El episcopado canadiense rectifica una declaración de hace 40 años
Al concluir la Asamblea Plenaria de 2008, la Conferencia Episcopal canadiense dio a conocer una carta pastoral invitando a todos los fieles y a todas las personas de buena voluntad a “descubrir o redescubrir” la doctrina de la encíclica Humanae Vitae del Papa Pablo VI (1968), en el 40° aniversario de su publicación.El documento de los obispos canadienses ha sido largamente esperado. Muchos fieles reclamaban de ellos una rectificación de la escandalosa Declaración de Winnipeg del 27 de septiembre de 1968, en la que los obispos de Canadá prácticamente rechazaron la doctrina de la encíclica de Pablo VI, reinterpretándola bajo la óptica del subjetivismo moral, incompatible con la fe católica y la ley natural. (Vid. El Rol de la Conciencia, Matthew Habiger, OSB, L’Osservatore Romano, edición en inglés, 07-10-98, p. 5.)
Aunque el documento del pasado 28 de septiembre no rectifica explícitamente la Declaración de Winnipeg (1968), es una retractación “de hecho”. “La Declaración de Winnipeg, ya no es la posición oficial del episcopado canadiense sobre la Humanae Vitae", declaró a Life Site (29-09-08) Juan Pacheco, director de The Rosarium, un grupo católico que desde hace años ha tratado de obtener de los obispos una reparación de la Declaración de Winnipeg, bajo el lema “no venceremos la cultura de la muerte si no superamos la mentalidad anticonceptiva dentro de la Iglesia”.
El documento
La Conferencia Episcopal de Canadá, declara en el documento final de su última Asamblea Plenaria, que la Humanae Vitae ha de enmarcarse en “la grandeza, la belleza y la dignidad” de la vocación divina al matrimonio.
“La verdad de la auténtica comunión conyugal, como lo enseña la encíclica Humanae Vitae, es la inseparable relación, establecida por Dios, que el hombre por su propia iniciativa no puede romper, entre el significado unitivo y el significado procreador de cada acto conyugal”.
El amor conyugal es un regalo vinculado a la transmisión de la vida, siguen diciendo los obispos. “El aborto, la esterilización y la contracepción están en oposición a la voluntad del Creador respecto a la esencia del acto sexual, porque evitan, si Dios así lo quisiera, la creación de un alma única para un único cuerpo que los cónyuges ayudan a formar”. Y afirman con palabras Pablo VI, “usar este don divino destruyendo su significado y su finalidad, aun sólo parcialmente, es contradecir la naturaleza del hombre y la de la mujer y sus más íntimas relaciones, y por lo mismo es contradecir también el plan de Dios y su voluntad”.
Los prelados canadienses recuerdan que el recurso a los períodos infecundos (vulgarmente llamados métodos naturales), debe ser una decisión en conciencia que toman los esposos con “generosidad y lucidez, manteniendo el orden de prioridades, reconociendo sus propios deberes hacia Dios, ellos mismos, sus familias y la sociedad humana”. Sólo es lícito tomar esta decisión cuando se den motivos graves que la justifiquen.
En el documento del pasado 28 de septiembre, los obispos señalan el estrechísimo vínculo entre la Humanae Vitae y la "teología del cuerpo", desarrollada por Juan Pablo II en 129 intervenciones entre 1979 y 1984, y concluyen “en continuidad con Pablo VI y Juan Pablo II y las enseñanzas de Benedicto XVI, invitamos a los católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a promover y defender la vida y la familia".
Un vacío de 40 años
Para Juan Pacheco, “este impulso de fidelidad a la Humanae Vitae debe trascender el papel impreso. Tiene que haber una vigorosa catequesis sobre el documento en cada parroquia, a nivel de consejeros de parejas casadas. Los obispos deben comprometerse con esta enseñanza, ya que se ha producido un vacío de cuarenta años en su magisterio sobre la cuestión".
El documento se encuentra en http://www.cccb.ca