MADRID, 21 Oct. 08 (ACI).-El Obispo de Tarazona, Mons. Demetrio Fernández, señaló que las familias que se abren al don de la vida son la esperanza ante la "estrepitosa decadencia cultural" que vive España, donde la mayoría de la población ha caído en la indiferencia ante ataques a la vida como la nueva ley del aborto que impulsa el Gobierno.
"Como que hemos perdido la capacidad de sorpresa. Aquí no pasa nada. Acaba de anunciarse una nueva ley del aborto, y la vida sigue igual. Vivimos una profunda crisis económica, y aquí no pasa nada. Como que hemos perdido la capacidad de reacción", expresó el Prelado en una reciente carta.
Mons. Fernández señaló que la nueva ley del aborto, el envejecimiento poblacional, el apoyo gubernamental a políticas antivida y el abandono administrativo de las mujeres embarazadas, son "un claro síntoma de estrepitosa decadencia cultural".
"Esto no es un avance, esto es un retroceso, porque no se busca el bien del hombre, sino el interés egoísta de cada uno", advirtió el Prelado, y recordó que este camino llevó a la ruina a los más grandes imperios de la humanidad. "Por mucho bienestar que se nos predique, vamos aceleradamente hacia el desmoronamiento de esta sociedad. Lo que no produce vida, sino que produce muerte, contribuye a esa destrucción", indicó.
Sin embargo, expresó Mons. Fernández, "la Iglesia está viva" y ante "una situación suicida y catastrófica, tenemos puesta nuestra esperanza en el Señor".
El obispo afirmó que el futuro de España "está en manos de las minorías creativas". Nadie puede infundir más esperanza, indicó, "que aquellas familias que se abren a la vida y forman una familia numerosa".
Mons. Fernández dijo que para quien cree en Dios, "un hijo es copartícipe" de la vida eterna y por eso "ensancha la mesa para que vengan más hijos a sumarse a esa felicidad en la que cree".
Sin embargo, indicó, para quien "no cree en Dios ni en la vida eterna, un hijo más es un estorbo para la propia felicidad, es alguien que viene a restar bienestar".
"En el primer caso, el hijo es un don que desborda la capacidad de admiración humana, y trae la felicidad consigo. En este último caso, el hijo es un producto humano, se convierte en un objeto peligroso, que hay que evitar a toda costa", expresó.
Por ello, afirmó, la clave de todo está "en el acercamiento o el alejamiento de Dios", pues una sociedad que se aleja de Dios, se vuelve contra el hombre y se autoaniquila; en cambio, una sociedad con Dios valora al hombre "como a un hermano".
En ese sentido, el Prelado expresó su satisfacción porque "por toda Europa están brotando ya pequeñas luces que iluminan esta noche terrible", con familias que "viviendo al estilo evangélico producen vida abundante".
"Cuando todas esas luces se juntan, constituyen como un potente foco que nos hace entender todo de otra manera, como Dios lo ha hecho. Es precioso. Millones de jóvenes han descubierto ya esa luz. He ahí nuestra esperanza. Ellos cambiarán esta situación decrépita en una nueva primavera. Demos gracias a Dios", manifestó.