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lunes, 27 de octubre de 2008

Los matrimonios del mismo sexo y la Iglesia

Por el padre John Flynn, L. C.
header_original_modLos conflictos asoman en el horizonte
ROMA, domingo, 26 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El matrimonio parece seguir estando en el centro del debate en Estados Unidos. El Tribunal Supremo de Connecticut ha dictaminado que las parejas del mismo sexo tienen derecho a casarse, informaba Associated Press, el 10 de octubre.
La sentencia hace de este estado el tercero, tras Massachusetts y California, en legalizar las uniones del mismo sexo. En California, los votantes tendrán una oportunidad el 4 de noviembre de votar en un referéndum para enmendar la constitución del estado que limita el matrimonio a las uniones entre hombres y mujeres, dando la vuelta así a la última decisión del Tribunal Supremo.
En Connecticut, una declaración de los obispos católicos expresaban su consternación ante la decisión que impone el matrimonio del mismo sexo por vía judicial. "Parece que nuestro Tribunal Supremo ha olvidado que los tribunales deberían interpretar las leyes y los órganos legislativos hacerlas", comentaban los obispos en su declaración del 10 de octubre.
También mostraron su preocupación de que la decisión llevaría a infringir la libertad religiosa. Esta preocupación es precisamente el tema de un libro publicado hace poco sobre el tema de los matrimonios del mismo sexo.
Douglas Laycock, Anthony R. Picarello Jr., y Robin Fretwell Wilson publicaba una recopilación de textos de eruditos en derecho en un forum financiado por el Becket Fund for Religious Liberty. En el libro "Same Sex Marriage and Religious Liberty: Emerging Conflicts" (Matrimonio del Mismo Sexo y Libertad Religiosa: Conflictos Emergentes" (Rowman and Littlefield), los colaboradores explicaban qué tipo de conflictos pueden tener lugar al establecerse el derecho al matrimonio del mismo sexo.
En su aportación, Marc D. Stern, director adjunto del Congreso Judío Americano, apunta que las instituciones religiosas tienen el deber de "extender la fe" tanto a entre sus creyentes como entre otros. "¿Se podrá seguir hablando sin restricciones contra el matrimonio del mismo sexo?", preguntaba.
Stern observaba que, ya en Canadá, las quejas aceptadas en las comisiones provinciales y federales de derechos humanos han llevado a sentencias contra ministros y otros que han criticado públicamente la homosexualidad.
Aunque el derecho a la libertad de expresión es más fuerte en Estados Unidos que en Europa u otros países, Stern expresaba su preocupación, sin embargo, de que las leyes de discriminación sexual puedan extenderse con facilidad a las expresiones que se opongan al matrimonio del mismo sexo.
Instituciones católicas

Stern también planteaba la cuestión de qué ocurrirá con los empleados de las agencias e instituciones de la Iglesia. Las últimas sentencias de los tribunales han obligado a las instituciones católicas a proporcionar cobertura sanitaria para anticonceptivos, de manera que podrían aumentar los problemas para las iglesias cuando se trate de empleados que entren en matrimonios del mismo sexo.
Las agencias de asesoría matrimonial, las clínicas psicológicas y otros servicios similares ofrecidos por las iglesias, pueden tener dificultades a la hora de obtener licencias del gobierno, si adoptan una postura en contra del matrimonio del mismo sexo, advertía Stern. Además, muchas agencias de la iglesia reciben financiación del gobierno, lo que podría ponerles en dificultades si se oponen al matrimonio del mismo sexo.
Stern concluía su escrito diciendo que quienes se oponen al matrimonio del mismo sexo se verán afectados si éste se legaliza y, basándose en las actuales leyes, hay grandes dudas de que quienes disientan sean capaces de escapar a las consecuencias legales.
Jonathan Turley, profesor en la Universidad George Washington, sostenía que la jurisprudencia del Tribunal Supremo en el área de las prácticas discriminatorias con base religiosa "es hoy desgraciadamente confusa y contradictoria".
El Tribunal ha permitido, por ejemplo, que el gobierno castigue a algunos grupos por sus prácticas religiosas mediante la denegación de la exención de impuestos. Por otro lado, no obstante, ha reconocido el derecho a la libertad de expresión y asociación para algunos otros.
"El matrimonio del mismo sexo nos pone una vez más ante este inherente conflicto entre el ejercicio de los derechos de la Primera Enmienda y la aplicación por parte del gobierno de una política de no discriminación que penaliza los puntos de vista discriminatorios", observaba Turley.
Contradicción

