Nota del editor: Melanie Pritchard es una conferenciante que habla a favor de la vida y de la castidad, reconocida a nivel nacional en los Estados Unidos de América. El año pasado estuvo a punto de morir después de sufrir una embolia de líquido amniótico durante el parto. Los médicos le dieron un 0% de posibilidad de supervivencia, pero sin embargo, a pesar de las nulas posibilidades, experimentó una recuperación completa. Lea más acerca de su historiaaquí.
15 de noviembre 2011 (Notifam) – Aunque mi corazón ha vuelto a la normalidad luego de sufrir dos paros cardíacos hace ocho meses, los médicos insisten en mantenerme con un medicamento que seguirá permitiendo que mi corazón descanse y se relaje. El aspecto negativo de la droga es que si yo quedara embarazada puede causar defectos de nacimiento. En mi libro, examino con más detalle lo que dicen los médicos sobre mi futuro en caso de un embarazo. Mientras estoy tomando este medicamento para el próximo año o más, mi marido y no buscaremos tener hijos, ya que tenemos una circunstancia grave (un medicamento que causa defectos fetales) que nos obliga a esperar.
Dicho esto, nosotros queremos tener hijos. Nuestro sueño es tener por lo menos cinco o tanto como el Señor nos quiera dar. Incluso con este motivo grave que nos obliga a esperar para tener hijos por nuestra cuenta, hemos decidido estar dispuestos a adoptar. Hemos pedido que si el Señor lo quiere, Él pondrá un niño en nuestro regazo, por así decir. No necesariamente lo buscaremos activamente en este preciso momento, pero estamos abiertos, listos y dispuestos, si el Señor presenta la oportunidad.
El jueves pasado recibí un mensaje de una mujer cuya sobrina iba a efectuarse un aborto. Ella me preguntó si podía interceder. Vi que el correo electrónico había llegado la noche del miércoles mientras yo dormía y accedí al mensaje en la mañana del jueves e intenté comunicarme con la mujer a las 8 de la mañana, pero sólo me atendió el contestador. Le dejé un mensaje diciendo que me gustaría ayudar a su sobrina tomar la decisión correcta y que me llamara inmediatamente. No volví a escuchar de ella. Recé y pensé en esta joven a menudo durante todo el día esperando que en cualquier momento iba a recibir una llamada telefónica. Como ex Directora de Educación para Arizona Right to Life [Derecho a la Vida para Arizona], tuve antes muchas de estas conversaciones con mujeres, pero esta vez me sentía más ansiosa e impaciente. A la una de la tarde me decidí a llamar a la mujer. Ella respondió, y escuché un tono triste cuando dijo esas palabras que yo no quería oír: “mi sobrina ya se efectuó el aborto esta mañana. El bebé está muerto”.
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Me sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. Tuve ganas de llorar, pensando que el mensaje había sido enviado sólo ayer por la noche, y esta joven mujer ya había llevado a cabo el aborto. ¿Cómo pudo ocurrir esto? He tenido muchas de estas conversaciones en el pasado, pero por alguna razón esta vez la sentía personal.
Le dije a la mujer que todavía me gustaría hablar con su sobrina para ayudarle a no tomar de nuevo esta misma decisión y para ofrecerle opciones, para sanación, como la Viña de Raquel. Después de colgar, la tristeza se abatió sobre mí. Parecía como si yo padeciera una tristeza egoísta pero desinteresada cuando pensaba: “yo hubiera adoptado a ese bebé”.
Si tan sólo yo pudiera haber retrocedido en el tiempo simplemente unas pocas horas para encontrarme con esta mujer embarazada, sentarla, escuchar su historia y contarle la mía. La hubiera animado a ser heroica, para que le ofreciera una vida a este ser humano que estaba creciendo dentro de ella. Y si ella no quería o no se sentía capaz de cuidar por sí sola a su hijo, yo quería que ella fuera capaz de mirarme a los ojos, para que viera mi voluntad auténtica no sólo de amarla a ella, sino también a su hijo. Si sólo hubiese podido mirarme a los ojos, ella habría percibido que mi corazón podía haber amado sin medida a su hijo. Sé que podría haberla convencido que conservara a su hijo.
