La exigencia del consentimiento paterno para abortar cuando la embarazada es menor de edad ha contribuido a ayudar a las chicas y a reducir así el número de abortos en los EE.UU. A esta conclusión llega un estudio del Family Research Council, que analiza los datos sobre el aborto recopilados en casi todos los estados entre 1985 y 1999.
El primer dato significativo es que en ese período de tiempo el aborto entre menores ha descendido un 50%. Diversas causas explican esa caída (mayor conocimiento de los anticonceptivos, difusión de los programas de abstinencia, etc.), pero entre ellas sobresale una: la aprobación de leyes que exigen cierta intervención (notificación o permiso) de los padres.
En los 36 estados que cuentan ya con este tipo de leyes, el índice de abortos ha descendido un 13,6%. La baja es todavía mayor (19%) en los estados que exigen el permiso de los padres cuando la embarazada es menor de edad y no sólo la notificación. De nuevo, el descenso es más fuerte (30%) en los estados donde se requiere la intervención de ambos padres y no sólo la de uno.
El estudio del Family Research Council no es el primero que analiza los efectos de las leyes que exigen la intervención de los padres. En 2006 otro estudio, realizado por investigadores del Baruch College (Universidad de Nueva York) y publicado en el New England Journal of Medicine (8-03-2006), mostró las consecuencias que tuvo en Texas una ley que exigía informar a los padres cuando una menor quería abortar. Desde 2000, año en que la medida entró en vigor, la tasa de abortos había pasado de 18,7 a 14,5 por mil chicas de 17 años; de 12,1 a 9 por mil de 16 años, y de 6,5 a 5,4 entre las de 15 años.
La píldora no ayuda
En cambio, la píldora del día siguiente no contribuye a que las menores aborten menos. Suecia y Escocia acaban de publicar las estadísticas de abortos durante 2007, que vuelven a registrar un incremento. La principal razón del repunte es el fuerte aumento de abortos en adolescentes y mujeres jóvenes, lo que parece ser indicio del fracaso de las políticas que facilitan el acceso a los anticonceptivos, especialmente la píldora del día siguiente.
Desde que en Suecia se introdujo la píldora del siguiente en 2001, el número de unidades distribuidas en hospitales y farmacias se triplicó en Estocolmo y se duplicó en el resto del país. Al mismo tiempo, el número de abortos no ha hecho más que crecer: sólo en Estocolmo se practicaron 10.259 abortos en 2007, un 6,9% más que el año anterior. Entre 2000 y 2007, el número de abortos realizados en todo el país creció un 17%, de suerte que pasó de 30.980 a 37.205.
Esta tendencia se observa también en Escocia. Según los últimos datos disponibles, publicados el pasado mayo, allí el número de abortos ha vuelto a crecer por tercer año consecutivo: de 13.801 en 2006 se ha pasado a 13.703 en 2007. Este crecimiento coincide con el lanzamiento de una campaña dirigida a las jóvenes para difundir la píldora del día siguiente.
El fracaso en las políticas sanitarias de prevención basadas en la contracepción no es nuevo (ver Aceprensa 108/06). Las últimas estadísticas simplemente confirman que el recurso a la píldora del día después no ha servido para atajar el problema.