En Rusia preocupa el declive demográfico, que está provocando que la población disminuya a un ritmo de más de medio millón de personas cada año. Así que promover la familia es un empeño que aúna los esfuerzos del gobierno y de las principales Iglesias. Y, de momento, está dando sus frutos: desde el año 2000 el país ha logrado levantar su índice de natalidad de 9 a 11 nacimientos por mil habitantes. Todo un avance al que hay que añadir el hecho de que se haya reabierto allí el debate sobre el aborto, una práctica que durante la época soviética constituía una forma de planificación familiar prácticamente normal.
Vladimir Putin lanzó ya en 2006 un plan de ayudas a las familias para intentar atajar la crisis demográfica (cfr. Aceprensa 56/06). Y, antes de dejar de ser presidente, declaró 2008 el “Año de la Familia” para todo el país. Esta iniciativa fue respaldada tanto por la Iglesia ortodoxa como por la católica. Ambas confesiones han apoyado también la decisión gubernamental de declarar el día 8 de julio como “Día de la familia, del amor y la fidelidad”. La misma Primera Dama, Svetlana Medvedeva, encabezó el comité organizador.
“La creación de fiestas conmemorativas es una de las iniciativas del país para rediseñar su identidad en la época postsoviética”, explicaba Yonatan Pomrenze, enviado especial de NBC News. Por eso es significativa la fijación de esta festividad, de origen civil, pero apoyada ya por la Iglesia con el patrocinio de los santos medievales Pedro y Febronia, dos esposos cuya vida en pareja es considerada por los creyentes como modelo para los matrimonios.
Ahora falta por ver si la dedicación realmente cuaja y conecta con el sentir popular. No es fácil tarea, teniendo en cuenta la competencia del Día de San Valentín, que en Rusia tiene un notable seguimiento. Pero para los promotores de la nueva onomástica, las dos fiestas tienen matices distintos. “Este es un día festivo que celebra unos valores humanos comunes”, dijo Valentina Petrenko, que preside el comité gubernamental y que insistió en que no se trataba de sustituir otros feriados. Y así lo han entendido los ciudadanos rusos.
Olga Smirnova, directora de una revista especializada en estilos de vida de Moscú, declara: “El Día de San Valentín festeja el enamoramiento. La gente tiene muchos amores, pero sólo una familia. Y esto es una tarea, no un solo sentimiento”.
Como en toda conmemoración, no faltaron en este “Día de la familia, del amor y la fidelidad”, los galardones para las figuras más significativas. Pero en este caso los premiados no fueron parejas ilustres de recién casados. Las medallas fueron para parejas que celebraban en esos días las bodas de plata u oro.
La población rusa actual es de 140 millones, y la esperanza de vida es de 65,9 años, aunque en el caso de los hombres se reduce a 59,2.