Esto puede sonar raro, pero me siento como si hubiera perdido un hijo ese día. Yo sé que el niño no era mío, pero lo podría haber sido. Estos últimos días he estado de luto por esa alma cuya vida fue tomada poco después que comenzara. Me imagino que mis esfuerzos para salvar bebés adquirirán todo un nuevo significado ahora que he sobrevivido a mi embolia. Imagino a todos los niños que no puedo salvar y los veré como pérdida de uno de los míos que mi esposo y yo habríamos llevado a nuestra casa y que lo hubiésemos presentado a su nuevo hermano y hermana, Brady y Ella. Podríamos haber sido de la familia de ese niño. ¡Oh, cómo me duele el corazón por ese niño perdido y los millones perdidos por este acto egoísta. Me duele el corazón por los demás que sólo pueden acceder a la vida por medio de la adopción, esos que están esperando el día en que una mujer tome la heroica decisión de no abortar a su bebé y dar a ese niño una vida ubicándolo en las manos de personas que tienen la capacidad de amar sin medida.
Esa misma mujer con la que hablé por teléfono, que compartió conmigo esa noticia desgarradora, me dijo también algo que alegró mi corazón. Dijo que sabía que al ponerse en contacto conmigo para ver si yo podía interceder, porque ella estaba en el hospital mientras yo estaba en estado crítico. Yo estaba sorprendida por esto, ya que ni siquiera la conocía. Ella dijo que mientras estaba en la sala de espera, oyó por casualidad a un hombre preguntarle a mi hermana qué estaba haciendo yo. Mi hermana le preguntó cómo me conocía y él le hizo saber que no me conocía personalmente, pero que se había enterado de lo que sucedía en Facebook. Luego procedió a compartir que yo había llegado a su escuela a dar una charla sobre el aborto cuando su novia estaba embarazada. Este joven dijo que él y su novia tenían planes para abortar a su bebé hasta que oyeron mis palabras. Él vino al hospital para decirme que yo era la razón por la cual su bebé vivió y su hijo tiene ahora tres años de edad.
Como he pasado gran parte de mi vida educando sobre la realidad del aborto y tratando de salvar vidas, me doy cuenta que hay bebés que “probablemente” he ayudado a salvar, pero nunca he visto el rostro de uno de esos niños ni tampoco he escuchado de una pareja como ésta, que vino al hospital para estar conmigo.
Esta conversación telefónica fue surrealista. Mi corazón se resquebraja sobre el niño que acaba de perder su vida, pero en la misma conversación me enteré que yo había salvado una vida de la que nunca supe nada.
Siempre que estoy confundida o perturbada, invito al Señor a revelarse a sí mismo en la circunstancia a mano, y así lo hice, preguntándome en la misma conversación por qué todo esto. ¿El Señor estaba tratando de animar a mi corazón desanimado? ¿Era Él el que me permite ver que mi trabajo salva vidas, y que yo debo continuarlo? Lo que sí sé es que el Señor ha encendido una pasión aún mayor en mí para salvar vidas, al hacerlo personal – lo que me permite ver un atisbo del dolor que Él siente cuando uno de sus hijos pierde su vida a causa del aborto.
Por favor, sigamos orando para poner fin al aborto, por la sanación de todas las mujeres que han decidido abortar, por las mujeres embarazadas que tienen el coraje de elegir la vida para sus hijos, y para las que esperan adoptar, para que un niño sea colocado en sus brazos amorosos. ¡Oremos!
Publicado originalmente en el sitio cibernético en inglés de Melanie Pritchard.
Reproducido con su permiso en http://www.lifesitenews.com/news/i-would-have-adopted-her-a-life-lost-to-abortion-and-a-life-saved
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