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martes, 5 de agosto de 2008

EEUU y la ONU inventaron el miedo a la "explosión demográfica" - VHI

Por Susan Yoshihara, PhD
(NUEVA YORK – C-FAM). En el nuevo libro “Fatal Misconception: The Struggle to Control World Population” (“Equivocación mortal: La lucha para controlar la población mundial”), el autor, Matthew Connelly, historiador de la Columbia University, da a conocer cómo el movimiento del control demográfico creó “proyecciones futuras como evidencia” de la “sobrepoblación”, y luego justificó las “bajas” que causaron los métodos de coerción en la guerra contra la población. Entre los métodos usados, hubo “golpes de conmoción” expresados en forma de cuotas para efectuar millones de vasectomías chapuceras y colocaciones de dispositivos intrauterinos (DIUs) sin darles seguimiento, la humillación pública de familias pobres que tenían tres o más hijos, la demolición de barriadas enteras que desplazaron a miles de personas de escasos recursos, y la distribución, a sabiendas, de DIUs defectuosos que arruinaron la salud de mujeres pobres.
Según Connelly, cuando las teorías maltusianas que se usaban para justificar la eugenesia cayeron en desprestigio, los promotores del control demográfico inventaron nuevas teorías. Al regresar de la Guerra de Vietnam, los fundadores de la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), transfirieron la táctica de la contrainsurgencia del “control demográfico” a la estrategia de la USAID.
Jian Song, científico chino especialista en misiles, utilizó modelos generados por medio de computadoras, para dar la apariencia de una “predicción precisa” del futuro de China, si el gobierno no les prohibía a las mujeres tener más de un solo hijo.
El África y la India se convirtieron en el blanco de muchos escenarios inventados, a pesar de que, según Connelly, “el continente [africano] era un exportador neto de alimentos y tenía uno de los índices más bajos de crecimiento [demográfico] del mundo”. Lo que es peor, los promotores de la planificación familiar desestimaron “la gran cantidad de evidencia acumulada que demostraba que una elevada [tasa de] fertilidad no tenía, después de todo, correlación con la pobreza”. Connelly demuestra que las tasas de fertilidad cayeron en los países en desarrollo entre 1950 y el 2000, ya fuere que estuviesen o no sometidos a programas de “asistencia” para el control demográfico.
A pesar de los hechos, las tácticas del movimiento a favor del control demográfico se volvieron cada vez más coactivas a finales de los 60. Ello se debió al celo y a las conexiones de personas como William Draper, General de las Fuerzas Armadas de EEUU. Con la colaboración de John D. Rockefeller, Draper ayudó a convencer al Presidente Johnson que incluyera el control demográfico en la “guerra contra la pobreza” de 1965. Johnson condicionó la ayuda humanitaria a los países en desarrollo al logro de metas de fertilidad. Estas metas eran establecidas por la ONU y la USAID. Y se pusieron en vigor hasta el extremo de negar el envío de ayuda alimenticia a la India en medio de una de sus peores hambrunas.
Draper también fundó el Population Crisis Commitee (“Comité para la Crisis Demográfica”, traducción libre), que hoy día se llama Population Action International (“Internacional para la Acción Demográfica”, traducción libre). El Comité tenía el objetivo de crear en el público de EEUU una sensación de “urgencia”. Para lograrlo, el Comité se dedicó a estimular los temores de la gente de esos tiempos, por medio de “informaciones” que “establecían” un vínculo de causa y efecto entre la falta de planificación familiar en los barrios pobres, y el caos causado por la juventud a finales de los 60. Una vez logrado ese efecto emocional, entonces el Comité pedía que se implementara con toda la rapidez y el esfuerzo posibles un “programa de estabilización demográfica”.
Junto al ex Secretario de Defensa y Presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, Draper convenció al Congreso de EEUU que designara niveles de financiamiento sin precedentes, para los programas de control demográfico de la USAID entre 1967 y 1971. Fue tanto el dinero que abarrotó las arcas de la abortista Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), que sus funcionarios no sabían cómo gastarlo. [Nota de VHI: la IPPF recibe el dinero de los contribuyentes de EEUU a través de la USAID.] Todo ello, junto con el creciente escepticismo en el Tercer Mundo respecto de esta “ayuda” de EEUU, que entonces constituía el 90% de todo el financiamiento mundial del control demográfico, hizo que Draper pidiera que se estableciera un fondo en la ONU, para “sanear” la financiación por parte de EEUU, dando la apariencia de que había un “consenso” internacional, y de esa manera esquivar [las posibles objeciones de] los gobiernos de las naciones. Esta iniciativa se convirtió en el abortista Fondo de la ONU para la Población (UNFPA, por sus siglas en inglés).
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