Turley comentaba la contradicción entre decir a una organización que puede oponerse a la homosexualidad en sus enseñanzas, pero, en cambio, debe estar dispuesta a contratar homosexuales en sus agencias.
Aparte de negar la exención de impuestos los tribunales pueden imponer un arsenal de penas a las organizaciones que sean consideradas discriminatorias. En California, el tribunal supremo del estado mantuvo el que se negara un lugar de atraque en Berkeley a los Boy Scouts por la oposición de la organización a la homosexualidad.
Charles J. Reid, Jr., profesor de derecho en la Universidad de St. Thomas, reflexionaba sobre la relación entre la religión, el derecho y el estado. Sostenía que el derecho enseña valores a través de comportamientos que sanciona y otros que prohíbe.
El cristianismo jugó un papel clave en la determinación del derecho matrimonial, no sólo en Europa desde la Edad Media, sino también en Estados Unidos, explicaba Reid. De hecho, desde el siglo XX hasta hace pocas décadas, era aceptable en círculos legales referirse al matrimonio como algo traído a la existencia por la guía divina.
Durante muchos siglos, el matrimonio fue visto como una institución que desempeñaba un papel primario en el ordenamiento de la sociedad y se consideraba sumamente importante para el bienestar social. Además, se concebía el matrimonio no como una creación del estado, sino como una institución que precedía al estado.
El matrimonio, observaba Reid, ha sido ahora desacralizado, pero al hacerlo hemos acabado teniendo un extendido divorcio y un alta incidencia de nacimientos fuera del matrimonio.
Lecciones

Otra consecuencia es el razonamiento legal presente en la sentencia del Tribunal Supremo de Massachusetts al legalizar el matrimonio del mismo sexo. Sobre la relación del matrimonio con el estado el tribunal escribía: "Simplemente, el gobierno crea el matrimonio civil".
El cómo la sociedad estructura las leyes que rigen el matrimonio, el compromiso y el cuidado de los hijos, transmite valores sobre estos aspectos vitales de nuestras vidas. El actual debate sobre el matrimonio es en parte una batalla sobre la lecciones que son apropiadas para que la ley las enseñe, concluía Reid.
En su conclusión al volumen, Douglas Laycock, profesor de derecho en la Universidad de Michigan, observaba que quienes habían hecho las aportaciones para el mismo tenían puntos de vista diversos sobre el matrimonio del mismo sexo y la religión, pero todos están de acuerdo en que el matrimonio del mismo sexo es una amenaza a la libertad religiosa.
Quienes apoyan el matrimonio del mismo sexo exigen no sólo el reconocimiento legal y no sólo tolerancia del sector privado, sino también el reconocimiento y el apoyo afirmativo tanto del sector público como del privado. Algunos incluso buscan suprimir cualquier expresión pública de desaprobación, añadía Laycock.
Observaba que las experiencias pasadas de conflictos sobre temas culturales en Estados Unidos es que una vez que las innovaciones importantes han sido aseguradas, esto suele conducir a nuevas exigencias dirigidas contra los focos remanentes de resistencias.
Una solución, proponía Laycock, puede ser dejar el matrimonio a las iglesias, mientras que gobierno se reservar las uniones civiles. Incluso esta solución, reconocía, no resolvería del todo los problemas.
Plan de actuación

Entretanto, la Iglesia católica en Estados Unidos no piensa ceder en sus puntos de vista sobre el matrimonio. El 15 de octubre, una nota de prensa de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos anunciaba un esfuerzo conjunto con los Caballeros de Colón, "para desarrollar un plan nacional de acción en defensa del matrimonio".
Parte de la iniciativa es la creación de un comité nombrado por el cardenal Francis George, presidente de la conferencia. El arzobispo de Louisville, Kentucky, Mons. Joseph Kurtz, presidirá el comité.
"Debemos aumentar nuestros esfuerzos para dar a conocer la belleza única de la vocación al matrimonio", explicaba Mons. Kurtz al anunciarse el comité.
Una de las primeras actuaciones de los obispos ha sido la promoción de la declaración de la declaración de la Conferencia Episcopal de 2003, que afirmaba que el matrimonio es la relación única entre un hombre y una mujer y, como tal, es un elemento esencial de las sociedades sanas. Queda por ver si esta visión prevalecerá.

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