Centro de “Marie Stopes” en Mbale, Kenya
El Administrador Asistente de la División de Global Health de USAID, Dr. Kent Hill, ha cerrado la posibilidad de cooperación con “Marie Stopes International (MSI)” cuya sede está en Inglaterra y es uno de los mas grandes proveedores de abortos a nivel mundial. El motivo de esta decisión es su complicidad en los “abortos coaccionados y esterilizaciones involuntarias” en China. MSI niega que apoye las políticas de coacción en China pero su promoción agresiva del aborto y su larga colaboración con el programa de coacción en China no deja dudas que no solamente tienen conocimiento de las masivas violaciones a los derechos humanos cometidas en aquel país, sino que es un colaborador activo en esto.
La instrucción interna de USAID para sus colaboradores, que aplaude el PRI, obligará a realizar recortes en los programas de control poblacional del MSI en los países Africanos, incluyendo Ghana, Malawi, Sierra Leona, Tanzania, Uganda y Zimbawe. En protesta por la exclusión, MSI reclama que la mujer en esos países “será abandonada sin más opción que el aborto” lo cual es inaudito pues MSI precisamente es la agencia responsable de la mayor cantidad de los abortos que se realizan en África. Los investigadores de PRI han demostrado por ejemplo, que MSI a través de su cadena de clínicas, es uno de los más grandes actores del aborto en Kenya. Alegar, como lo hace MSI, que la orden del Dr. Hill provocará “abortos inseguros” cuyo “probable resultado” serán muchas mujeres “muertas o inválidas” no sólo es una burda exageración, sino que en todo caso debería ser tomada como una auto crítica. No es por culpa de la administración de Bush que las mujeres y jóvenes africanas mueren en las clínicas del MSI. Es culpa del MSI, ellos son los que hacen los abortos hasta ahora.
La ley de Estados Unidos prohíbe la ayuda norteamericana al exterior que se encauce hacia cualquier organización que “apoye o participe en la dirección de un programa a favor de abortos coaccionados o esterilizaciones involuntarias”. Esta ley, llamada Enmienda Kemp-Kasten se remonta al presidente Ronald Reagan. El fue el primero en apelar a la ley para negar los fondos al Fondo Poblacional de las Naciones Unidas “United Nations Fund for Population Activities (UNFPA) por su complicidad con las políticas de un solo niño en China. Steven Mosher, Presidente del PRI, trabajó muy cercanamente con la administración Reagan para la aprobación de la ley a mediados de los ochenta y su posterior aplicación en las organizaciones UNFPA y ahora a “Marie Stopes International.”
La Administración Bush supervisó las actividades de UNFPA apenas asumiera el poder en el 2001 e inicialmente determinó que no quebrantaba la enmienda Kemp-Kasten, otorgándole US$ 21.5 millones. Sin embargo, la administración Bush cambió de postura atendiendo la investigación de Population Research Institute sobre las actividades de la UNFPA en China a finales de aquel año. Con la presentación de evidencia irrefutable sobre la participación de UNFPA en los abortos y esterilizaciones forzados en uno de sus “condados modelos de planificación familiar”, en julio del 2002 el presidente Bush invocó a la Enmienda Kemp-Kasten y canceló los US$ 34 millones destinados para UNFPA por el Congreso en el año fiscal 2002. Cada año esta prohibición ha sido ampliada, por seguir siendo cómplice flagrante en el más grande programa de control de población coaccionado que el mundo jamás conoció.
La administración Bush debe ser felicitada por su sistemática aplicación de una política que es apoyada por la vasta mayoría de los norteamericanos, una política de la cual Population Research Institute está orgulloso de haber sido parte de ella, la cual beneficia a mujeres y niñas, no patrocinando a las agencias depredadoras que buscan privarlas de su fecundidad. “Marie Stopes International” deberá decidir cuál es su misión institucional: si realizar abortos, a menudo violando leyes nacionales, o más bien dar asistencia médica legítima a las mujeres.