida y la maternidad adolescente.

Sus autores proponen como ejemplo inspirador para todo el sub-continente los casos de España y Portugal. Afirman que en estos países “tanto la fecundidad total como la temprana han caído sostenidamente sobre la base de un creciente uso de medios anticonceptivos desde la iniciación sexual, de lo que se deduce que todos los esfuerzos encaminados a ofrecer opciones anticonceptivas modernas a las y los adolescentes deben ir acompañados de intervenciones formativas, que permitan una utilización adecuada de estos medios y fortalezcan la decisión de su uso ante la resistencia de las parejas y/o el entorno sociocultural”. Y concluyen con rotundidad: “Es necesario pues trabajar en concretar medidas efectivas para preservar la salud sexual y reproductiva de las y de los jóvenes” (pág. 23).

No se puede dudar de la claridad de definición y de objetivos de esta política anticonceptiva y antinatalista. Es preocupante para la democracia y el respeto ciudadano lo que se puede derivar de la afirmación de querer “fortalecer la decisión del uso de medios anticonceptivos” ante la resistencia de la población. Pero, además, ¿conviene que los jefes de Estado se propongan llevarla a cabo en Iberoamérica?

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